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El Baskonia se enfrenta a su proceso de reconstrucción más complicado

¡Houston tenemos un problema! La inesperada salida del capitán Luis Scola a la capital del estado de Texas ha colocado al Baskonia ante su proceso de reconstrucción más duro. Kerejeta ha demostrado gran habilidad en los despachos pero la voraz NBA y los cupos complican la tarea.

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Dicen que el momento en el que se pierde algo es cuando más se valora lo que se tenía y el baskonismo intenta asumir estos días la pérdida de uno de sus referentes más importantes en los últimos años. La capacidad de resarcirse demostrada tras la marcha de jugadores importantes como Laso, Arlauckas, Bennett, Oberto, Tomasevic, Nocioni, Calderón o Macijauskas permiten ver el futuro con cierta esperanza en una nueva jugada maestra de Josean Kerejeta desde los despachos, pero la realidad es terca y no puede esconder que las limitaciones cada vez son mayores.

Era cuestión de tiempo y, como Houston ha puesto el interés que nunca demostró San Antonio, Luis Scola ha terminado dando el salto al otro lado del océano y cumplirá el sueño que ha perseguido desde que cruzó el Atlántico en sentido inverso con sólo 17 años. Los aproximadamente tres millones de euros que la entidad de Zurbano recibirá son una buena compensación, sobre todo teniendo en cuenta que el porteño podría salir gratis el verano que viene, pero se antojan insuficientes en un momento en el que el equipo carece de referentes.

Indefinición

Y es que, aunque hay muchos que esperan que Kerejeta comience a sacar conejos de la chistera esta semana, la indefinición es el adjetivo que mejor define la situación actual del equipo gasteiztarra. Porque al margen de un jugador con una calidad ofensiva insustituible, con la marcha de Scola a Houston el Baskonia pierde a su último gran referente. El propio pívot porteño o la presencia de Ivanovic en el banquillo sostuvieron al equipo ante la salida de sus emergentes figuras, pero la pérdida del capitán llega en un momento sin otro jugador franquicia que coja el testigo y un preocupante vacío en el banquillo, en el que las primeras opciones han vuelto a dar calabazas.

A pesar de la habilidad demostrada en los despachos y en la captación de jóvenes talentos, que ha sido la clave de su crecimiento en los últimos años, el Baskonia vuelve al mercado con serias limitaciones. Pese a que en las canchas se ha codeado de tú a tú con los trasatlánticos continentales, económicamente está a años luz de un CSKA que puede pagar 10 millones de euros a Papaloukas o de un Panathinaikos que aspira a recuperar a Spanoulis, por lo que debe esperar a que estos grandes hagan su selección.

La voracidad de la NBA es otro obstáculo a superar por la secretaría técnica baskonista, no ya sólo porque en pocos años les han robado a Nocioni, Calderón, Macijauskas y Scola, sino porque además los cazatalentos de la liga estadounidense rastrean cada vez con más hambre todos los confines de la tierra, con lo que encontrar una nueva perla con la que alimentarse es cada vez un poco más complicado para Alfredo Salazar.

La política de cupos «seleccionables» es otro freno para un abanderado de la libre circulación como el Baskonia, que también fue precursor en este ámbito con Sherron Mills y los lituanos Timinskas y Stombergas. Con la salida de Scola el Baskonia pierde otro pasaporte -le quedan Prigioni, Vidal y el futuro NBA Splitter- y el kilo de español está tan sobrevalorado como el metro cuadrado en cualquier ciudad o pueblo de Euskal Herria. Con los jugadores de primer nivel prohibitivos, el equipo gasteiztarra necesita al menos un cupo, siempre que la esperada carambola no lleve a soltar a Prigioni a Olympiacos a cambio de otra importante cantidad de dinero con la que jugársela en el selecto mercado interior.

Con estos condicionantes y los lastres de elementos como Maljkovic y Erdogan que el club no quiere y la incógnita de Peker, el Baskonia acude al mercado con varias urgencias y más necesitado que nunca de que su olfato no le falle. Will McDonald, con el pasaporte encargado, parece el elegido para sustituir a Scola, pero a partir de ahí las incógnitas son grandes. Salvo quizá Rakocevic, los últimos fichajes estrella de la entidad de Zurbano -Drobnjak, Jacobsen, Ukic, Peker, Teletovic o Planinic- han estado bastante lejos de lo esperado y, con el mercado europeo tan limitado, una de las claves del éxito puede estar en que Salazar acierte con los descartes de la NBA en las ligas de verano.

Jon ORMAZABAL

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