Las provincias tribales del noroeste declaran la guerra total a Musharraf
Los atentados suicidas contra el Ejército paquistaní en las zonas tribales noroccidentales de Pakistán se han saldado con al menos sesenta muertos en los últimos días. Tras el sangriento asalto a la Mezquita Roja de Islamabad, las tribus de Waziristán Norte han dado por muerto el acuerdo de paz firmado hace un año. La Administración Bush ha mostrado su total apoyo al presidente golpista, Pervez Musharraf, en vísperas de esta guerra total.
GARA |
La campaña de atentados suicidas contra el Ejército paquistaní se ha saldado el pasado fin de semana con un balance de al menos 60 muertos, lo que viene a confirmar que estamos en los prolegómenos de las acciones de represalia tras el sangriento asalto militar contra la Mezquita Roja, en Islamabad.
Paralelamente, las tribus pastunes y talibán de Waziristán Norte, enclave fronterizo con Afganistán, anunciaron ayer el final del acuerdo de paz firmado el año pasado con el Gobierno de Pervez Musharraf. «Firmamos el acuerdo por el bien de nuestro pueblo, pero las fuerzas gubernamentales prosiguen con sus ataques contra los talibán y han matado a un gran número de ellos», anunció la dirección del movimiento islamista de este enclave en un comunicado distribuido en la capital, Miranshah.
Un artefacto explosivo y dos coches-bomba contra un convoy militar paquistaní mataron ayer al menos a 17 militares paquistaníes y a cuatro civiles, según un recuento de la Policía local, que añadió que los dos activistas que conducían los vehículos resultaron muertos. Este suceso ocurrió en el valle himalayo de Swat, en la Provincia Fronteriza del Noroeste. El atentado se saldó con cerca de cuarenta personas heridas.
Siguiendo en esta provincia, 18 personas resultaron muertas y treinta heridas en otro atentado suicida contra un centro de reclutamiento policial en Dera Ismail Jan.
Estos nuevos ataques tienen lugar escasas 24 horas después de que un kamikaze precipitara su coche repleto con explosivos contra un convoy militar en Waziristán Norte, dejando un saldo de 24 soldados muertos.
Ataques de represalia
Fuentes militares paquistaníes reconocieron a regañadientes la relación entre estos atentados y el asalto el miércoles pasado a la Mezquita Roja de Islamabad, que se saldó con la muerte de 86 personas, según el Gobierno, alrededor de 300 según reconocen los servicios secretos y hasta un millar, según el recuento de los islamistas paquistaníes.
«Los militantes de la Mezquita Roja tenían relación con las zonas tribales del noroeste. Por tanto, es posible que haya una relación directa», señaló el general Arshad.
Un comandante talibán identificado como Farhad amenazó el pasado sábado con iniciar una guerra de guerrillas contra el Ejército paquistaní si no retiraba para ayer sus puestos militares en los enclaves tribales.
Qazi Hussain, líder de la principal coalición islamista, Muttahida-e-Amal, anunció que renuncia a su escaño en protesta por el asalto a la Mezquita Roja y el refuerzo del Ejército en la zona tribal fronteriza.
Miles de personas corearon lemas como «Musharraf vete» o «No a la dictadura» en una marcha de apoyo al destituido presidente del Tribunal Supremo, Ifjitar Mohamed Chaudhry, en la ciudad de Lahore.
El Gobierno estadounidense dio su «pleno apoyo» al presidente golpista paquistaní, el general Pervez Musharraf, en su guerra abierta contra las zonas tribales pastunes de la frontera con Afganistán.
El consejero de Seguridad Nacional, Stephen Hadley, constató que «el acuerdo de paz (con los líderes tribales) no ha funcionado. Musharraf lo entiende así y así lo entendemos nosotros y ahora está tomando medidas para asumir el control de la situación», aseguró.
El consejero de Seguridad Nacional no obvió críticas a la gestión por parte de Musharraf de la crisis en torno a estos enclaves, de mayoría pastún y con importantes nexos con los talibán que resisten a la ocupación de Afganistán.
«Es preocupante. Los talibán se están reagrupando y reciben entrenamiento en estas zonas», añadió Hadley.
Pese a calificar de inadecuada y poco efectiva la actuación de Musharraf hasta le fecha, saludó el hecho de que «está haciendo más, porque se lo hemos pedido, y estamos concediéndole nuestro total apoyo» de cara a su nueva estrategia. EEUU no ocultó su malestar por el acuerdo de paz «conciliador» de Musharraf con las tribus.
