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ibiliz ibili Juan Mari Feliu «Kulixka»

Goñiburu Desde el corazón de la selva de Irati

El gran bosque de Irati se está humanizando más de lo esperado, y lo que es peor, sin que se vean soluciones de futuro. Buscar rutas montañeras tranquilas hoy día no es cosa fácil en estos lugares que, por otro lado, «gozan» desde hace años de cierta protección medio ambiental. Sin embargo, dentro de esta sorprendente masa forestal de hayedo-abetal aún se pueden realizar rutas solitarias en plena simbiosis con la naturaleza, como el que se ofrece desde el embalse de Irabia a la larga sierra de Abodi.

Nuestro recorrido es para hacerlo en cualquier época del año, siempre y cuando la climatología sea óptima y en invierno carezca de nieve. En épocas de calores, subir a Goñiburu bajo el paraguas gratificante del hayedo desde el fondo del gran bosque de los Pirineos se convierte en un destino aconsejable.

Desde el embalse de Irabia

El inicio de esta excursión se inicia en el aparcamiento situado junto a la presa del embalse de Irabia, a donde se llega después de nueve kilómetros de pintoresco recorrido desde el barrio de Larraun de Orbaizeta. Tras cruzar la presa del embalse, una vez en la orilla contraria el itinerario continúa por ella. Bajo la penumbra de un denso hayedo, esta primera parte de la excursión se convierte en un paseo, con vistas hacia la otra orilla sobre las montañas de Mozolo y Lizaradoia, entre las que se abre el barranco de Artxilondo.

Por buen camino -prácticamente llano-, y tras varias revueltas, se entra en el prado donde en otros tiempos estuvo la Casa Antxorena. Aquí, dos postes de un antiguo tendido eléctrico nos servirán de referencia para abandonar el camino que sigue en dirección a la Casa Forestal. El itinerario continúa por otro camino que se interna en el hayedo hasta alcanzar al cauce seco de una regata, donde se pierde.

Más arriba, sin dejar de ganar altura, el recorrido alcanza una pista que desemboca por la izquierda en la carretera que va de Otsagabia a las casas rurales de Irati, entre los kilómetros 17 y 18. Hacia la derecha, la pista inicia un continuado descenso hacia el interior del barranco de Jokolla (señales de color rosa). El itinerario continúa ganando altura ligeramente hacia la izquierda bajo la espesura de un hayedo limpio que nos llevará a una loma herbosa, desde donde divisaremos la amplia collada de Tapla.

Hacia la cumbre

Pronto daremos con un amplio camino (señales amarillas) hasta situarnos sobre un profundo barranco. En frente, en los flancos de Idorrokia, podremos observar la cicatriz de la carretera de Otsagabia, que pierde altura hacia el corazón de Irati. En el mismo componente, sin perder altura, hemos de continuar hacia una alambrada que cierra una vaguada herbosa. Sin abandonarla, estaremos poco más tarde en la cumbre de Goñiburu, dominante a nuestra derecha (O.)

Su redondeada y herbosa cumbre nos ofrecerá una amplia panorámica, especialmente abierta al mar verde de Irati y el conjunto de montañas que rodea el gran bosque de los Pirineos presidido por el picudo Ori. En sus extremos occidentales, la vista se pierde hasta las montañas de Kintoa y Belate, y en el contrario oriental, en la crestería del entronque pirenaico vasco-bearno-aragonés, hasta las montañas de Echo.

El regreso lo haremos descendiendo a la vaguada del tramo final situada entre los Goñiburu para, una vez pasada la alambrada, continuar el descenso por los flancos del Goñiburu txiki por un camino señalizado de marcas amarillas hasta situarnos sobre un resalte (cruz amarilla). Finalizado el camino, le sigue una senda que discurre por el borde de una inclinada pendiente hasta salir a un cruce, donde un «tirabide» nos permitirá bajar hasta salir a la pista que enlaza con la carretera de Otsagabia, donde coincidiremos con el itinerario de subida.

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