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NOVENA ETAPA Alpes

El Galibier confirma la primera criba entre los favoritos

Juan Mauricio Soler se impuso en Briançon, por delante de un reducido grupo de hombres fuertes, en el que no se encontraba Alexandre Vinokourov, reventado en la dura ascensión a Galibier

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Amaia U. LASAGABASTER | BILBO

Decisivos, aunque no definitivos. Así se presentaban los Alpes y así han resultado. El Tour sigue sin vencedor, pero las tres jornadas alpinas y, sobre todo, la vibrante ascensión al Galibier que protagonizaron ayer los corredores, han realizado la criba aparentemente definitiva entre los favoritos.

Apenas queda en cabeza una decena de corredores -salvo que se produzca una campanada, algo que tampoco acaba de descartar nadie-, en la que no se cuenta Alexandre Vinokourov. El kazajo parecía el único favorito realmente claro dentro del abanico con que partía el Tour, pero la caída que sufría camino de Compiègne le ha apartado del camino al podio de Paris. No tanto por el minuto largo que perdió esa jornada, sino por las secuelas de la caída, que le han hecho perder otros siete entre Tignes y Briançon.

Y éso que la mayoría de sus rivales se comportaron el domingo. No así ayer, cuando los ataques de, sobre todo, Alejandro Valverde y Alberto Contador reventaron el numeroso grupo que comenzaba la ascensión a Galibier. Apenas una decena de ciclistas fue capaz de aguantar los hachazos con lo que, el panorama, a falta de las dos contrarrelojes y las duras jornadas pirenaicas, empieza a aclararse.

Y lo hace con dos euskaldunes en posiciones de cabeza: Iban Mayo, que ayer aguantó con los gallos pese a que no fue, aparentemente, su mejor día y que sale de los Alpes en la tercera plaza de la general; y Mikel Astarloza, presente en la escapada del día, lo que también le permitió, a la postre, llegar a Briançon en el grupo cabecero.

El corredor de Euskaltel-Euskadi fue uno de los protagonistas de una carrera que empezó a moverse pronto. Tras unos primeros escarceos a cargo de Arrieta, Landaluze o el propio Soler, fue Yaroslav Popovycch el que consiguió marcharse definitivamente del pelotón, para superar en solitario el Iseran, techo de este Tour con sus 2.770 metros. Su compañero Vladimir Gusev, Mikel Astarloza, José Iván Gutiérrez, Stef Clément y Benoit Vaugrénard le cazaron en el descenso, formando un sexteto con posibles..., si lo hubieran permitido por detrás.

Cosa que no sucedió. Rabobank, con la colaboración de Saunier, no permitió que creciera en exceso la ventaja de los fugados, entre los que Astarloza demostró su valentía al marcharse en solitario para coronar el Télégraphe en solitario.

Pero la aventura estaba condenada. Más aún viendo cómo se desarrollaron las cosas camino del Galibier, con muchas piernas y más ganas de pelear, tanto por la victoria de etapa como por la general. Entre los primeros, Juan Mauricio Soler lanzó el ataque definitivo para cazar los restos de la fuga y pasar por la cima del Galibier con dos minutos de ventaja sobre sus perseguidores.

Valverde se mueve

Entre los gallos, fue Valverde el que desenterró el hacha de guerra, viendo que Vinokourov seguía sin recuperarse y que Moreau no parecía el de Tignes. Todo lo que se guardó el murciano el domingo lo enseñó ayer, con un par de ataques a los que a duras penas pudo seguir una docena de corredores.

Pero al líder -ahora ya único- de Caisse d'Epargne le salió un rival con aún más chispa. Un Alberto Contador, decidido a convertirse en la gran revelación de la prueba, y al que sólo Cadel Evans pudo seguir unos metros.

A punto estuvo el madrileño de hacer saltar la banca, al enlazar con Popovych bajo la misma pancarta del puerto, pero el trabajo del ucraniano no fue suficiente y, en el largo descenso a Briançon, los supervivientes del Galibier -incluyendo a Mikel Astarloza, resistiendo aún tras la fuga- formaron grupo. Un descenso en el que todavía hubo lugar a la sorpresa, ya que la desconcertante actitud de Cobo -que se ganó la bronca de Matxin-, Mayo, Klöden o Sastre, entre otros, estuvo a punto de dejarle descolgados.

Reaccionaron a tiempo y ya sólo el empinado último kilómetro permitió establecer mínimas diferencias. Medio minuto antes había llegado Juan Mauricio Soler. El joven corredor colombiano, que apenas contaba con un triunfo de segundo orden en su palmarés, reedita el triunfo de Santi Botero en Briançon en 2000 y da por buena la invitación a Barloworld.

Vinokourov vive una «pesadilla», pero los directores no descartan todavía a nadie

Con más de cien kilómetros contrarreloj y tres durísimas jornadas pirenaicas por delante, directores y favoritos prefieren no hablar más de la cuenta y no descartan todavía a nadie en la pelea por la victoria final.

Ni siquiera a Alexandre Vinokourov, el gran perjudicado en la primera mitad de este Tour, tras una caída cuyas consecuencias ha pagado en las dos jornadas de alta montaña. Lo cierto es que el propio corredor tampoco acaba de arrojar la toalla, pese a los ocho minutos que le separan de Michael Rasmussen y la «pesadilla» que ha vivido estos últimos días. «Ha sido una jornada muy difícil -admitía ayer en Briançon-. Me he mantenido bien en el Télégraphe, pero en el ascenso al Galibier me dolía por todas partes».

El kazajo se resignaba pensando que «he hecho todo lo que he podido y el equipo ha vuelto a trabajar muy bien para intentar que perdiese el menor tiempo posible respecto a los mejores. Pero lo cierto es que ha sido otro día de pesadilla para mí».

¿Tanto como para descartarle para el triunfo en París? En principio sí, no sólo por su desventaja respecto al líder, sino porque entre los dos, y también con buenas rentas, se encuentra otra decena de corredores de garantías.

Pero lo cierto es que en este Tour no hay quien se fíe ni de su sombra. José Luis Jaimerena reconocía ayer que «la clasificación se va definiendo» pero cree que «las diferencias no son todavía lo suficientemente amplias y no sabemos lo que nos va a deparar la situación de carrera». En opinión del director navarro, «este Tour está siendo muy especial y cualquier día tenemos una voltereta con una escapada».

Una opción que incluso contempla para uno de sus corredores, Oscar Pereiro, retrasado ahora en la general. «No creo que le dejen -admitió-, pero hay corredores como él, capaces de hacerlo, y no creo que la carrera esté como para que el equipo del líder, sea el que sea, la pueda controlar en solitario».

Gorka Gerrikagoitia también cree que el Tour «sigue muy abierto. En cualquier momento puede haber una escapada y darle la vuelta a todo», asegura.

El director de Euskaltel-Euskadi, por otra parte, se mostró muy orgulloso con el trabajo realizado ayer por Mikel Astarloza. «Ha hecho un etapón -destacó-. No ha podido ganar, era muy difícil, pero ahí ha estado». En este sentido, Gerrikagoitia destacaba que «los triunfos te dan satisfacción, pero también la actitud de los corredores». Algo que no está faltando en la escuadra naranja y que, según su director, tampoco va a faltar. «Lo seguiremos intentando», prometió.

GARA

Soler cumplió «uno de mis sueños más grandes»

24 años, primera participación en el Tour y victoria en una etapa alpina. No es de extrañar que Mauricio Soler se mostrase exhultante tras cruzar la meta de Briançon.

«Correr un Tour ya era un sueño -confesó el ciclista de Barloworld-, ganar una etapa es todavía más. No pensé que lo lograría tan pronto, es una victoria caída del cielo». Soler explicó que «he atacado como un loco, sólo pensaba en llegar a la meta y cumplir uno de los sueños más grandes de mi vida»

Pese a haberse impuesto en una jornada de alta montaña y reconocer que «tengo como ídolos a Lucho (Herrera) y Fabio (Parra», el colombiano dejó claro que «al que más he admirado ha sido a Miguel Indurain, siempre he querido parecerme a él», confesó

Soler, procedente de una humilde familia campesina, empezó a correr a los 16 años. «En mi primera carrera le saqué dos vueltas al segundo», explicó, y no tardó demasiado en dar el salto a profesionales de la mano de Orbitel, para pasar después al Acqua&Sapone y fichar esta temporada por Barloworld. Su único triunfo hasta ayer pasaba por el Circuito de Lorraine en 2005.

GARA

Los «vampiros» visitaron ayer a otros tres equipos

Los «vampiros» han estado de lo más activos en los Alpes. Tras la visita sorpresa del lunes a siete equipos, otros tres (Lampre, Crédit Agricole y Rabobank) se sometieron ayer a los controles sanguíneos de la UCI. Todos los ciclistas controlados fueron declarados aptos y pudieron tomar la salida.

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