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Aitor Pescador Historiador

«Purasland»

Señor Puras, para llegar a esas conclusiones no hace falta la democracia, se reparten ustedes el pastel desde un inicio y los del pueblo llano ni nos molestamos en votar. Resulta un verdadero enojo que un político tome por idiota a toda la sociedad

Como era de esperar, y de temer, nada ha cambiado en la viña del señor. La Navarra oficial sigue siendo la del señor Sanz y su frase: «de tres días me sobran dos para conseguir un acuerdo» (y luego dicen que los de Bilbao somos chulos), la de la señora alcaldesa de Iruñea que se autoconcede el honor de lanzar por segunda vez el chupinazo de San Fermín (lo que nos da a entender que la alcaldesa tiene ciertos gustos pre-democráticos) y la de un obispo calzado con el tricornio pidiendo el voto para la Falange y terriblemente ofendido por una caricatura. Bueno, algo ha cambiado, ahora... ¡tenemos a Puras!

Maiorga Ramírez decía que Puras es el personaje político más original de los últimos tiempos. Supongo que lo decía con toda la ironía del mundo porque poco tiene Puras de original ya que se trata de un «condecito de Lerín» más. A mí me recuerda en ciertos aspectos a un político argentino llamado Fernando de la Rúa, aunque al menos éste llegó a ser presidente. Yo tuve la fortuna, o la desgracia, de vivir en primera persona los dos años de ese Gobierno y por ello hablo con cierto conocimiento. De la Rúa fue un personaje extraño, aglutinaba la esperanza de muchísimos argentinos hartos del personalista y caciquil de Carlos Menem. Como consecuencia varios partidos formaron lo que se denominó como «La Alianza», un conglomerado cuya principal finalidad fue acabar con el menemismo. Sin embargo, y pese al buen grupo de políticos que lo rodeaban, De la Rúa siempre mostró ser un «sangre de nabo», un soso con un discurso hueco y que aburría a las ovejas. El mismo protagonizó un spot publicitario para la campaña electoral de 1999 en el que soltaba con toda naturalidad uno de sus lemas: «Dicen que soy aburrido». Puras en estado puro, y perdón por el juego de purezas.

Puras, al igual que De la Rúa, aburre, es sectario (tuvo la valentía de decir que la presidencia del Parlamento no se le podía dar a un nacionalista porque son minoritarios en Navarra) y surrealista (sólo así puede definirse el querer quedarse con la mayoría de las consejerías siendo el tercer partido en las elecciones).

En realidad, la jugada del PSOE y de Puras, no sé si del PSN, ha sido de lo más burda. Primero se cargaron a la izquierda abertzale al estilo Padrón, en unos sitios sí y en otros non, con la sana intención de provocar jaleo en aquellos ayuntamientos que sabía no podía conseguir (ejemplo, Iruñea). Luego, les bastó con ver que NaBai sacrificaba parte de sus principios programáticos si con ello se conseguía cambiar el gobierno de Navarra para exigir el oro y el moro. Debo decir que el día que el PSN entregó en bandeja la Alcaldía de Pamplona a la innombrable fui de los primeros en pensar que el pacto con el PSN debía darse por finiquitado. Por fortuna para NaBai ni soy político ni estoy dentro de sus cuadros orgánicos, porque no me cabe la menor duda de que aquel mismo día mis críticas hacia el PSN hubiesen supuesto una terrible molestia para quienes han creído en la negociación hasta el final. Del mismo modo puedo decir que no me hubiese mordido la lengua tras la estafa del Parlamento. Ese día mucha gente se dio cuenta de que el PSN iba a «pillar cacho» en todo lo que pudiese y que lo de un gobierno de progreso quedaba para las hemerotecas. No critiqué entonces la actitud de NaBai por respeto a quienes todavía creían que se podía negociar con el PSN, pero en esta vida no puedes tragarte todo lo que te ponen delante.

Por último, llegó la jugada maestra aunque nada innovadora de dejarlo todo para después de los sanfermines. Fechas muy adecuadas para hacer «pirulas políticas». Así, con la calle desierta y con cuarenta grados, poca gente iba a ser la que se diese cuenta de la jugada de Puras. Sin embargo, lo mejor de estos días ha sido ese planteamiento de Puras del gobierno de los Teletubbies donde entrarían todas las sensibilidades y colores.

Señor Puras, para llegar a esas conclusiones no hace falta la democracia, se reparten ustedes el pastel desde un inicio y los del pueblo llano ni nos molestamos en votar. Resulta un verdadero enojo que un político tome por idiota a toda una sociedad. Y uno se pregunta cómo puede tener Puras la jeta, porque ya no es ni cara dura, de exigir un gobierno donde participen miembros afines a UPN cuando este partido está ofreciendo un gobierno de concentración excluyendo a NaBai. Es decir, para Puras el que excluye a los demás debe ser incluido en el gobierno. Por cierto, ¿hace falta decirle al señor Puras por dónde se ha estado pasando UPN en los últimos años la convivencia y el respeto a los que piensan diferente?

Quedan otros cuatro años de Sanz, la innombrable y Puras. Lo peor es que la gente se va a acostumbrar, va a olvidar lo que el PSN ha hecho y en las próximas elecciones seguiremos igual. Ojalá el tiempo me quite la razón.

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