Cuando en el reloj marcaban las 18.00 en punto de la tarde, desde la casa consistorial de Irurtzun se dio inicio a las fiestas patronales de la localidad. La encargada de ello fue la edil de la coalición Nafarroa Bai Arrate Zabalo.

Antes del esperado momento, la principal protagonista se mostraba nerviosa, paseando de un lado para otro de la sala en que se encontraba. Pero no era la única, ya que el resto de personas que la acompañaban también parecían inquietos: colocando los pañuelos en el cuello, abriendo las botellas de champán una tras otra, encendiendo un «purico» -aun sabiendo que no se debe fumar en el consistorio- bajo el pretexto de que iba a ser usado para prender el cohete anunciador de las fiestas, etcétera.

Mientras, tampoco en la plaza que se encuentra a los pies del Ayuntamiento reinaba la tranquilidad y el sosiego. En pocos minutos se duplicó el número de personas reunidas en la misma, y los cabezudos y zaldikos -entre estos últimos había, además, un peculiar dragón- alborotaban ya a grandes y pequeños, mientras los gigantes de la localidad hacían acto de presencia en la plaza anunciando los bailes y vueltas que darían después del chupinazo.

Como no puede ser de otra manera, en este inicio festivo también las denuncias tuvieron un lugar destacado, y ya no sólo en la plaza, sino que a lo largo y ancho del pueblo. El tema central de todas ellas, el Tren de Alta Velocidad, el cual está previsto pase por la vecina localidad de Izurdiaga y que afecte directamente también a Irurtzun. En la misma Plaza Consistorial se contabilizaban cuatro carteles alusivos a la gran infraestructura y en el resto del pueblo también eran numerosas las alusiones a la misma.

«Gora Irurtzungo jaiak!»

Tras los nervios previos, a las 18.00 en punto la chupinera salió al balcón y bajo los gritos de «Gora Irurtzungo Jaiak!-¡Aupa las fiestas de Irurtzun!» prendió la mecha del cohete anunciador. En los últimos años, el inicio festivo de Irurtzun no ha destacado por ser precisamente el más limpio de todos, pero en esta ocasión, no ayudó a incrementar esa fama. Salvo algunos jóvenes que no pudieron aguantar a la tentación de tener una botella de champán en las manos y que la descorcharon antes de tiempo duchando a todo el que pillaron a su alrededor, la única incidencia destacable fue el impacto de un único huevo contra el balcón de la casa consistorial. Pero salvo a Uxue -una pequeña niña que se llevó un buen susto- y algún fotógrafo, no pilló desprevenido a nadie.

De ese modo, Irurtzun se sumergió en la fiesta que durante los próximos seis días inundará la localidad de música, bailes, juegos, pelota, deporte rural, y diversas actuaciones.