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Elecciones en Turquía

Los derechos humanos, los grandes olvidados

Turquía decide mañana si revalida al Gobierno del islamista moderado AKP y profundiza en las reformas iniciadas hace cinco años con vistas al ingreso en la Unión Europea. Con los poderes fácticos -el Ejército- y sus sucursales políticas al acecho, los derechos humanos, individuales y colectivos -sin olvidar los del pueblo kurdo- son los grandes olvidados de los comicios.

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Laia ALTARRIBA i PIGUILLEM

Diyarbakir

El AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), con el primer ministro, Recep Tayip Erdogan, a la cabeza, ha centrado la campaña en sus logros económicos, que han sacado al país de la crisis en la que se sumió a principios de esta década, y, además, ha lanzado una propuesta de reforma de la Constitución para limitar los poderes del presidente y de los militares y acercarse, de esta manera, a los estándares europeos.

Por su parte, el CHP (Partido Republicano de Pueblo) ha intentado sacar partido de su principal baza, el todopoderoso Ejército turco, así que buena parte de la campaña la ha centrado en pedir una operación a gran escala que cruce la frontera con Irak y ataque las bases que el PKK tiene en Kurdistán Sur. En Estambul no descartan que finalmente el AKP acceda y antes del día de las elecciones las tropas turcas inicien un gran ataque contra la guerrilla kurda. Además, el CHP también ha movilizado a su electorado para reivindicar la laicidad de la República fundada en 1923 por Kemal Ataturk y denunciar el carácter islamista del AKP.

Frente a las acusaciones de intentar implementar una agenda oculta islamizadora, el partido de Erdogan asegura que mantiene su compromiso con la secularidad del Estado y se presenta como un partido homologable a las democracias cristianas europeas, pero en versión islam. Parece que los partidos conservadores europeos también lo ven así, pues desde 2005 es miembro del Partido Popular Europeo en calidad de observador.

Más allá de estos temas, hay otras cuestiones pendientes de resolver que han sido olvidadas durante la campaña por los grandes partidos: la necesaria protección de los derechos humanos (las asociaciones civiles denuncian que la vulneración de éstos es sistemática en Turquía y que quienes los come- ten continúan disfrutando de gran impunidad), el reconocimiento de los derechos para el pueblo kurdo, la igualdad para las mujeres (por ejemplo, si un hombre pega a su mujer por la calle la Policía no le puede decir nada) o mejoras para los trabajadores. Ninguno de los partidos con posibilidades de formar Gobierno contempla estas cuestiones en su programa.

El AKP se presentó por primera vez a las elecciones turcas en 2002, y logró unos resultados sorprendentes: el 34% del electorado le confió sus votos, hito que el sistema electoral tradujo en 351 escaños, la mayoría absoluta del Parlamento. Esta victoria se explica en gran parte porque el país atravesaba una grave crisis económica.

El descrédito de los partidos que entonces estaban en la Gran Asamblea turca condujo a una parte importante de los votantes a apoyar a un nuevo partido, surgido de la nueva clase empresarial de Anatolia sin tantas vinculaciones con el Ejército como el resto de formaciones políticas.

Balance económico del Gobierno

Ciertamente, durante los cinco años en los que el AKP ha estado en el Gobierno turco, el país ha salido del bache y ha aplicado gran parte de los cambios que le pide la Unión Europea. Un ejemplo del éxito de su política económica lo muestran los datos de la inflación: si en 2002 era del 44,9%, en el primer quatrimestre de 2007 ha sido del 10,86%. Y la tasa de crecimiento ha pasado del -9,5% anual de 2001 al 7,8% de 2006.

Pero el balance no es el mismo para todo el país. Sevgi Goyçe es secretaria para la Mujer del sindicato KESK, un sindicato del sector público que cuenta con 300.000 afiliados. Goyçe describe la situación de precariedad que viven gran parte de los trabajadores en el Estado turco: «La mitad de la población trabaja de manera irregular, y de los que tienen contrato, el 18% no tiene ninguna cobertura social».

El KESK también denuncia que los trabajadores públicos no tienen derecho a hacer huelga ni a negociar convenios colectivos. Si bien explica que la posibilidad de entrar en la Unión Europea ha supuesto algunos cambios legales de reconocimiento de más derechos individuales, Goyçe considera que son los derechos colectivos los que permiten una mejora en la vida de la población, y Europa no presiona para que se avance en este aspecto. Además, Goyçe advierte de que si el AKP sale vencedor mañana, aplicará un paquete de medidas privatizadoras en sectores como la sanidad y la educación que empeorarán más la situación de la clase trabajadora en Turquía. Por eso, añade: «Gane el AKP o el CHP, no habrá cambios positivos reales para la gente trabajadora, pues todos los partidos aceptan la agenda neoliberal».

Barrera del 10%

Actualmente, la Gran Asamblea turca es prácticamente bicolor, a pesar que en 2002 se presentó un amplio espectro de partidos. La razón que dificulta la entrada de las formaciones políticas es el 10% exigido sobre el total de votos en Turquía para que los apoyos conseguidos en cada provincia se conviertan en diputados. Así pues, si un partido consigue la mayoría de los votos en una provincia pero no llega al 10% en el conjunto del Estado, se queda sin ningún diputado.

Las encuestas dan la victoria mañana al AKP con alrededor de un 40% de los votos. Por detrás le sigue el CHP, a más de diez puntos de distancia. La novedad podría ser la entrada de un tercer partido en el hemiciclo, el ultranacionalista MHP. Este partido se ha caracterizado por su carácter racista y, durante la campaña, líderes del MHP han pedido en sus mítines que el Gobierno ejecute al líder kurdo Abdullah Ocalan, encarcelado desde 1999.

Quienes no tienen posibilidades de entrar en el Parlamento son las formaciones socialistas y comunistas. Por esto, algunas de ellas han decidido presentar candidatos independientes en las grandes ciudades y es previsible que alguno consiga un escaño.

Es la misma estrategia que sigue el movimiento de liberación kurdo. Actualmente su marca electoral es el DTP (Partido de la Sociedad Democrática), pero en previsión de quedarse a las puertas de la Gran Asamblea, ha decidido presentar candidatos independientes, tanto en las provincias de Kurdistán como en las grandes ciudades turcas a la que emigraron cientos de miles de kurdos.

Para dificultar su elección, el Gobierno ha decidido que los nombres de todos los candidatos independientes de una provincia estén en la misma papeleta (los kurdos acusan el Estado de crear muchos candidatos independientes para aumentar la confusión) y que los electores tengan que marcar al que votan. Antes, cada candidato tenía su papeleta. Muchas mujeres kurdas son analfabetas, así que les será muy difícil encontrar a su candidato en las papeletas. Estos días, representantes del DTP se han desplazado por todas las localidades y barrios donde se presentan candidatos kurdos para enseñar a la población a votar.

Si logran los treinta escaños previstos constituirán un grupo propio en el Parlamento. Esta posibilidad ha generado grandes expectativas entre la población kurda, que espera que su presencia permita visibilizar sus problemas y posibilite hablar abiertamente del conflicto que vive su pueblo, lo que considera imprescindible para ponerlo en vías de solución.

Ankara cierra un periódico kurdo por utilizar el término «guerrillero»

Una orden administrativa obligó al periódico kurdo «Gündem» a cerrar su redacción y no imprimir ningún ejemplar durante quince días. El motivo esgrimido para el cierre es la utilización del término «guerrillero» para referirse a un militante del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Nuri Firat, jefe de redacción de «Gündem», explica que esta situación no es nueva, pues constantemente les cierran temporalmente, aunque los últimos meses los cierres sólo han durado un día.

«El problema principal es escribir sobre los enfrentamientos armados en el Kurdistán», señala Firat. «Normalmente después de publicar una noticia que no gusta al Estado turco recibimos una notificación que nos impide salir el día siguiente», relata.

«Gündem» es un periódico kurdo, pero está escrito en turco y vende diariamente 20.000 ejemplares en Estambul y Kurdistán. Salió a la calle en 1991 con el nombre de «Ülke» y, desde entonces, ha tenido que emplear diecisiete cabeceras diferentes porque las autoridades turcas las han ido cerrando una tras otra.

Además de las dificultades legales y administrativas que tiene que afrontar, la violencia también ha obstaculizado la tarea de «Gündem»: veinticinco periodistas y vendedores del periódico han muerto o desaparecido, y en 1994 una bomba destrozó su sede de Estambul. No ha habido ningún condenado en relación a estos hechos y, por este motivo, el periódico kurdo ha llevado estos casos ante la Corte Europea de los Derechos Humanos.

El cierre durante 15 días ha supuesto una nueva restricción para el movimiento de liberación kurdo en plena campaña electoral, pues es uno de los pocos medios que da voz a sus reivindicaciones. De ahí que hayan sacado otra cabecera provisional, «Güncel», para estos quince días. L.A.P

40%

de votos

Las encuestas dan un 40% de votos a la formación islamista moderada y hasta ahora gobernante AKP, más de diez puntos por encima de la oposición kemalista del CHP. Los ultras del MHP estarán en el hemiciclo.

El final de campaña de los candidatos kurdos vaticina buenos resultados para el domingo

Cien mil personas, según los organizadores, acudieron el miércoles al acto de cierre de campaña electoral de los candidatos kurdos independientes en la capital de Kurdistán Norte, Diyarbakir. El mensaje de quienes subieron al escenario fue común: serán la voz de la lucha del pueblo kurdo en la Gran Asamblea de Ankara, de la lucha del pueblo kurdo por sus derechos y trabajarán para lograr la democratización de Turquía y la paz para Kurdistán.

Todos los que hablaron en el escenario se mostraron convencidos, ante la marea humana reunida, de que Diyarbakir logrará llevar los cuatro candidatos independientes que presenta a la Gran Asamblea.

Selahatin Demirtas, abogado y defensor de los derechos humanos, es uno de ellos. Durante su intervención, aseguró que ellos no son sólo kurdos durante la campaña, sino que también lo serán en el Parlamento turco. Esta declaración no es gratuita, ya que en la Gran Asamblea de Ankara hay muchos diputados kurdos encuadrados en formaciones políticas de ámbito estatal que en el transcurso de la campaña electoral realizan algunas intervenciones en lengua kurda o hablan de defender los derechos de este pueblo, pero que una vez que ocupan sus escaños se olvidan de todas sus promesas.

El hecho de que los candidatos independientes que tienen el apoyo del Partido de la Sociedad Democrática (DTP) sean personas que han destacado por su labor en defensa de los derechos humanos y que, en algunos casos, hayan sufrido la represión en carne propia es, para los votantes, una garantía de su firme compromiso.

A la cita del miércoles no quisieron faltar, además de los candidatos por esta provincia, diversas personalidades que son una referencia del movimiento de liberación kurdo, como es el caso de Leyla Zana. Esta luchadora por los derechos humanos consiguió acceder al Parlamento turco en 1991, pero fue expulsada de esta institución y encarcelada durante diez años por haber expresado en lengua kurda, durante la toma de posesión de su cargo de diputada, su deseo de hermanamiento entre los pueblos kurdo y turco.

Las expectativas generadas por la posibilidad de que los representantes del pueblo kurdo puedan llegar a formar un grupo parlamentario propio en Ankara son enormes, puesto que para muchos ciudadanos el hecho de poder hablar de los problemas de este pueblo es ya un primer paso de cara a empezar a solucionarlos.

Durante las intervenciones políticas en el acto final de campaña, los candidatos hicieron hincapié en las principales cuestiones que se comprometen a llevar a la Cámara turca: La cooficialidad de la lengua kurda en las provincias de Kurdistán, la respuesta efectiva para que los tres millones y medio de personas expulsadas de sus pueblos por el Ejército turco en los años 90 del siglo pasado puedan regresar a sus casas y la investigación de las vulneraciones de los derechos humanos cometidas por los cuerpos de seguridad del Estado.

Miles de personas abarrotaron las calles del centro de la ciudad, donde se celebraba el mitin, y las impregnaron de color púrpura, el que identifica a los candidatos kurdos, puesto que el verde, amarillo y rojo de la bandera kurda están prohibidos. Sin embargo, a pesar de la prohibición, algunas personas hicieron ondear pañuelos con los colores prohibidos y también mostraron retratos del líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) encarcelado, Abdullah Ocalan. Actitud que se ha repetido esta última semana en los distintos actos de campaña que se han sucedido por toda la geografía de Kurdistán Norte, así como en las grandes ciudades turcas, donde viven los miles de kurdos que tuvieron que huir de sus aldeas por no querer colaborar con el Ejército en su lucha contra el PKK.

A pesar del amplio despliegue policial y del inevitable paso de los aviones militares turcos que a diario surcan el cielo de Diyarbakir y que no quisieron perderse la cita del miércoles, sólo se produjo alguna carrera cuando los miles de manifestantes ya se retiraban a sus casas. L. ALTARRIBA i PIGUILLEM

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