Txisko Fernández Periodista
¿El progreso no es más que ir deprisa?
Desde la ventana de casa veo una zona de monte a punto de desaparecer a paladas. Desde la ventana de la oficina cuento una, dos, tres... hasta diez grúas levantando ladrillos. En el pueblo más pequeño del valle se han construido un par de edificios en los últimos años; en los más grandes, barrios enteros. Cualquier día de éstos, me advierten, notaré que el suelo tiembla bajo mis piés cuando me siente en una terraza de la plaza, y su origen no será otro que las obras de un túnel proyectado para que un tren atraviese a toda pastilla nuestro país camino de no se sabe dónde. Deprisa, deprisa.
Nos están cambiando el entorno, el natural y el ya urbanizado, tan deprisa que pronto nuestros recuerdos no tendrán a dónde aferrarse. ¿En qué esquina estaba el lavadero del pueblo? ¿por dónde pasaba el río antes de que lo cubrieran? ¿no estaba en esta calle el molino? ¿en qué parte de esta urbanización estaba aquella fábrica en la que trabajan más de doscientas personas? ¿y el viejo ayuntamiento? Preguntas que cada vez requieren más tiempo para encontrar respuestas. Y no hay que retroceder a principios del siglo XX, sino tan sólo un par de décadas atrás. El tiempo no tiene prisa. El reloj sí.
Claro que todo tiene su explicación: dejáte de chorradas melacónlicas, el progreso es así. ¿Qué progreso? Si hace miles de años ya había quien viajaba desde la Europa atlántica hasta el confín del Oriente, e incluso regresaba para contar qué había visto en su largo, pero no eterno, periplo; y lo hacían sin subirse a un avión ni en un tren de alta velocidad. Si ya hace más de quinientos años que la globalización económica estaba inventada (por las Indias Orientales pasaban mercaderes venecianos, flamencos o castellanos, que hacían transacciones comerciales con sus colegas chinos o japoneses, con indios y árabes, y comerciaban con esclavos africanos o ceilandeses).
Lo hacían más despacio. Ahora todo va más deprisa. Más grúas. Más deprisa. Más velocidad. Más deprisa. Más progreso. Más deprisa. Menos recuerdos. Más deprisa. Más, más...