Al menos treinta personas podrían haber muerto y ochenta más resultaron heridas, muchas en estado crítico, como consecuencia del derrumbe en Minneapolis de un puente que cruza el río Mississippi, una de las principales conexiones viales de la ciudad. Los últimos datos confirmaban el fallecimiento de cuatro personas, aunque en un principio el número de víctimas mortales se había establecido en nueve, pero entre veinte y treinta más permanecían aún desaparecidos horas después del accidente, por lo que no se descar- taba que la cifra de fallecidos aumentara.

El puente de la autopista interestatal 35, que se encontraba en obras, se hundió sobre las 6 de la tarde (las 12 de la noche en Euskal Herria), en el momento de mayor tráfico al coincidir con la salida del trabajo y los vehículos se precipitaron al río desde una altura de veinte metros. Había sido construido en 1967 y por él circulaban diariamente 200.000 vehículos.

La Policía de Minneapolis informó del hallazgo de «varios cuerpos» atrapados entre los restos del puente, incluido un individuo que habló con los agentes de rescate y se despidió de su familia antes de morir. Tim Dolan, jefe policial de la ciudad, manifestó que los equipos de rescate no esperan encontrar supervivientes entre las treintena de desaparecidos -estimación efectuada a partir del número de vehículos que se encontraban sobre el puente cuando ocurrió el accidente-, por lo que indicó que las operaciones de búsqueda de supervivientes se ralentizarán para garantizar la seguridad del personal que forma parte del operativo, que se mantendrá durante tres días, según agregó Dolan.

Para el jefe de bomberos, Jim Clack, «ya no se trata de una operación de rescate, sino de recuperación de cuerpos».

En el momento del derrumbe decenas de vehículos cruzaban el puente y, al caer la noche, entre treinta y cincuenta permanecían hundidos, según la Guardia Costera. El trabajo en el agua fue suspendido a medianoche por estimarse peligrosa la inmersión en la oscuridad entre los automóviles, el hormigón y los hierros hundidos. Estos elementos extraños convirtieron la corriente del río en «bastante impredecible», según indicó el jefe de Policía del Condado de Hennepin, Richard Stanek, lo que impidió a los buzos acceder a ciertas zonas.

Poca seguridad

Un informe realizado por el Departamento estadounidense de Transportes apunta a problemas estructurales como causa del accidente. Desde el primer momento se descartó un atentado «terrorista», ya que, según indicó el Departamento de Seguridad Interior, «los informes preliminares indican que puede haberse debido a problemas de construcción o ingeniería».

Las últimas inspecciones se le realizaron entre 2005 y 2006 y debía ser examinado de nuevo en setiembre, aunque se descartó su renovación o sustitución hasta 2020. Sin embargo, el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, reveló que en ese mismo informe se alertaba de que el viaducto presentaba problemas estructurales.

Señaló que en una escala de 120 puntos para medir su seguridad, éste sólo alcanzó 50, la misma puntuación que han recibido entre 70.000 y 80.000 puentes en EEUU, aunque afirmó que eso no quiere decir que presentara «riesgo de derrumbe». No obstante, Snow consideró al Estado responsable de tomar las medidas correctivas pertinentes en caso de constatarse deficiencias.