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EL PSOE ENTREGA A UPN EL GOBIERNO NAVARRO

PSN, 25 años de la mano de UPN por y para la partición

El PSN dará el Gobierno navarro a UPN para evitar ensayar cualquier otra fórmula que pudiera contribuir a normalizar las relaciones con el resto de territorios vascos. Otro tanto ocurrió en 1996, cuando dejó vía libre a Miguel Sanz para que frenara el incipiente órgano de encuentro Iruñea-Lakua. En realidad, aquel acuerdo de 1995 fue la única excepción en la trayectoria de un partido de sólo 25 años surgido por y para la partición territorial.

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Ramón SOLA

La decisión de la Ejecutiva Federal del PSOE de dar el Gobierno navarro a UPN para evitar fórmulas conjuntas con partidos abertzales ha vuelto a poner en el ojo del huracán al PSN, cuya dirección anuncia que acatará la decisión. Lo ocurrido no supone ninguna excepción en la trayectoria del partido, sino un eslabón más en una cadena de actuaciones siempre dirigidas a ahondar la distancia entre los territorios vascos. El PSN, de hecho, fue creado hace sólo un cuarto de siglo para este objetivo. Estos son doce capítulos significativos de su historia:

1977: Los navarros, en Gernika

La imagen de Gabriel Urralburu en la Casa de Juntas de Gernika o su fotografía junto a Manuel de Irujo ante un gran mapa de Euskal Herria ilustran la manera en que los socialistas navarros reaparecieron públicamente tras la muerte de Franco. Los dos lí- deres indudables de este sector -Urralburu y Víctor Manuel Arbeloa- hacen entonces votos por la reagrupación de todos los territorios vascos, pero pronto vendría un giro radical. La historia oficial del PSN, escrita por el ex consejero de Urralburu José Antonio Asiain y recogida en la web del PSN, asegura que fue justo al revés, con una curiosa relectura: «Al inicio de la transición, la derecha no nacionalista no tenía ya ninguna necesidad coyuntural de apoyar la integración de Navarra en Euskadi, y por eso se opuso a ella, mientras que la izquierda la apoyó, más por oposición a esa derecha que por convicción propia. En el caso del PSOE, ese apoyo estaba, además, influenciado por su pertenencia al Gobierno Vasco en el exilio, de mayoría nacionalista. Todas estas circunstancias explican la participación de la Agrupación Socialista de Navarra en el Congreso Constituyente del Partido Socialista de Euskadi, celebrado en San Sebastián en los primeros meses de 1977 y su posterior apoyo al `compromiso autonómico' suscrito en mayo de ese mismo año por el PSOE y el PNV, en virtud del cual ambos partidos acordaron presentar una candidatura conjunta al Senado en las elecciones generales de 1977 e impulsar tras las mismas la aprobación de una Constitución democrática y de un Estatuto de Autonomía para Alava, Guipúzcoa, Vizcaya y Navarra».

1981: El giro, un salto con red

Urralburu y Arbeloa son también los protagonistas del viraje de 180 grados. El primero sería años después condenado por cohecho en el ejercicio de la Presidencia del Gobierno navarro. El segundo se muestra hoy día próximo a los postulados de UPN, que le ha ofrecido tribuna en sus Cursos de Verano y le editó un ensayo sobre el euskara en Nafarroa a través de la Dirección General del inefable Pedro Pegenaute. El cambio de posición se hace evidente en una asamblea de 1981 cuyos entresijos refleja el historiador Floren Aoiz en «El jarrón roto». Urralburu esgrime ante sus compañeros que anteriormente «la postura no era tan claramente pro-integración. Sí, tal vez, con la boca pequeña, pero no oficialmente». Arbeloa alega que «la postura de 1977 estuvo en función de ayudar a los compañeros de Euskadi ante la barbarie nacionalista». El giro radical hacia la partición vasca provoca confusión en las bases. «Si en la campaña de 1977 éramos favorables a la integración, ¿qué pasa ahora?», pregunta un militante de Cortes. Otro de Ribaforada argumenta: «Antes decíamos A. Luego B. Ahora ni A ni B. Nos van a llamar chaqueteros». No cuesta oír el eco de aquellas voces en el actual revuelo entre los militantes del PSOE en Sartaguda, Corella y tantas otras localidades riberas en que sigue muy vivo el recuerdo de los más de 3.000 fusilados por la derecha en Nafarroa. Pero lo importante para Urralburu y Arbeloa es en 1981 otra cosa: habían conseguido el lábel democrático de los poderes fácticos. Y eso les aproximaba al poder.

1982: Nace el PSN... y el Amejoramiento

El PSOE tiene casi 130 años de vida, pero el PSN apenas cuenta con 25. Queda claro que el propio origen del partido lo sitúa al servicio de la estrategia de romper el jarrón vasco. El PSN nace cuando esa partición ya está consagrada a través del Amejoramiento, en cuya elaboración tienen un papel preponderante Gabriel Urralburu y otro líder del PSN, Jesús Malón, que después -se supo tras su fallecimiento- titularía también cuentas bancarias en Suiza. Asiain explica que «la apuesta por el Amejoramiento que el PSOE había hecho a principios de 1979 había obtenido el premio deseado. Y ello tuvo inmediatas consecuencias para la Agrupación Socialista de Navarra, que, en el Congreso que se celebró en junio de 1982, se separó del PSE al que hasta entonces pertenecía y pasó a constituirse en el PSN». El Amejoramiento entró en vigor sólo tres meses después, con el único apoyo del PSN, UCD, UPN y el Partido Carlista. Estos partidos, incluido el PSN, decidieron que no era conveniente pasar el filtro del refrendo popular.

1983: El PSN gobierna, UPN apoya

Al rebufo del triunfo de Felipe González en el conjunto del Estado español y aprovechando la división de la derecha navarra -en algunas fases auténticamente atomizada-, el naciente PSN accede al Gobierno navarro. Para entonces ya ha renegado completamente de los postulados de 1977, como evidencia la decisión de retirar la ikurriña que había ondeado durante bastante tiempo en el Ayuntamiento de Iruñea. El concejal Pérez Balda dimite porque «en caso contrario no podría mirar a la cara a mis hijos». La cuestión abre una pequeña crisis interna. La palabra crisis, de hecho, acompaña a toda la trayectoria del PSN. Pero lo sustancial para el partido es que ha llegado al Gobierno, aunque en minoría (20 escaños de un total de 50) y eso le permitirá ir dando fuerza a una organización que apenas cuenta con un millar de afiliados. La derecha navarra no tarda en dar su soporte al Ejecutivo de Urralburu tras recibir garantías por parte del PSN de que apuesta a fondo por la autonomía uniprovincial y que no contempla un referéndum sobre el marco en al menos 20 años, en palabras de Urralburu. Se abre un largo ciclo de cooperación UPN-PSN. Un ciclo que, a lo que se ve, sigue abierto casi un cuarto de siglo después.

1987: «Navarra no será moneda...»

Aunque por los pelos (quince parlamentarios frente a catorce), el PSN supera a UPN en la contienda electoral de 1987 y retiene el Gobierno, de nuevo en minoría, a través del «procedimiento automático», una peculiaridad navarra que otorga el poder a la lista más votada y que sería eliminado bastantes años después. La necesidad de apoyo de la derecha es ahora mayor si cabe, y esto contribuye a que el partido dé nuevos pasos adelante en su defensa de la Nafarroa sola y diferenciada. El secretario general del PSN deja de hablar de referéndum. Al contrario, acuña expresiones que harían fortuna con el tiempo, como la que recoge el periodista Francisco Zamora en ``Urralburu, corrupción al servicio del Estado'', pronunciada en el debate de investidura de 1987: «No admitimos que Navarra sea moneda de intercambio en una negociación política». La respuesta dada aquel día por Jaime Ignacio del Burgo, el ideólogo de la derecha españolista, no puede ser más ilustrativa: «Es una de las mayores satisfacciones de mi vida política. En el pasado no nos dimos la mano y... bendito sea Dios, mi satisfacción es que el presidente Urralburu ha aceptado uno de los planteamientos que considero esenciales, la defensa del proyecto político de Navarra, y me enorgullezco de ir de la mano en este camino». Este día, por cierto, se iniciaba la legislatura de las grandes obras públicas y el saqueo a las arcas navarras.

1988: El Pacto, también a la navarra

El PSN de Urralburu traslada su objetivo de fomentar la partición a todos los ámbitos. Así, promueve un Pacto de Iruñea, al estilo de los de Madrid y Ajuria Enea, con la finalidad añadida de evitar a toda costa que la cuestión de la territorialidad sea abordada en una mesa de negociación. El acuerdo lo firma finalmente toda la derecha navarra (UPN, CDS, DC, PL y AP) junto a PSOE y EE. EA y PNV se desmarcan en este caso. Urralburu intenta además tomar una posición de cabeza en el intento de aislar a la izquierda abertzale, el sector más pujante del abertzalismo en este territorio. El episodio más recordado es su llamamiento a insultar por la calle a sus miembros, pronunciado tras un atentado mortal contra dos guardias civiles en Lizarra. Cuando se inician las conversaciones de Argel, el PSN vuelve a tratar de convertir a Nafarroa en obstáculo: «La voluntad de Navarra no se venderá a costa de una supuesta paz», dice Urralburu.

1991: UPN-PP gobierna, el PSN apoya

La fusión de toda la derecha navarra y española con el pacto UPN-PP hace que este sector se imponga en las urnas, con Juan Cruz Alli como cabeza de cartel. El PSN, en cualquier caso, logra casi el mejor resultado de su historia con 19 parlamentarios frente a los 20 de UPN. Gabriel Urralburu se resigna a pasar a la oposición renunciando a la posibilidad de buscar el apoyo de HB, que tiene la llave. Se inaugura otra etapa en la que ya no será UPN quien facilite el Gobierno al PSN, sino al revés. De hecho, las polémicas más sonadas no serán entre UPN y PSN, sino en el seno de UPN, entre partidarios y detractores de iniciativas de Juan Cruz Alli en el conflicto de la autovía, en el acto de Amaiur por los luchadores por la independencia, en el Nafarroa Oinez...

1994: Urralburu cae, la derecha teme

Abril de 1994 es el mes en que se destapan los primeros datos claros sobre la corrupción instalada en el Gobierno del PSN, con Gabriel Urralburu a la cabeza. La historia es bien conocida, pero no tanto la posición de la derecha navarra, que teme que la caída del hasta entonces líder indiscutible pueda acarrear algún cambio de posición en el partido. UPN toma una postura decididamente pasiva ante el escándalo, e incluso se niega en un primer momento a apoyar la comisión de investigación en torno a las adjudicaciones a la constructora Huarte. Esto permite a Urralburu estirar su retirada y dejar atada la transición dentro del partido. Después, tanto Del Burgo como Sanz alabarían todavía en numerosas ocasiones la posición política de Urralburu. Y también lo harían otros poderes fácticos, como el entonces director de ``Diario de Navarra'' José Javier Uranga. Juan Cruz Alli recoge en un libro (``La cooperación entre la Comunidad Autónoma del País Vasco y la Comunidad Foral de Navarra'') uno de los editoriales más significativos de «Ollarra», su seudónimo, cuando Urralburu estaba ya en prisión: «Yo no sé si Urralburu se llevaba el dinero a sus cuentas particulares, pero en otras cuestiones vitales para Navarra, con él vivíamos más seguros y tranquilos. Así de claro».

1996: El PSN se hace el «harakiri»

Las elecciones de 1995 traerían un resultado muy similar al del pasado 27 de mayo. UPN gana con holgura (17 escaños), pero la aritmética permite un complejo gobierno alternativo conformado por PSN (11) y el recién creado CDN (10) con el añadido abertzale de EA y el apoyo externo de IU. La fórmula cuaja, pero a UPN no le preocupa tanto el nuevo Gobierno como una de sus iniciativas: el llamado Organo Permanente de Encuentro Iruñea-Lakua, impulsado aparentemente con más fuerza por el CDN de Alli que por el PSN y su nuevo líder, Javier Otano. Juan Cruz Alli es también quien más detalles ha dado sobre el derrumbe de aquel gobierno, producido el 18 de junio de 1996 al destapar ``Diario de Navarra'' que Otano había sido titular de cuentas bancarias en Suiza. En su libro resalta que Del Burgo dio a entender que conocía previamente aquella información. Y en una entrevista a GARA recordó que días antes el líder de UPN Rafael Gurrea advirtió a Otano de que ocurriría algo si el órgano común seguía dando pasos adelante. Parece claro y notorio que UPN no fue ajeno a la jugada, pero hay quien sospecha además que aquella información tuvo que ser filtrada desde el seno del PSN o el PSOE, por sectores temerosos de aquel proyecto desembocara en un cambio de marco. Otano siempre dijo que aquellas cuentas guardaban dinero para «necesidades futuras del partido», pero el caso nunca se aclaró porque fue declarado prescrito. El desenlace fue idéntico al actual: el PSOE impuso desde Madrid -también con el entonces responsable de Organización, Cipriá Ciscar, como ejecutor- el pase a la oposición, pese al rechazo de los órganos internos del PSN, que no veían relación entre el escándalo de la corrupción y el gobierno. Miguel Sanz se convertía en presidente navarro. Ciscar impuso además una nueva dirección «colaboracionista» con UPN, y para la que sería repescado Víctor Manuel Arbeloa. Mirado con perspectiva, aquel gobierno tripartito de 1995 sería el único momento de la historia del PSN en que el partido se alejó decididamente de la derecha.

1999: Contra el euskara y la ikurriña

La Gestora inicia otro período de intensa cooperación con UPN mientras deja que el tiempo -y el cierre judicial en falso del «caso Otano»- pueda volver a hacer renacer al partido. UPN gana las elecciones de 1999 con comodidad y el PSN da cobertura a su ofensiva contra el euskara o la ikurriña, además del apoyo presupuestario anual. Son quizás los años en que más evidente se hace el sometimiento a la derecha, dejando en el aire una amplia sospecha de que el PSN puede estar siendo chantajeado por UPN con la cuestión de las cuentas suizas. En cualquier caso, la estrategia coincide con la marcada por el nuevo líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, en Madrid, donde suscribe un pacto de Estado con el PP de José María Aznar en diciembre de 2000 para Euskal Herria. De las sucesivas gestoras provisionales emerge finalmente un nuevo líder para el PSN, Juan José Lizarbe, que reitera la adhesión al marco pero trata paulatinamente de convertir al PSN en opción real de gobierno anunciando una mayor oposición a UPN.

2004: Chivite gana con ponencia ajena

Así, en el último año de la legislatura 1999-2003 se produce el hecho casi inédito de que el PSN deja de aprobar los presupuestos de UPN. Pese a ello, la ilegalización de la izquierda abertzale da en 2003 a la derecha formada por el partido de Sanz y CDN una mayoría absoluta que nadie había tenido en Nafarroa hasta entonces. Pero Lizarbe parece resultar sospechoso por su progresivo desmarque de las tesis de la derecha. En el Congreso de 2004, de modo inesperado y nunca bien aclarado, aparece un candidato alternativo: Carlos Chivite, hasta entonces secretario de Organización. Curiosamente, Chivite se hace con la Secretaría General en una cita congresual que aprueba una «hoja de ruta» más bien lizarbista, basada en el rechazo a los pactos con UPN y la apuesta por tratar de llegar al Gobierno. Salvando las distancias, la situación recuerda lo ocurrido en el PNV, donde a Josu Jon Imaz le toca gestionar una ponencia política que parece más en sintonía con las tesis del otro sector. Pero la mayoría absoluta de Sanz facilita que el PSN no tenga que mojarse... hasta 2007.

2007: La derrota del 16 de marzo

La actual decisión de renunciar a un gobierno alternativo junto a Nafarroa Bai e IUN pone la guinda a estos 25 años de historia. Pero el botón de muestra más significativo puede ser otro posicionamiento: el expresado el 16 de marzo, en la víspera de la manifestación promovida por el PP en Iruñea bajo el lema «Navarra no es negociable». Pese a considerar la movilización como una «trampa» destinada sólo a retener el gobierno para UPN, el PSN responde un día antes con un apoyo solemne al marco mientras pide que se desconvoque el acto. Entre otras cosas, se compromete a «no proponer y votar no a cualquier propuesta de incorporación de Navarra en la CAV o en cualquier otro ente político de parecida naturaleza que pueda plantearse», así como a «no proponer y votar no a cualquier propuesta de reforma del Amejoramiento que pudiera perjudicar la estabilidad o el desarrollo del vigente modelo institucional de Navarra, elemento esencial de la organización territorial de España». Nafarroa, cuestión de Estado.

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