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Gloria Rekarte ex presa política

Las témporas

Las fuerzas políticas en el arcén reclaman ahora la convocatoria de nuevas elecciones. Lo que ya exigía la izquierda abertzale hace no más de dos semanas ante los tragicómicos episodios de la formación de gobierno en Nafarroa

Anunciaban los meteorólogos, el meteosat y las témporas que éste iba a ser el verano más caluroso de las últimas décadas. Y vaya usted a saber si el meteosat tenía algún plomo fundido, si las témporas decidieron reírse del mundo o si los meteorólogos miraban hacia el lado contrario del que venían las nubes, el caso es que la cosa no ha sido para tanto y sí para mucho menos y no ha habido manera de salir de casa sin la chaquetica debajo del brazo por si refresca. Eso cuando no la hemos tenido que llevar atada y bien puesta.

Con el cambio en Nafarroa, parecido. Sanz, el que recorre la distancia Pamplona-Allo sobrepasando los límites de velocidad sin que le pare la policía foral, volverá a ocupar lo que ya parece su puesto vitalicio. Lo que ocurre es que en materia política las témporas ya lo anunciaban tal cual. A saber: Que los resultados electorales estaban viciados desde antes incluso de que se dieran, porque se habían aceptado vetos y excepciones a la participación. Que es bien difícil que pueda llegar a darse el esperado cambio, por muy prometido y anunciado que sea, cuando se ha hecho tan poco, o tan nada, para garantizar unas elecciones verdaderamente democráticas. Que esa concesión a la actuación del Gobierno que implícitamente se hizo era una concesión a la derecha y los más que posibles acuerdos entre PSOE y UPN que ahora asustan a los políticos, se dejaban entrever con suficiente claridad en la actitud de rendir pleitesía a la derecha que mantenía el PSOE, que marcó los previos electorales, marcó la campaña electoral y por fuerza debía marcar igualmente cualquier acuerdo futuro tras las elecciones.

Que unas elecciones libres, con la participación en igualdad de condiciones de todas las fuerzas políticas, garantizaban en el parlamento de Nafarroa una correlación de fuerzas muy diferente; la necesaria justamente para el cambio. Un cambio que hubiera empezado a afianzarse en Nafarroa hace ya dos meses y medio y al que el Gobierno del PSOE se aseguró de no dejar lugar. Pero por aquí también debía de haber plomos fundidos y escaseaba la luz y las albricias electoralistas alumbran poco y torcido.

Todo parece indicar que el talante de Zapatero, ése del que tanto se habló en su momento, es en realidad juguetón, mentirosillo y enredador. Ahora que ha dado un contundente golpe sobre la mesa para ordenar a sus periféricos en Nafarroa que se acabó lo que se daba y que dejen al señor Sanz quedarse donde estaba, ha hecho gala de toda la firmeza y voluntad que dilapidó cuando tuvo en sus manos la posibilidad de dar cauce al proceso de paz.

Con el sofoco, las fuerzas políticas en el arcén reclaman ahora la convocatoria de nuevas elecciones. Lo que ya exigía la izquierda abertzale hace no más de dos semanas ante los tragicómicos episodios de la formación de gobierno en Nafarroa. Con el fragor de las conversaciones, se ve que no le oyeron. ¿Y serían unas elecciones libres, democráticas, con la participación de todas las opciones políticas, como las reivindica la izquierda abertzale? ¿O unas nuevas con las mismas hipotecas? ¿Otras elecciones mirando al lado contrario del que vienen las nubes?

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