Si el desarrollo del proceso postelectoral en Nafarroa no había sido suficientemente ilustrativo de la posición que mantiene el PSOE sobre Euskal Herria, el mensaje con que el cabeza de lista del PSN, Fernando Puras, anunció ayer su renuncia al escaño no puede ser más clarificador. Puras situó con nitidez la estrategia del PSOE como errónea, evidenció que el partido no tiene futuro en estas coordenadas y le advirtió de la posibilidad real de una escisión. Un mensaje poderoso por sí mismo pero que alcanza aún mayor potencialidad por venir de quien viene: el hombre elegido hace un año por Ferraz para capitanear la nave en un territorio que es cuestión de Estado de primer orden, como ha quedado de manifiesto en estas semanas.

El testamento político de Puras procede posiblemente de un mero cálculo electoral. El hasta ahora cabeza de lista, como cualquier observador imparcial, sabe que la renuncia a buscar aliados abertzales con los que superar a UPN condena en la práctica al PSN a vivir en la oposición. Y este criterio es extrapolable a Madrid, de donde viene la decisión y donde el PSOE se limita a hacer seguidismo del PP por lo que respecta a la cuestión vasca argumentando además que lo contrario sería peligroso en términos electorales.

Pero esto no resta peso ni importancia a su diagnóstico. Ni tampoco lo hace el hecho de que Puras señale a su partido como estrategia deseable la de «no marginar ni excluir a una parte de la sociedad» y le inste a aceptar las decisiones del PSN si no quiere sufrir una escisión.

Con ello, el hasta ahora portavoz parlamentario del PSN señala, aunque sea de lejos, cuál es el problema de fondo: la imposición desde Madrid a la ciudadanía navarra de un estatus político que le niega la capacidad de tomar las decisiones sobre su futuro, y la exclusión sistemática del sector que abandera esa reivindicación para tratar de acallarla. Una imposición que el PSOE no ha tenido reparos en exponer ante todos los navarros y navarras: quien no es capaz de respetar siquiera lo que dicen sus compañeros del PSN, ¿cómo asumirá lo que digan la mayoría de la ciudadanía navarra y la vasca?