El PSOE entrega a UPN el gobierno navarro
Ferraz afirma que descartó el pacto con NaBai «desde el primer día»
Hoy comienza en el Parlamento de Nafarroa el pleno de investidura de Miguel Sanz, quien se presentará ante la Cámara con el aval no sólo de UPN y de CDN, sino también con el de la Ejecutiva Federal del PSOE. Aunque el candidato a presidente del Ejecutivo será el protagonista oficial de la sesión, prevista para que presente su programa, los focos estarán dirigidos hacia los escaños del PSN, el partido que ha creado una situación kafkiana desde el pasado 27-M.
Txisko FERNÁNDEZ | IRUÑEA
Fernando Puras, el candidato a presidente del Gobierno de Nafarroa que el PSN presentó ante la ciudadanía el pasado 27 de mayo, no se sentará hoy en los escaños reservados a los 12 parlamentarios de su partido. Su dimisión ha sido el penúltimo ejemplo de la estrambótica estrategia postelectoral que ha protagonizado el PSN-PSOE. La decisión adoptada por Puras el pasado martes llega después de que la dirección federal del PSOE ordenara a los dirigentes del partido en Nafarroa, y a sus parlamentarios, que dejen el camino libre para que Miguel Sanz sea reelegido presidente. Y la orden de Ferraz llegó después de casi dos meses en los que Puras y el secretario general del PSN, Carlos Chivite, protagonizaran una rocambolesca negociación con Nafarroa Bai e IU para que el primero alcanzara la Presidencia del Gobierno navarro.
Ése es el orden cronológico con el que se han presentado ante la opinión pública los hechos una vez ya consumados. Pero de las últimas declaraciones que vienen realizando los dirigentes del PSOE se desprende que la decisión de no llegar a acuerdo alguno con NaBai fue adoptada mucho antes, lo que explicaría que el 16 de junio Yolanda Barcina (UPN) renovara el cargo de alcaldesa de Iruñea y que, días después, el candidato de NaBai a presidir el Parlamento fuera «vetado» por el propio PSN, que de paso se quedó con esa poltrona.
En ese esquema encajan perfectamente las explicaciones que dio ayer la secretaria de Relaciones Institucionales y Política Autonómica del PSOE, Carmen Hermosín, quien se mostró categórica al afirmar que la dirección del PSN conocía «desde el primer día» la oposición de Ferraz al pacto con NaBai, así como que no se había dejado lugar a la duda al subrayar que «la política de pactos del Partido Socialista la dirigen los órganos federales».
Es tan kafkiana la situación, al menos la que se traslada a la opinión pública, que las declaraciones que en estos días hacen los dirigentes del PSOE están cargadas de reproches, más o menos explícitos, para sus militantes navarros. Al mismo tiempo, se intenta suavizar la imagen de Miguel Sanz, al menos de cara al futuro, cuando hasta hace apenas unas semanas era presentado como el político que más ofensas ha lanzado al PSOE en los últimos años.
«Ni Fernando Puras ni ninguno de los candidatos de las elecciones electorales nunca descendió a ese pacto. Puras iba a las elecciones para mejorar los resultados electorales pero no para pactar con Nafarroa Bai, ya que no compartimos su programa ni su acción política», comentó Hermosín en declaraciones a Onda Cero.
«Yo comprendo -añadió- que en algunos sectores del PSN hubiera las expectativas de formar un gobierno que a nosotros nos parecía que no era el adecuado por un tema de política general. Quien no acate la decisión está en su legítimo derecho de tomar otra alternativa».
Sanz no rectifica
Y siguiendo el esquema de rizar el rizo, como hizo José Luis Rodríguez Zapatero el día anterior, la dirigente del PSOE dijo que «ahora debe abrirse en Navarra una nueva etapa», en la que el PP «está obligado a cambiar en su estrategia de confrontación».
«Todo ha sido contra el PSN. Nos han tenido machacados. Se ha demostrado que han seguido una estrategia para sacar votos y aglutinar el voto del PP. La manifestación de UPN fue claramente contra el Gobierno y contra el Partido Socialista. Por lo tanto, el Partido Socialista actúa no acaloradamente, sino fríamente». Palabras con las que, paradójicamente, la dirigente del PSOE no estaba justificando una operación para dejar a UPN-PP fuera del Gobierno navarro, sino todo lo contrario.
Además, tampoco Miguel Sanz se muestra acomplejado por esa actuación de su partido durante la pasada campaña electoral. Ayer mismo, tras la firma del acuerdo de gobierno con CDN, se le pidió que valorara la petición hecha la víspera por Zapatero para cerrar «el tiempo de la crispación, de la tensión» en Nafarroa. Ésta fue su respuesta: «No somos conscientes de que hemos incrementado la tensión política por reclamar lo que hemos considerado oportuno reclamar para el interés general de Navarra».
La posición del líder de UPN es más cómoda aún teniendo en cuenta que el PSOE también se ha comprometido a garantizar la estabilidad del futuro Ejecutivo navarro. Ayer, la vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, dijo que «en estos momentos la posición del Partido Socialista es la de situarse, también desde la responsabilidad, en la oposición, en una oposición que vamos a ejercer de forma útil, constructiva y leal».
La «nave» de Chivite
Pocas horas después de la firma del acuerdo de gobierno entre UPN y CDN, Carlos Chivite ofreció una rueda de prensa en Iruñea, en la que afirmó que no piensa en dimitir como secretario general, así como que no se convocará un Congreso Extraordinario ni habrá «sorpresas» en las votaciones para la investidura de Miguel Sanz.
«Hoy por hoy tengo una misión, y me gusta terminar las misiones que me encomiendan. El partido me encargó dirigir durante cuatro años esta nave. Hoy esta nave hace aguas», comentó, para añadir que eso es debido en parte a «algunos que están en las bodegas haciendo mayores las vías de agua», en alusión a sus propios compañeros de partido. Incluso aprovechó la ocasión para decir que en el PSN «hay libertad de acceso y también está la puerta abierta para la autoexclusión».
El acuerdo de gobierno presentado ayer por los presidentes de UPN, Miguel Sanz, y CDN, Juan Cruz Alli, no es más que la reedición del que han mantenido durante los últimos cuatro años. Tampoco el reparto de carteras aporta novedad alguna, ya que CDN -a pesar de haber visto reducido a la mitad su peso parlamentario, pasando de 4 a 2 escaños- seguirá gestionando los departamentos de Educación y de Vivienda y Ordenación del Territorio. El resto de consejerías queda en manos de «personas que caen en el ámbito de UPN, aunque algunas puedan no tener carné del partido, como ya ha ocurrido en otras ocasiones», recordó el propio Sanz.
El líder de UPN asumió que su gabinete estará en minoría -los 22 parlamentarios de UPN y los 2 de CDN no alcanzan la mayoría absoluta en una Cámara con 50 escaños-, por lo que en el texto se recoge que «en el supuesto de que a lo largo de la legislatura se alcanzase un acuerdo para la configuración de un Gobierno de mayoría absoluta mediante la incorporación de otras fuerzas políticas, la representación de ambos partidos se acomodará a la nueva situación». Para aclarar esa redacción tan poco precisa, Sanz se encargó de subrayar que ese punto hace referencia «concretamente» al PSN, quedando totalmente excluida Nafarroa Bai y, «en estos momentos», también IUN. Teniendo en cuenta que la representación de la izquierda abertzale ha sido vetada por los tribunales españoles, no hay más formaciones políticas aludidas.
El programa de gobierno que defenderá UPN en el pleno de investidura que arranca hoy -y que, si se cumplen las previsiones, culminará el sábado- también es un compendio de mensajes ya reiterados por UPN-CDN a lo largo de los últimos años.
Durante la rueda de prensa posterior a la firma del acuerdo, Sanz comentó que «por supuesto» piensa en concluir la legislatura como presidente del Gobierno de Nafarroa -rechazando así la posibilidad de que pudiera prosperar una moción de censura con los votos de PSN, NaBai e IUN- y eludió contestar a los periodistas cuando se le preguntó si éste será su último mandato.
GARA