«Educamos, desde el respeto, para convivir en un mundo con drogas»
La Asociación Hegoak de Barañain trabaja desde 1994 en los conflictos relacionados con las drogas. Desde el año 2000, han renovado su planteamiento extendiendo su actuación para informar y educar, y para promover soluciones en los consumos problemáticos. A diferencia de otras iniciativas con el mismo objetivo, llegan hasta los jóvenes mediante un tratamiento entre iguales y partiendo desde el respeto. Frente al «No», ellos plantean el «Tú decides».
Jasone MITXELTORENA
Hegoak cree en la autonomía de las personas y, por lo tanto, también en la de los jóvenes. Su actuación se centra en informar, «en capacitar a las personas para convivir en un mundo con drogas y en motivar para la adquisición de hábitos más saludables y conductas de menor riesgo, con el fin de evitar problemas relacionados con las vivencias del ocio y el tiempo libre». También abogan por «una sociedad civil integradora, para que el consumo no se convierta en el centro de la vida de las personas y para minimizar los riesgos y daños que pudiesen derivar de un uso incorrecto de las sustancias». Hegoak se ha especializado en la prevención adaptándose a las características de personas y grupos con los que interviene: población juvenil y familias. Trata de «reflexionar con ellos para crear unas relaciones equilibradas con el entorno», es decir, tanto con las personas que les rodean como con las sustancias que se pueden encontrar. Además, está comprometida con la Carta Solidaria de REAS, asociación que reúne a grupos que practican una economía solidaria, ya que «la sociedad actual es más consumista que nunca».
La asociación nació en el año 1994 para apoyar a las personas que en aquel momento se encontraban en un centro de rehabilitación debido a su dependencia del alcohol o la heroína. Su ayuda consistía en organizar el tiempo libre de estas personas. Hacia el año 2000, comenzó una nueva etapa. Se decidió trabajar en la prevención, en la labor de educar a los jóvenes para que no llegaran a una situación de dependencia respecto a las distintas drogas. Fue un cambio muy importante en el planteamiento y su primera actuación la llevaron a cabo en Legend jaia de Barañain. Se trataba de informar, educar, hacer llegar unas pautas para mostrar cómo aplicar esa información... En suma, «que sean ellos los responsables, que lo decidan ellos», explica Maite Ziganda, coordinadora de Hegoak. «Al fin y al cabo -añade-, es un mundo en el que han existido, existen y existirán las drogas, y se trata de conocerlas para afrontarlas».
La asociación está integrada por personal técnico remunerado y personal voluntario: trabajan 5 personas y cuentan con 15 voluntarios, 90 socios y 20 colaboradores. Maite Ziganda es la coordinadora y Aritz Amezketa trabaja como colaborador. Amezketa es el «experto» en las drogas, y ha colaborado en Euskalerria Irratia, por ejemplo, con un programa de información sobre distintas sustancias. Para trabajar con Hegoak -para ser hegoakxeme, como se refieren a sí mismos- primeramente se lleva a cabo una formación para inculcar valores que les permitan poder llegar a los jóvenes.
Sumergidos en el entorno social
Las actuaciones de Hegoak se centran en objetivos como capacitar a las personas ante el consumo de las sustancias, «sean consideradas legales o ilegales». Cuentan con herramientas de sensibilización como la revista «Hegoak» y la página web hegoak.org. Intentan reducir los riesgos y daños informando y educando a los jóvenes en sus vivencias de ocio y tiempo libre, para lo que intervienen en esos espacios -programas Ikaro y Zona Druida- y ofrecen charlas y cursos. Así pretenden «favorecer el desarrollo de las personas jóvenes para que alcancen su autonomía, capacidad de tomar decisiones, resolver sus problemas y enfrentarse a la vida, así como que ejerzan y sepan defender sus derechos y responsabilidades participando en la sociedad convirtiéndose en protagonistas del desarrollo social». A través de los cursos también trabajan las necesidades de los adultos (educación familiar) y la formación de educadores o mediadores sociales. A madres y padres se les enseña a superar el miedo, a no centrarse en la sustancia, sino a cultivar la autonomía de sus hijos.
Los educadores acuden cada vez más a la asociación; por un lado, obtienen una información real sobre las sustancias y, sobretodo, acuden para compartir la manera de conectar con la juventud, adoptando la metodología necesaria para romper con lo que se ha hecho hasta ahora. Y es que, tal y como explica Ziganda, cuando a un menor de edad se le dice que «las drogas son malas porque te pasará esto o lo otro», luego llega a la calle y ve que no sucede lo que le han contado; es más, ve que los que consumen se sienten bien. Entonces se crea una contradicción y ante el menor esa idea pierde credibilidad. Hegoak cree que es muy importante ofrecer una información real sobre las consecuencias, al tiempo que se informa de ciertas pautas a seguir para que no se presenten problemas, o al menos minimizarlos.
Colaboran con distintas iniciativas que giran en torno al tema de las drogas y la prevención. Entre los ámbitos en los que trabajan se encuentran el Consejo de la Juventud de Nafarroa, la Coordinadora Gozamenez, el Plan Comunitario de Alde Zaharra de Iruñea y, en general, participan activamente en la vida social de Iruñerria. Este año pretenden comenzar en los centros de Educación de Primaria, con el programa «El secreto de la nueva vida». Su ámbito de actuación se extiende a todo el herrialde. También ofrecen servicios de atención primaria especializada en Barañain, como orientación familiar, información juvenil, apoyo y asesoramiento a planes de prevención y una biblioteca especializada. Sin olvidar que asesoran a los jóvenes que hayan tenido algún problema con la ley debido al consumo de sustancias ilegales, informándoles sobre la normativa existente y sobre las pautas a seguir en el proceso judicial. Eso sí, consecuentes con su filosofía, consiguen que cada uno se haga responsable de su problema.
Ziganda explica que ante el consumo hay tres factores que inciden fundamentalmente en las consecuencias: tan importante como la sustancia que se consume es la persona que lo hace y el contexto en que lo hace. Dependiendo de las características de cada una (personalidad, edad, género, estilo de vida, situación física y síquica, tolerancia a la sustancia, motivaciones para el consumo -huir, adaptarse, placer...-, expectativas y experiencias previas) habrá mayor o menor riesgo. También depende del contexto: la familia, amistades, educación, trabajo, condiciones sociales y culturales, manera de entender el ocio, situación legal o ilegal de la sustancia, estatus social, roles, capacidad económica, entorno del consumo... En cuanto a la sustancia, se analizan su composición, dosis, frecuencia de consumo, vías para ello, mezclas, precio, toxicidad... Hegoak ofrece unas pautas para reducir los riesgos, tanto al cabo de la semana como antes, durante y después de la fiesta. Empezando por una vida saludable (alimentación, descanso, ejercicio...), intentan motivar para que se realicen actividades satisfactorias no basadas en el consumo, y reiteran la necesidad de plantearse si uno se siente bien o no, y por qué, en la fiesta. Incluso, ofrecen consejos para pasar la resaca.
Para valorar el riesgo, hay que distinguir el uso: desde la abstinencia (que se intenta reforzar) hasta la dependencia, hay toda una gama de relaciones de persona-sustancia, y por tanto se presentan diversos grados de riesgos. «Es como el cuchillo: dependiendo de su uso será bueno o malo», matizan.
La asociación Hegoak ha intervenido en los espacios de ocio de los jóvenes para acercarse a ellos y también porque es donde se da el consumo de distintas sustancias. Su actitud ha sido la de respeto -«respeto a las personas, ideas y proyectos de vida»- y de este modo han conseguido que les abrieran las puertas y tener una buena acogida. Mediante el programa Ikaro han visitado 70 bajeras frecuentadas por jóvenes y, durante tres años, han llevado a cabo 5-6 sesiones en cada local informando y educando sobre el fenómeno de las drogas. Destacan que los asistentes han mostrado un gran interés en los contenidos de su intervención. A partir de setiembre empezarán en Burlata.
Desde la asociación lamentan que los problemas que surgen en torno a esos locales son abordados como conflicto, yendo en contra de las bajeras, y, por lo tanto, en contra de la juventud. En cambio, su actuación pretende «enriquecer la realidad de los espacios de ocio, potenciando sus virtudes y reduciendo los riesgos o problemas». Más allá de hablar de las drogas, intentan «llevar una reflexión más completa acerca de la realidad que rodea el fenómeno del consumo y las diferentes relaciones que existen con él, poniendo énfasis en la persona y su contexto social».
Otra de las actuaciones es Zona Druida, un punto de información instalado en las fiestas, donde se reparte material preventivo (librillos sobre sustancias, relación entre drogas y sexualidad...), se hacen consultas directas y también análisis de las sustancias para saber su composición y determinar su toxicidad. Con esta iniciativa estarán, entre otras fiestas, en la Aste Nagusia de Bilbo.
La primera semana de junio tuvieron lugar unas jornadas organizadas por Hegoak bajo el lema «Convivir en un mundo con drogas». En ellas participaron José Carlos Bouso («`Cristal' y otras drogas de síntesis») y Gaspar Fraga González («Usos pasados y presentes del cannabis. Para pensar en el futuro»). Otra jornada se centró en la comunicación con la juventud, con Jaume Funes y Joan Ferres como invitados y con Javier Iribarren, presidente de Hegoak, de moderador.
Bouso es sicólogo y terapeuta, trabaja en la investigación y ha sido el primero en obtener permisos para desarrollar estudios terapeúticos con MDMA (`éxtasis'). Actualmente investiga otras sustancias. En su comparecencia criticó el tratamiento dado a las drogas de síntesis, que tachó de «alarmista y falso», e indicó que, al tener distintos nombres, se da a entender que cada día salen al mercado drogas nuevas. Aseguró que todo lo que se consume actualmente fue diseñado en los años 80-90, y que lo único que ha podido cambiar es la forma.
Fraga González es periodista y editor, y también es fundador de la asociación que fue pionera en el movimiento antiprohibicionista del cannabis en el Estado español. Es el creador y director de la revista «Cáñamo»
La asociación aprovechó el evento para anunciar su renovación, presentando nuevas herramientas. Por esas fechas celebraron también el quinto aniversario de la revista «Hegoak». GARA