SUBVENCIONES A FUNDACIONES LIGADAS A PARTIDOS españoles
2,8 millones de ayuda estatal a la FAES de Aznar
Casi mil millones de las antiguas pesetas es lo que se van a repartir la FAES de José María Aznar (vinculada al PP) y la Fundación Pablo Iglesias de Alfonso Guerra (ligada al PSOE). La concesión del Ministerio de Cultura llama la atención tanto por el volumen total como por el liderazgo de la FAES.
Ramón SOLA
Cursos de verano, conferencias, becas, publicacines y alguna exposición componen la oferta de actividades de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), presidida por el ex presidente del Gobierno del PP José María Aznar, o la Fundación Pablo Iglesias, dirigida actualmente por el ex vicepresidente del Ejecutivo del PSOE Alfonso Guerra. No parecen actividades excesivamente costosas. Pero sí resultan muy rentables, como demuestra la reciente concesión de ayudas con partidas del Ministerio español de Cultura.
La FAES lidera el ránking con una subvención de 2,89 millones de euros, algo más que su homóloga del PSOE. A distancia siguen otras entidades similares vinculadas al PSC, CiU, IU o ICV. Tales ayudas se justifican exclusivamente, según el resultado de la concesión que puede leerse en el Boletín Oficial del Estado del pasado 7 de agosto, por la realización de «actividades de estudio y desarrollo del pensamiento político, social y cultural», y se refieren sólo a 2007.
La nueva ley y el Tribunal de Cuentas
El propio enunciado de la convocatoria apunta a cuál puede ser el destino final del dinero, ya que las subvenciones van diri- gidas expresamente a «fundaciones y aso- ciaciones con dependencia orgánica de par- tidos políticos». Deben tener, eso sí, «repre- sentación en las Cortes Generales» para po- der acceder a estos fondos públicos.
En paralelo, la reciente Ley de Financiación de los Partidos Políticos, aprobada unos días antes de la concesión de esta macrosubvención pero que entrará en vigor en 2008, relaja el rigor para las donaciones a este tipo de fundaciones de carácter partidista. Entre otras cosas, no les será aplicable la prohibición de que la empresa donante sea proveedora, contratista o adjudicataria de obras y servicios públicos.
Paradójicamente, el Tribunal de Cuentas lleva tiempo alertando de la insuficiente regulación de las relaciones entre partidos políticos y fundaciones. Así lo hizo en el informe del año 2004, en el que advertía de las lagunas legales en este ámbito y abogaba por «establecer mecanismos de control sobre la incidencia que las relaciones de las formaciones políticas con las sociedades mercantiles pudieran presentar en su financiación y actividad».
En cuanto a las entregas de fondos a fundaciones en ese ejercicio, el órgano fiscalizador estatal había detectado un total de 2,5 millones de euros. Es menos de lo que ahora el Gobierno de Zapatero concede a la FAES, y también menos de lo que recibirá la Fundación Pablo Iglesias. En este mismo informe, por cierto, el Tribunal de Cuentas situaba en 177,6 millones de euros el volumen de la deuda de los partidos con entidades bancarias. A la cabeza figuraba al PSOE, con «números rojos» cercanos a los 75 millones.
FAES: «Estructura muy reducida»
La FAES, pese a su corta trayectoria, ya estaba a la cabeza del ránking de ayudas el pasado ejercicio. Y otro tanto ocurrió en la convo- catoria realizada en 2005 por otra instancia gubernamental, la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional, en ese caso «para la promoción de actividades de formación, consolidación y difusión del sistema de- mocrático». Por ello, la FAES recibió del Ministerio de Exteriores 910.000 euros. Como se ve, todas estas convocatorias tienen un denominador común: la ayuda no puede tomarse precisamente como «calderilla».
¿A dónde van a parar teóricamente esas subvenciones? Según el citado concurso de 2005, con la cantidad recibida la fundación ligada al PP iba a sufragar cinco actuaciones: «Programa para el fortalecimiento de las instituciones democráticas en los países en desarrollo», «Programa para el fortalecimiento de los partidos políticos en los países en desarrollo», «Programa para la defensa de los derechos humanos en los países en desarrollo», «Programa para la promoción de reformas políticas y económicas en los países en desarrollo» y «Programa de divulgación de los valores de la cooperación internacional entre los países donantes». Una amplísima dotación para, como se ve, enunciados muy similares. En este caso tocaba a casi 200.000 euros por programa concreto.
Por lo que respecta a la Fundación Pablo Iglesias, obtuvo entonces 631.000 euros para sufragar actividades y jornadas en El Salvador, Paraguay, Uruguay, Argentina, Brasil o Guinea Ecuatorial, un ciclo de seminarios en Chile y «proyectos» en Perú, Guinea Ecuatorial, México y Venezuela, además de «gastos de personal» y «costes indirectos».
El volumen de las subvenciones tampoco va en coherencia ni con las características de los trabajos ni con la filosofía organizativa de que presumen algunas de estas fundaciones. Esto es lo que dice de sí misma la FAES en su página web: «La Fundación FAES es un Think Tank con una estructura muy reducida, formada por los responsables de las diferentes áreas y un pequeño staff de apoyo. FAES ha escogido un modelo flexible, basado en colaboradores. Varios miles de especialistas colaboran habitualmente con la fundación en sus diversas actividades».
La parte aparentemente más voluminosa de las actividades de la fundación es la englobada en el epígrafe «Generar ideas». Ahí se da cuenta de la organización de «seminarios donde participan un reducido número de personas» en los que un ponente somete un asunto a debate entre los asistentes y las conclusiones quedan a disposición de FAES. Una especie de gran «tormenta de ideas» en la que se asegura que participaron el pasado año más de 1.100 personas en 200 seminarios, pero a la que tampoco cabe presumir un gran coste económico.
Peor aún resiste el contraste con la realidad la afirmación de que «los colaboradores están caracterizados por la independencia de criterio». Un ejemplo: las últimas publicaciones de FAES referidas a «lucha contra el terrorismo» llevan la firma de Jaime Mayor Oreja, José María Aznar, Ignacio Astarloa, Javier Zarzalejos o Esperanza Aguirre. La fundación está ligada estrechamente al PP; de hecho, entre los vocales figura la plana mayor del partido y los «patronos» son ex ministros del Gobierno de Aznar o figuras como Manuel Fraga. Su presupuesto anual ascendería, según algunas fuentes, a unos 5 millones de euros, con lo que la subvención de Cultural cubriría ya el 60%.
FAES domina el ránking pese a que cuenta con sólo cinco años de vida. Se creó en Madrid el 1 de noviembre de 2002 mediante la fusión de cinco fundaciones anteriores vinculadas también al PP. En este maremág- num aparece también el nombre de Humanismo y Democracia, investigada en Nafarroa y otras comunidades autonómicas por presuntas irregularidades. La Fundación Pablo Iglesias tiene una trayectoria mucho más larga: nació en 1926 como institución cultural para «divulgar el pensamiento socialista». Ofrece igualmente conferencias y numerosas exposiciones, y destaca por su centro de documentación, que contiene actualmente más de dos millones de documentos sobre la historia del PSOE.
La hemeroteca permite descubrir el malestar con que el grupo parlamentario del PSOE en el Congreso acogió el volumen de las ayudas oficiales a la polémica FAES... cuando estaba en la oposición. En 2004, ante las noticias que situaban a la fundación como «laboratorio ideológico del PP», reclamó saber cuántos fondos públicos iban a parar a la entidad. Así se pudo conocer que entre junio de 2001 y octubre de 2003 la FAES se había llevado la friolera de 7.607.966 euros.
Ahora, con el Gobierno de Zapatero, el «think tank» de Aznar sigue a la cabeza del reparto de ayudas públicas. De su sede parten «ideas» como las escuchadas en el reciente curso «La democracia frente al terrorismo», dirigido por Javier Zarzalejos, el que fuera uno de los representantes del Gobierno del PP que se sentó con ETA en 1999. Jaime Mayor Oreja afirmó en la conferencia de apertura que «la tregua de Estella en 1998 fue una UTE (Unión Temporal de Empresas) entre el PNV y ETA; la de 2003, una UTE entre ERC y ETA; y la de 2006, una UTE entre Zapatero y ETA». Y José María Aznar afirma en la última entrega de la publicación «Papeles FAES» que desde el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero «ha habido que engañar tanto y a tantos que al final se han engañado a sí mismos. Vieron hombres de paz donde sólo había pistoleros. Creyeron merecedor de un trato que decían más humanitario a un asesino múltiple (...) Creyeron que el brazo político de la banda se opondría a sus amos y le hicieron interlocutor político necesario».