462.000 vascos declaran ingresos inferiores al umbral de la pobreza
En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa existen 461.926 contribuyentes, el 45% del total, que en 2005 declararon una renta inferior al umbral de la pobreza, fijado en Euskal Herria en 778 euros. Por contra, 31.707 personas lograron ingresos anuales superiores a 54.000 euros. Estos controlan el 14,4% de la renta global, lo que muestra un importante desequilibrio social. Los empresarios pagaron un tipo efectivo del 17,5% en el Impuesto de Sociedades, muy alejado del 32,5%.
Juanjo BASTERRA |
«El informe anual integrado de la Hacienda Vasca», correspondiente a los datos fiscales de 2005 para Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, confirma la brecha social abierta entre quienes más tienen y quienes poseen rentas económicas inferiores, incluso, al salario mínimo interprofesional (SI). Sin embargo, esta constatación real no inmuta a los dirigentes de las administraciones públicas que continúan esa loca carrera por favorecer más a las rentas más altas. Desde el Gobierno de Lakua, que preside Juan José Ibarretxe, se pone el acento en indicarnos que la riqueza económica en términos de PIB de la CAV es de las más elevadas de la UE. Sin embargo, el desequilibrio y desigual reparto de esa riqueza es excesivo, como lo demuestran los datos de la recaudación fiscal y la evolución negativa de los salarios reales de los trabajadores vascos.
«Más de seis de cada diez declarantes del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), el 62,1%, declaró tener rentas inferiores a 18.000 euros y concentran el 32,2% de la base liquidable general», confirma el estudio de las haciendas forales de la CAV. Si se profundiza en los datos fiscales, se llega a la conclusión de que 198.051 declaraciones, casi una de cada cinco, obtienen unos ingresos por debajo del SI y 461.926 personas, un 45% del total, declararon unos ingresos inferiores al umbral de la pobreza que define la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y que en Euskal Herria se situó en 778 euros al mes en ese año fiscal cerrado que se analiza en el informe, según el cálculo que realiza el movimiento a favor de los derechos sociales Elkartzen.
En el lado opuesto se encuentran 31.707 personas, un 3,1% de quienes hicieron la declaración de la renta en 2005 que declararon unos ingresos por encima de los 54.000 euros y que controlan una riqueza global del 14,4%. Entre los más privilegiados destaca, sin embargo, que sólo 8.544 personas -el 0,8% de los declarantes- poseen el 6,4% de la renta total declarada en las Haciendas forales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.
Según los datos del informe oficial del Gobierno de Lakua, en los últimos seis años quienes cuentan con mayores ingresos han aumentado en un 63,15%, mientras que en la parte de la balanza más débil, sólo se ha reducido un 30,4% los declarantes que han sobrepasado unos ingresos anuales de 6.000 euros. En el tramo de ingresos entre 6.000 y 18.000 euros, sólo se ha reducido en un 6,73% desde 1999, y quienes declaran una renta media de entre 18.000 y 30.000 euros han aumentado en un 38,8% y un 44,4% quienes obtienen ingresos entre 42.000 y 54.000 euros anuales, aunque estos sólo representan el 2,6% del total, no más de 27.000 contribuyentes.
Las rentas más altas obtienen también otras ventajas, ya que la aportación o tributación depende de los tipos fijados. Si en 1999 el tipo nominal estaba situado en un 36,1% para las rentas superiores a los 54.000 euros, en 2004 se redujo ya al 32,5%, pero la realidad demuestra que pagaron por el IRPF un 30% hace seis años y un 27% el 2004, año a que hace referencia el estudio. Sin embargo, las rentas entre 18.000 y 30.000 euros anuales pasaron de pagar de un 18,3% a un 16,4% real.
Está cada vez más claro que las haciendas forales, a pesar de lo que dicen ante la población en general, benefician a quienes más tienen, ya que los rendimientos del trabajo representan el 83% de las rentas, mientras que las actividades económicas sólo alcanzan el 8,2%, los rendimientos de capital mobiliario a penas llegan al 6,3% y los de capital inmobiliario, el 2,1%.
Otro elemento de distorsión a favor de las rentas más altas se encuentra en las deducciones previstas en el IRPF por aportaciones a las entidades de previsión social voluntaria (EPSV). Quienes más tienen aportan más, para que tengan más para evitar mayor contribución al IRPF. Las rentas bajas no pueden dar ese paso, porque sus ingresos no permiten ahorros importantes para lograr reducir el pago de la renta.
En total, en 2004 fueron 973,5 millones de euros los que se destinaron a las EPSV, «un 7% más que un año antes y fueron realizadas por el 44,8% de los declarantes, es decir 462.154 contribuyentes, un 9,5% más que en 2003». Según indica el estudio, la aportación media a las EPSV, para reducir de la base imponible, ascendió a 2.106,42 euros, elevándose desde los 1.000 euros en los niveles bajos de renta, donde a penas está presente en el 20% de los contribuyentes, hasta más de 10.000 euros en los niveles altos de renta, donde fueron declaradas por más del 70% de los contribuyentes». Las rentas superiores a los 54.000 euros anuales aportaron en total casi 160 millones.
Otro tanto ocurre con las deducciones por familiares, vivienda habitual, mecenazgo, doble imposición, etc. Según «el Informe anual integrado de la Hacienda Vasca 2005», por estos conceptos se dejaron de ingresar 980 millones de euros en 2004. De esa cantidad, las rentas más elevadas dedujeron 175,3 millones. El 3,1% de los contribuyentes de estas rentas elevadas dedujeron casi un 18% en el pago de impuestos.
Fraude fiscal
Dentro del informe se recogen los rendimientos medios declarados. Por el trabajo, fueron 18.989,78 euros en el conjunto de la CAV, aunque fue en Gipuzkoa donde sobrepasaron los 19.303 euros. Según el informe, los perceptores de rentas elevadas sólo atribuyen una media de 8.631,2 euros a los rendimientos por el trabajo. Por otro lado, las actividades económicas declararon unos ingresos medios de 12.012,93 euros en 2004.
Llama la atención de que los trabajadores con salarios más bajos declaren unos rendimientos económicos más elevados, que quienes obtienen rentas más altas. Este hecho demuestra la realidad del fraude fiscal que, aunque no se evalúa en el informe de las haciendas, está presente en el modelo fiscal vasco. Según datos elaborados por Elkartzen, el fraude en Hego Euskal Herria sobrepasa los 7.000 millones de euros.
Una cantidad muy importante, aunque cada año las haciendas publican una parte del fraude que afloran, pero que no representa más que una mínima parte de lo que se deja de pagar a Hacienda por parte de quienes más tienen.
Impuesto de Sociedades
En medio de la polémica sobre si se debe reducir el Impuesto de Sociedades, el informe de las haciendas forales demuestra que los empresarios pagan, en realidad, mucho menos del 32,5% en el que se establece esa figura impositiva. Por lo tanto, la reducción al 28% acordada en Bizkaia y Araba, pendiente de lo que ocurra en Gipuzkoa, es otra nueva forma de beneficiar a quien más tiene. Los datos indican que en 2004 se produjeron 57.017 declaraciones del Impuesto de Sociedades, que pagaron 1.261 millones.
El informe reconoce que el tipo medio nominal, que relaciona la cuota íntegra con la base liquidable, se redujo al 30,5%, dos puntos por debajo, del tipo general», pero añade que la cuota efectiva que pagaron los empresarios se situó en el 17,5%, «trece puntos menos que el tipo medio nominal».
Los últimos datos de Eurostat sobre el gasto en protección social en la Unión Eufropea confirman una ligera reducción a nivel general. la media europea se encuentra en el 27,3%, mientras que en el Estado español se queda en el 20%, porcentajes similar al de Hego Euskal Herria, mientras que en el estado francés se eleva al 31,2%. Suecia es el país que más dinero gasta en este capítulo, ya que un tercio de su riqueza se invierte para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Tras ese países nórdico, se encuentra Dinamarca, con el 30,7%. Alemania destina el 29,5%, según Eurostat, mientras que Bélgica se sitúa en el 29,3% del PIB; dos décimas por encima de Austria.
Según Eurostat, el gasto en protección social por habitante en la Unión Europea de los 25 estados es de 6.188 euros en paridad de poder de compra. En el Estado español, son 4.438 euro, en Suecia alcanzan los 8.756 euros por persona, por debajo de Luxemburgo, que destina 12.180 euros. También destacan países como Suiza y Noruega, que aportan cantidades muy supervisores a la media europea.
El último informe mensual de La Caixa hace referencia a la pobreza y la exclusión social. En el mismo, reconoce que existen 70 millones de europeos dentro del riesgo de pobreza. Se calcula que en estados Unidos, el 23% de la población sufre pobreza relativa, es decir con salarios inferiores al 60% de la media estatal equivalente.
En Portugal, Irlanda, Grecia y el Estado español alcanza el 20%, mientras que la media europea se sitúa en torno al 16%.
En el Estado francés se reduce al 13%, aunque hace tan sólo unos días la oficina estadística reconoció que la mitad de los ciudadanos tiene que vivir con un nivel de vida inferior a los 1.314 euros al mes, según las cuentas fiscales referidas a 2004. Un 10% de los individuos más modestos viven con menos de 753 euros al mes. Según esos datos, la distribución de las rentas es muy desigual en el estado francés. Una quinta parte de los franceses sólo controlan el 9,6% de la renta, mientras que otro 20% posee el 37% de la misma.
Lo que está claro es que en el mundo más desarrollado a nivel económico también existe pobreza. Es algo que las administraciones públicas tratan de obviar, porque les obliga a destinar fondos para la protección social, aunque disminuyen. Según el estudio de La Caixa, en la UE la pobreza relativa, aquella que se sitúa en el 60% o por debajo de la media de los estados, alcanza setenta millones de europeos, un 16% de la UE. «Sin las transferencias sociales, la pobreza de la UE pasaría del 16% al 40%», mientras que en el estado español «son 8,5 millones los ciudadanos expuestos al riesgo de la pobreza». Esta situación contrasta con los grandes beneficios que están obteniendo las empresas y algunos empresarios.
La revista «Fortune» informó recientemente que el mexicano Carlos Slim, propietario de la red telefónica entre otras grandes empresas, había desbancando a Bill Gates, propietario de Microsoft, del puesto de hombre más rico del mundo, con una fortuna de 59.000 millones de dólares. Lo que está claro es que mientras millones de personas de la tierra tienen que vivir con dos dólares diarios, otros tienen cantidades excesivas. La desigualdad social tan terrible está causada por el modelo económico actual.