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Félix Placer Ugarte profesor en la facultad de teología de gasteiz

El testamento de Lluís Maria Xirinacs

Los muchos amigos y admiradores de este luchador infatigable por la libertad de Catalunya y de todos los pueblos, especialmente solidario con Euskal Herria, nos hemos sentido profundamente conmovidos por su muerte inesperada. Toda su vida -nos ha dejado a los 75 años- ha estado orientada por su compromiso total, incansable, sin tregua en la lucha por la libertad de su pueblo. Desde el franquismo hasta hoy, sin concesiones reformistas, ha mantenido hasta su muerte una crítica contundente denunciando el incumplimiento de las aspiraciones básicas de la nación catalana.

Con su decisión de poner fin a su vida ha querido subrayar, tal como lo ha dejado escrito en su testamento titulado «Acte de sobirania», que «una nació mai no serà lliure si els seus fills no volen arriscar la seva vida en la seva llibertat i defensa».

Este Gandhi catalán, como se le ha llamado, propuesto tres años para el Nobel de la Paz, impulsor de l'Assemblea de Catalunya, encarcelado dos veces durante el franquismo, se presentó en 1977 como independiente a las elecciones generales, convirtiéndose en senador por Barcelona. Años después abandonó la política activa, pero nunca abandonó su testimonio y su presencia en la lucha por la libertad, por la autodeterminación por la unidad y la defensa de «l'autogovern» catalán, por la independencia de Catalunya.

Como suele ocurrir es estos casos, líderes políticos que desoyeron sus reivindicaciones revolucionarias quieren ahora reconocer su lucha por la libertad. El ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ha definido a Xirinacs como «un profeta» que «estima el seu poble i per això el fustiga». El PSC, lamentando la muerte de Xirinachs, destaca su lucha contra la falta de libertades durante la dictadura franquista y su defensa de Catalunya. El president del Parlament, Ernest Benach, ha destacado el compromiso «en la lluita pacifista durant el franquisme per la recuperació de les llibertats democràtiques» de Catalunya. Benach ha insistido que va ser un «referent per a molts ciutadans en els anys 70». Sin embargo Xirinacs, fiel hasta el final a su crítica aguda y decidida de la situación política, les denuncia en su testamento pidiendo a sus amigos: «accepteu-me aquest final absolut victoriós de la meva contesa per contraposar la covardia dels nostres líders, massificadors del poble».

Amigo de Euskal Herria, fue siempre solidario en las aspiraciones y luchas por la libertad de nuestro pueblo. Llegó a ser juzgado y condenado por la Audiencia Nacional, acusado de enaltecimiento del terrorismo cuando, el 11 de septiembre de 2002, con motivo de la Diada de Catalunya, se declaró «amigo de ETA y de Batasuna». Entrevistado para «Herria 2000 Eliza» por nuestro amigo Joseba Goñi -quien hoy sufre las consecuencias de una grave enfermedad-, denunció la trampa Estado=Nación y a esta sociedad «que revienta por todas partes y donde sólo fermenta la uva en zonas inferiores: marginados, emigrados, naciones oprimidas, mujer, juventud, parados, torturados, presos», y anunciaba «que está cerca el día de la amnistía para la basura porque ya no cabrá en el basurero» («Herria 2000 Eliza». 3. urtemuga. 1981). Consecuente con esa esperanza, mantuvo una presencia permanente de denuncia ante la cárcel Modelo de Barcelona.

Sacerdote desde los 22 años, fue también muy crítico con esta Iglesia. Rechazó el dinero otorgado por el Estado a la institución eclesiástica y llevó a cabo una huelga de hambre contra la vinculación Iglesia-Estado.

Lluís Maria Xirinacs nos ha dejado. Ha puesto fin a su vida, pero no a la continuidad de su lucha, como lo expresa en su denuncia testamentaria: «He viscut esclau 75 anys en uns Països Catalans ocupats per Espanya, per França (i per Itàlia) des de fa segles. He viscut lluitant contra aquest esclavatge tots els anys de la meva vida adulta. Una nació esclava, com un individu esclau, és una vergonya de la humanitat i de l'univers». Como subraya el president de ERC, Josep-Lluís Carod, conmocionado por su muerte, «Xirinacs va ser un símbol de la resistència pacífica al franquisme als anys 70 i un referent en la defensa de principis que van quedar marginats per la Transició».

Se nos ha ido como él mismo lo manifiesta: «En ple ús de les meves facultats marxo perquè vull acabar els meus dies en la soledat i el silenci», afirmando su último deseo: «Avui la meva nació esdevé sobirana absoluta en mi. Ells han perdut un esclau. Ella és quelcom més lliure, perquè jo estic en vosaltres, amics!». El silencio y soledad de su muerte, toda la vida de este luchador seguirán siendo un clamor de libertad para el pueblo catalán, para todos pueblos de la tierra. ¡Graciès, eskerrik asko, Lluís Maria Xirinacs!

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