Los mercados europeos y Wall Street celebraron ayer la medida tomada por la Reserva Federal estadounidense (Fed) de reducción en medio punto el precio del dinero para prestar a los bancos, una medida que permitió respirar a los mercados de ambos lados del Atlántico. Sin embargo, los analistas estiman que la crisis de los créditos hipotecarios de alto riesgo (subprime) no finalizará con esta medida y las nuevas inyecciones de capital a los mercados acometidas ayer por la propia Fed y el Banco de Japón.

No obstante, la medida tuvo un impacto inmediato en las plazas de Europa y Wall Street, pero no alcanzó a Asia, donde el la Bolsa de Tokio se desplomaba. El índice Nikkei cerró con una pérdida del 5,42%, el mayor desplome del selectivo nipón desde el 17 de agosto de 2000, pese a que el Banco de Japón (BoJ) inyectó ayer 1,2 billones de yenes, unos 7.779 millones de euros, en la cuarta intervención del BoJ desde el pasado 9 de agosto.

Una hora antes del comienzo de la sesión de la bolsa de Nueva York, la Fed redujo de manera sorpresiva su tasa en medio punto porcentual de descuento en los préstamos a los bancos, para fijarla en el 5,75. El efecto fue inmediato. Las bolsas europeas, que habían comenzado la jornada con tono vacilante, abrieron a la baja por cuarta jornada consewcutiva, remontaron posiciones para apuntarse beneficos, mientras que en Wall Street el arranque era fulgurante.

Los analistas, sin embargo, seguían siendo muy prudentes en cuanto a la capacidad de esta intervención para encauzar la crisis financiera. Michel Malone, analista de Cowen & Co., afirmó que «la acción del Fed es importante aunque ampliamente simbólico». Según Malone, «es un paso en la buena dirección. Indica que laReserva Federal tiene conciencia de lo que pasa en los mercados financieros y está dispuesto a inyectar liquidez en caso de necesidad», indicó, para añadir que «probablemente la Fed deberá ser más agresiva de lo que lo ha sido hasta ahora».

Entretanto, la gestora internacional de fondos de inversión Threadneedle consideró que que la decisión de la Reserva Federal supone «un alivio para los inversores», según afirmó Quentin Fitzsimmons, responsable de bonos gubernamentales de la firma británica.

Fitzsimmons indicó que el movimiento de la Reserva Federal podría haber dejado al banco central estadounidense expuesto a las acusaciones de abandonar su papel de garante de la estabilidad de precios.

Fitzsimmons dijo que la decisión de la Fed tuvo lugar después de la aparición de numerosos rumores relacionados con la posibilidad de que pequeños inversores buscaran retirar sus ahorros de Countrywide Financials, el mayor banco hipotecario de EEUU ante el deterioro de las condiciones de liquidez del sistema interbancario.

El gestor, no obstante, advirtió de que el nerviosismo todavía está presente y no existe garantía de que esta decisión marque el final de la crisis.

Por su parte, el economista jefe del banco alemán Commerzbank, Jörg Krämer, consideró que el Banco Central Europeo (BCE) debería abandonar la idea de incrementar los tipos de interés a comienzos de setiembre para los países que comparten el euro, después del descalabro bursátil internacional y la inesperada reducción de la tasa descuento de la Fed.

Al mismo tiempo, Silvia Pepino, analista de JPMorgan, previó que el BCE esperará antes de incrementar el precio del dinero de nuevo y ya no lo hará en septiembre, como había anunciado. «Ha aumentado la posibilidad de que la pausa del BCE se extienda hasta el próximo año», según Pepino.

La de ayer fue la primera reducción del costo de los préstamos que toman los bancos de la Reserva Federal decidida entre reuniones regulares del Comité de Mercado Abierto desde la crisis financiera que siguió a los ataques del 11-S de 2001.

Berlín descarta cumbre

En Berlín, el ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, descartó ayer una reunión extraordinaria de los ministros de Finanzas del grupo de los siete países más industrializados del mundo (G-7) para tratar la crisis financiera actual.

En un acto de presentación de la moneda y el sello conmemorativo del 50 aniversario del Bundesbank (emisor), el ministro germano dijo que el G-7 no se reunirá antes de la cumbre ordinaria de octubre con motivo de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington. De este modo, Steinbrück hacía referencia al presidente del Estado francés, Nicolás Sarkozy, quien dirigió ayer una carta al resto de líderes de los países del G-7 en la que les planteó la necesidad de analizar la transparencia de los mercados y la solidez de los productos financieros.

Por su parte, la ministra francesa de Economía y Finanzas, Christine Lagarde, afirmó en una entrevista concedida al diario «Le Parisien» que la actual situación de los mercados financieros «no es un crash, sino una corrección brutal» que tiene su epicentro en el sector hipotecario subprime de Estados Unidos.

Lagarde subrayó la importancia de que los inversores «mantengan la cabeza fría» y destacó que la economía francesa se ha comportado bien, por lo que considera que «no se verá afectada». «Ciertamente, hubiera preferido que el crecimiento en el segundo trimestre fuera del 0,6% en vez del 0,3%, pero no hay de que alarmarse. La economía real y sus fundamentales están bien orientados, particularmente el dinamismo del consumo de los hogares y un vigoroso crecimiento mundial», dijo Lagarde.

Asimismo, Lagarde aseguró a «Le Parisien» que el mercado inmobiliario francés es más sólido y estable que el estadounidense, donde el subsector de hipotecas subprime ha sido el «epicentro» de esta corrección, por los préstamos hipotecarios agresivos a hogares con rentas aleatorias. «Allí se han cometido excesos en esta materia», añadió.

Respecto a la próxima reunión del Banco Central Europeo (BCE) el día 6 de setiembre, la ministra francesa subrayó los buenos datos de inflación registrados en la eurozona y en el Estado Francés y afirmó que «corresponderá al BCE apreciar la situación de los tipos de interés a su debido tiempo».