Modulación del discurso de Ibarretxe
El lehendakari optó ayer por hacer un discurso de marco general pese a que el acto en que tomó la palabra, una recepción de cortesía al nuevo equipo que gobernará la Diputación de Araba, no obligaba en modo alguno a ello. Juan José Ibarretxe expondrá su programa político para el tramo final de la legislatura en setiembre. Por escrito y en sede parlamentaria. Es entonces cuando se podrá hacer una lectura en profundidad sobre sus propuestas para abordar las dos grandes cuestiones que presiden la política vasca: la paz y la normalidad democrática.
Los encargados del márketing del tripartito han tratado de presentar el Pleno de Política General como un hito decisivo, al anunciar que en el mismo el lehendakari aportará una iniciativa que anuncian novedosa.
Sin embargo, nada de lo escuchado ayer de boca del lehendakari apunta en esa línea. Juan José Ibarretxe volvió a redundar en la teoría de los dos «ejes del mal». Los vascos no viven en paz ni pueden decidir su futuro por culpa de Batasuna, de una parte, y de PP y PSOE, de la otra. El lehendakari retoma un discurso que ha sido desmentido por la realidad una y otra vez y que, tras lo actuado por las distintas partes durante la última fase del proceso de paz, es del todo insostenible. La izquierda abertzale ha trabajado y trabaja, y el lehendakari ha sido testigo directo de ese compromiso, para hacer avanzar un proceso que se bloqueó cuando su partido, el PNV, le tomó la delantera al PSOE y vetó una propuesta que garantizaba, entre otras cosas, el final de lo que el lehendakari denomina «el ciclo de la violencia de ETA». Es decir, dijo «no» a la apertura del «ciclo del derecho de decisión» en este país, con lo que ello implica. Ibarretxe afirma ahora que el futuro del pueblo vasco «lo decidiremos en Euskadi y en Vitoria». Encoge el mapa que dibujó en el preámbulo de su plan. Y no habla de consulta sino de «incrementar el protagonismo de la sociedad». La modulación del discurso es clara. Cabe esperar que sea eso, sólo un discurso de agosto y no su guía política para el final del mandato.