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Fermín Gongeta Sociólogo

«¡Hizo trampa! ¡Yo lo vi, lo vi! ¡Hizo trampa para perder!»

Nada nuevo bajo el sol. Indalecio Prieto, en el acuerdo de Ortuella, vendía Balmaseda por conquistar Bilbao. Hoy Zapatero ha vendido Navarra

El PSN acata las órdenes de Ferraz y Sanz es elegido presidente del Gobierno navarro por mayoría simple. (GARA, 07-08-11). La decisión fue tomada por la ejecutiva del Partido Socialista en ausencia del secretario general Rodríguez Zapatero, que hizo la encomienda a José Blanco.

Triple irresponsabilidad política del presidente del Gobierno, por tomar esa vergonzosa y humillante decisión, por ausentarse queriendo esquivar compromisos y por delegar en un hombre como José Blanco.

Blanco, secretario de organización del PSOE, mantiene que la decisión de entregar Navarra a la derecha, «además de ser de obligado cumplimiento [para el PSN], es la mejor decisión para España y Navarra» (me ha impresionado ver en Internet tantas páginas dedicadas a Pepiño Blanco).

No se trata de caricaturizar al político de Lugo, porque también Enrique Lister y Daniel Castelao nacieron en Lugo, pero fueron inteligentes.

Otro personaje que ha intervenido en la venganza de Navarra ha sido Javier Rojo, nacido en Iruñea y afincado en Gasteiz, afirmando: «Soy navarro, y sé lo que piensa la sociedad navarra. Los vascos queremos estar en España, sobre todo porque nos ha ido muy bien... La mayoría social en Euskadi quiere estar en el lugar en que estamos hoy, porque nos seguirá yendo muy bien». Javier Rojo García, además de Presidente del Senado, es maestro industrial, especializado en Artes Gráficas. También lo fueron Facundo Perezagua e Isidoro Acevedo, pero éstos eran inteligentes.

La tercera pata de esta tan insensata como desequilibrada banqueta ha sido la responsable de política autonómica del PSOE, M. del Carmen Hermosín Bono. Su manifestación recuerda, sin paliativos, la frase de los hermanos Marx: «Es mejor hacer una oposición fuerte y útil [en Navarra] que formar un gobierno difícil de explicar».

¿De donde provendría, según M. del Carmen Hermosín, la dificultad de la explicación: de la irracional y antidemocrática decisión, de la incapacidad de quien debiera explicar o de la estupidez intelectual de todos los ciudadanos para comprender lo insensato? Cualquiera de las razones, o las tres juntas, son muy graves.

Mujeres como Victoria Kent y Margarita Nelken también fueron dirigentes del Partido Socialista, pero ellas eran inteligentes.

Nunca vemos la realidad tal como es, sino lo que de ella hay en nosotros. Y, para no ver la realidad navarra, el Partido Socialista central ha hecho trampa. Como dice Catalina en «El diablo y Dios», de Sartre, «Hizo trampa» ¡Yo lo vi, lo vi! ¡Hizo trampa para perder!

Los gobiernos de occidente han encontrado nuevos métodos para dominar y sojuzgar la democracia, controlando la opinión y las mentalidades. El objetivo político es conseguir «la fabricación del consentimiento», como «ingrediente normal de gobierno» (Noam Chomsky: «Dominar el mundo o salvar el planeta», Fayard 2004).

Mantiene también que «es mucho más agradable sufrir una publicidad que encontrarse en una sala de tortura», sin tener en cuenta que países mantenidos en formas totalitarias utilizan los dos sistemas simultáneamente.

Indalecio Prieto y Tuero se presentó a las elecciones generales españolas por Bilbao en junio del año diecinueve. La Liga Monárquica renunció a la lucha por la capital de Bizkaia contra la retirada de los socialistas del distrito de Balmaseda. Las frases de Prieto aparecidas en «El Liberal» se asemejan como gotas de agua a las de los actuales responsables políticos socialistas. «En el distrito de Balmaseda-dijo Prieto en su discurso electoral-, libremente, espontáneamente, aquellas agrupaciones republicanas y socialistas han acordado apoyar a un candidato monárquico liberal, el señor Balparda, y yo tengo que decir aquí, públicamente, que me parece perfectamente ese acuerdo (...) digo ante el pueblo de Bilbao que soy un enemigo acérrimo, declarado, del nacionalismo vasco... porque representa un espíritu rural y reaccionario incompatible con las esencias liberales que constituyen la divisa de toda mi vida».

Hoy, al igual que en el estrenado siglo veinte, el Partido Socialista continúa aliado con la monarquía y la derecha ultraliberal. Nada nuevo bajo el sol. Prieto, en el acuerdo de Ortuella, vendía Balmaseda por conquistar Bilbao. Hoy Zapatero ha vendido Navarra.

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