El primer mundo, los países occidentales envejecen, y se sabe que la pirámide demográfica es una de las pesadillas de los economistas, ya que los jubilados reclaman su lugar al sol, a la sombra, sus necesidades y sus pensiones. En ese programa que sigue siendo una de las pocas nociones de la televisión pública al servicio de la inmensa mayoría que se llama «La noche temática» y que sigue ofreciendo La 2 en la noche de los sábados, hablaban de estos asuntos, con tres reportajes diferentes, pero con una reiteración, hablaban de EE.UU. o de Japón, con lo que lo que nos ofrecieron era sólo una parte del problema.

En un pueblo de una isla japonesa los especialistas no acaban de entender las razones por la que hay una población longeva por encima de todas estadísticas, por lo tanto se trata de un pueblo que se mueve a otro ritmo, un lugar bastante idílico, y en donde se ha creado un tejido de solidaridad excepcional. Ancianas de ochenta años que se dedican a cocinar, un reparto de comida a ancianos con problemas de movilidad, todo muy «socializado», sin apenas signos de marginalidad. En los USA, jubilados que buscan empleo porque no pueden mantener su ritmo de vida con su pensión. Un grave problema, quizás un anuncio de nuestro futuro, una idea agresiva del bienestar social que es pura agresión.

Sin duda el más interesante fue el que se dio voz a unas cuantas mujeres de sesenta y cinco años para arriba para hablar de sexo. De su sexualidad, de su invisibilidad, del ostracismo que la sociedad les impone sexualmente. Desde una pareja de lesbianas, a una mujer negra con nietas y biznietos que falleció durante la grabación del reportaje, o una pareja en una residencia compuesta por un periodista y una mujer en silla de ruedas. Una mujer de sesenta y nueve años conviviendo en pareja con un joven, una escritora que sigue sintiéndose viva sexualmente. Y el detalle: la mujer lesbiana hablando a los asistentes sociales para solicitarles que ayuden a salir del armario a los ancianos gays o lesbianas. Un problema sobre otro. Nos ayudó a pensar y reflexionar sobre el sexo y la edad. Por arriba y por abajo.