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El impacto de la decisión del PSOE abre perspectivas de cambioen erribera

El dimitido miembro de la Ejecutiva del PSN Mariano Cerezo narraba hace unos días que en Tutera hay quien le dice que tras la cesión del gobierno a la derecha «nos van a volver vascos a todos». Sin llegar tan lejos, lo cierto es que todas las formaciones navarras advierten una nueva situación política en Erribera, y han comenzado a reorientar sus discursos.

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En Nafarroa se habla mucho de política en los últimos meses. Y con más fuerza en Erribera. Localidades como Sartaguda se han visto afectadas por la decisión del PSN de no mezclar su voto con el de la izquierda abertzale. El mandato paralelo de dar el Gobierno navarro a UPN ha provocado una sacudida interna en el partido, y sobre todo en el sur del herrialde. La expresión más clara fue el escrito conjunto de casi un centenar de electos y afiliados de 22 agrupaciones locales riberas que denunciaron que la decisión de Ferraz supone «no representar ni defender» a sus votantes.

En la concentración realizada ante el Parlamento navarro el día en que Miguel Sanz fue reelegido, el tudelano Mariano Cerezo, que ha decidido dejar la Ejecutiva del PSN, narraba una anécdota que puede ser significativa: «Un señor de 80 años me decía el otro día: `Lo que no han conseguido en San Sebastián, Bilbao ni Madrid lo van a conseguir ahora: que nos hagamos vascos todos los de la Ribera'».

Nadie espera grandes vuelcos en el voto a estas alturas, pero todos los partidos coinciden en ver nuevas perspectivas en esta zona, la más poblada de Nafarroa tras Iruñerria. El PSN, de hecho, ha reorientado rápidamente su discurso para frenar un goteo de renuncias, y ha conseguido evitar fugas en localidades como Corella. Por lo que respecta a UPN, a Miguel Sanz se le preguntó la pasada semana en una entrevista de prensa «qué ocurre en la Ribera», y el presidente navarro no se mostró excesivamente preocupado al señalar que «hay que separar lo que es la Ribera votante de la Ribera militante» y al añadir que «los nacionalistas han tenido ahora peores resultados que los que tuvieron en 1987-91. Que no toquen tanto las campanas». Y en cuanto a Nafarroa Bai, en el debate de investidura los guiños a los votantes riberos fueron claros. Patxi Zabaleta aseguró que «la dialéctica entre partidarios y detractores de la Constitución es falsa, no aparece en la sociedad navarra (...) Eso es lo que se nos expresa en la Ribera, cuando decenas y decenas de hombres y mujeres se nos acercan para reivindicar que los políticos seamos capaces de hablar, discutir y entendernos». El cabeza de lista de NaBai también citó desde la tribuna la última copla del paloteado de Monteagudo, localidad ribera por excelencia, que alude a la unidad de los cuatro herrialdes vascos del sur. Otro guiño.

El ejemplo de Sartaguda

A muchos la situación creada les devuelve a la memoria la recta final del franquismo y los años inmediatamente posteriores, cuando las sensibilidades de izquierdas y abertzales confluyeron en toda Nafarroa, y de modo muy especial en Erribera. De hecho, en la famosa asamblea de 1981 realizada por los militantes del PSOE en Nafarroa las voces más críticas con el giro hacia la partición territorial decretado por Gabriel Urralburu o Víctor Manuel Arbeloa procedían de localidades riberas como Ribaforada o Cortes.

El asentamiento del marco institucional de la Nafarroa sola y separada del resto de Euskal Herria, y factores derivados de ella como las trabas a la enseñanza en euskara en el sur de Nafarroa a través de la zonificación lingüística, contribuyeron luego a que el voto abertzale se debilitara. Pero la colaboración de base entre izquierdas y abertzales se ha mantenido en pueblos como Sartaguda, al que la decisión de la dirección fe- deral del PSOE ha puesto ahora en el foco de la opinión pública de todo el Estado. Durante todos estos últimos años socialistas y abertzales de diferentes tendencias han trabajado codo con codo en proyectos como la ikastola (compartida con Lodosa) o el futuro Parque de la Memoria, en recuerdo a los fusilados de 1936 que dieron a la localidad la denominación de «pueblo de las viudas». No podía ser de otro modo: entre los casi cien vecinos abatidos por la derecha tras el golpe de Estado franquista -en un pueblo que sólo tenía 1.200 habitantes- había militantes de UGT, CNT o CGT, que fueron fusilados junto a otros del PSOE, el PNV o el PC. Todos estaban en el mismo punto de mira, y en la misma trinchera.

La continuidad lógica de esta colaboración es el acceso a la Alcaldía de José Ramón Martínez Benito, cabeza de lista del PSN, con el apoyo de Gabriel Martínez, concejal de ANV. Los discursos escuchados durante la constitución del Ayuntamiento, el 16 de junio, no sólo resultaron cargados de emotividad, sino también de historia y de sentido común al margen de grandes estrategias políticas desarrolladas en lejanos despachos. El alcalde, suspendido de militancia por el PSN, tuvo que recordó que «esto es Sartaguda, no Pamplona ni Madrid». Y el edil de la izquierda abertzale recordó por su parte que «aquí se cometió un genocidio y todavía no se nos ha pedido perdón. Ellos, que llevan todo el día pidiendo condena, ¿qué es lo que han condenado?».

En busca del voto

En Nafarroa Bai, como muestra el discurso empleado en la investidura, se sigue con especial atención la posibilidad de que las derivaciones de la crisis del PSN permitan a su formación ampliar su espacio. Zabaleta incidió en el debate parlamentario en que la prioridad de la coalición no es el cambio de marco, sino el cambio de gobierno. Desde UPN se le acusa reiteradamente de ocultar símbolos como la ikurriña. En las pasadas elecciones, en cualquier caso, con esta estrategia la coalición formada por Aralar, EA, PNV y Batzarre no alcanzó avances sustanciales en esta zona, al contrario de lo que ocurrió en otras. Obtuvo dos ediles de 21 en Tutera (los dos que ya tenía Batzarre antes), pero no tiene presencia en los consistorios de otras localidades de más de 3.000 habitantes, como Cascante, Castejón, Cintruénigo, Corella, Cortes, Murchante o Ribaforada, ni tampoco en Sartaguda, donde sí está ANV. Su presencia empieza en Erri Berri o Biana. Pero en varias de esas localidades aparecen candidaturas independientes ubicadas a la izquierda del PSOE y críticas con el marco impuesto por el Amejoramiento.

Los datos numéricos de las pasadas elecciones en Erribera, en cualquier caso, dan la razón a Sanz. En las elecciones al Parlamento, el voto a su partido multiplicó prácticamente por diez el obtenido por Nafarroa Bai en el conjunto de la merindad de Tutera. En las municipales, UPN y PSN copan prácticamente los consistorios, pero en un esquema de rivalidad que hace que, por ejemplo, en Cintruénigo el PSN no haya dudado en apoyarse en formaciones menores para quitar la Alcaldía a la lista más votada, UPN. Cintruénigo, por cierto, es la localidad de su secretario general, Carlos Chivite. Muchos se preguntan por qué no ha sido posible hacer lo mismo en el Parlamento de Nafarroa. Y es ese malestar el que abre perspectivas de que algo pueda empezar a cambiar en las riberas del Ebro.

TODOS LOS ÚLTIMOS JEFES DEL psn Y CASI TODO SU GRUPO PARLAMENTARIO ES RIBERO

Que las bases del PSN en Erribera estén molestas resulta especialmente preocupante para el partido. De ahí no sólo recibe su mayor porcentaje de voto, sino también casi todos sus cuadros dirigentes. Hay un dato muy concluyente: once de los doce parlamentarios actuales son riberos o de localidades limítrofes (Pitillas, Los Arcos...). No es un fenómeno nuevo. Carlos Chivite, secretario general, es de Cintruénigo. Su antecesor inmediato, Juan José Lizarbe, también es ribero (a caballo entre Tutera y Erri Berri), lo mismo que el último cabeza de lista, Fernando Puras. Tras la crisis de 1996, se encomendó la dirección a una gestora liderada al inicio por otro tudelano, Alberto Pérez Calvo. Y justo antes las riendas las llevó Javier Otano, que también es de Tutera. R.S.

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