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ARRANCA LA TEMPORADA 2007-2008

La división de plata genera diferentes expectativas para Real, Alavés y Eibar

No todos los conjuntos vascos encaran con los mismos objetivos su inminente andadura por la división de plata. Algunos, como la Real, con la intención de que su paso sea efímero para retornar al lugar que, por historia, le corresponde; otros como Alavés y Eibar, inmersos en un proceso de regeneración de sus plantillas, lucharán por alcanzar cuanto antes la tranquilidad de la permanencia.

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Natxo MATXIN | IRUÑEA

Todos ellos tienen, en cualquier caso, un denominador común, que no es otro que las restricciones económicas que, por diferentes causas, influyen en la conformación de sus plantillas, a la espera de que ello no sea factor negativo y decisivo a lo largo de la competición.

La Real se las ha visto y deseado para «colocar» a un buen ramillete de jugadores con altos salarios, inconcebibles en Segunda; el Alavés se halla bajo los efectos de la Ley Concursal, una norma que ha evitado su descenso a Segunda B pero que va a imponer sus directrices económicas; y, finalmente, un Eibar que, como entidad modesta que es, se ve obligada a apretarse el cinturón, algo a lo que ya está más que acostumbrada.

Quitando el trascendental apartado financiero, está claro que estos tres equipos no enfocan con las mismas iniciales pretensiones su singladura por la Segunda División.

Los donostiarras parten con el cartel de «coco», calificativo empleado por su presidenta, María Peña, pero no será la primera vez que la categoría le rebaja los humos a más de una pretenciosa escuadra. Que se lo pregunten al propio Alavés, que partió la campaña anterior como uno de los favoritos al ascenso y acabó luchando por no bajar.

De momento, los txuri urdin se han afanado más en centrar sus esfuerzos en la «operación salida» -se han marchado futbolistas con sueldos elevados como Juanito, Rivas, Savio, Kovacevic, amén de Garrido y Mikel Alonso con dirección al fútbol inglés- que en la incor- poración de nuevas caras con un perfil acorde a las características del juego correoso de la Segunda División.

El montenegrino Delibasic y el galés Vaughan son los dos fichajes realizados por el compatriota de este último, Chris Coleman, técnico avalado por John Toshack y al que se le ha fiado la ardua tarea de devolver al equipo a la Primera División.

Competidores para ascender

A priori, los que acompañaron a la Real en el descenso -Celta y Nástic- son los principales rivales de los txuri urdin, sin olvidarse de otros antiguos primeras, caso de Tenerife, Numancia o Cádiz, junto a Xerez y Elche, o algún otro club que podría dar la sorpresa, tal y como ha ocurrido en las últimas temporadas disputadas.

De la aclimitación que la escuadra donostiarra realice a su nueva situación dependerá en gran medida que la campaña no sea un descalabro, lo que sería la puntilla para una afición cuyas gotas de paciencia ya han rebosado el vaso desde hace bastante tiempo con respecto a la actual junta directiva.

Quien sí sabe desenvolverse sobradamente en la Segunda División es el Eibar, que regresa a la que es su categoría, y que ha afrontado con la profesionalidad que le caracteriza su tradicional renovación una vez finalizada la competición.

Para no ser menos que en otras ocasiones, los armeros han vivido el sentimiento agridulce de conseguir el ascenso con el correspondiente éxodo de piezas básicas hacia otros conjuntos. Nada menos que quince bajas -incluidas las de enero- se han producido en la escuadra guipuzcoana, con nombres destacables como Igor, Fagoaga, Romo o Iñigo.

Con el objetivo de suplir estas ausencias, el club se ha puesto manos a la obra y ya ha incorporado once nuevos jugadores -Cuéllar, Herrera, Biel, Medina, Raúl García, Martino, Robles, Txiki, Del Olmo, Yuste, Zurutuza, Yagüe, Insa y Goiria-, además del segundo entrenador, Fran Garagarza, con vistas a que la nave dirigida por Manix Mandiola, que aguarda con interés la llegada de otro delantero, flote un año más en la categoría de plata.

La remodelación no sólo se ha centrado en la plantilla, ya que aunque Jaime Barriuso sigue siendo el presidente de la entidad armera por petición expresa de la última asamblea celebrada el pasado julio, toda la directiva ha variado con respecto a hace cinco años con la idea de recuperar los valores tradicionales del club, objetivo que ha parecido recalar en los aficionados y en el número de socios, que se ha visto incrementado.

Conjura en el vestuario

Con parecido espíritu se viven en Gasteiz los días previos al inicio del campeonato liguero, toda vez que la delicada situación económica en la que se encuentran no ha hecho sino aunar todavía más al vestuario e hinchada, que se ha acercado en buen número a los amistosos disputados. Las exigencias de la Ley Concursal han tenido repercusiones importantes en el apartado deportivo, con la salida de algunos jugadores y la rebaja importante de los salarios de los que se han quedado.

Pero también han generado que el club haya recuperado su interés por los futbolistas de casa, como Calderón y Garro, a quienes se han unido otros como Tarantino y Raúl Sánchez. El compromiso de sus hombres para con la entidad babazorra -algunos de ellos incluso han puesto dinero de su bolsillo para recalar en Gasteiz- es uno de los aspectos en los que más hincapié ha realizado Josu Uribe, que entrena por primera vez al Alavés.

El asturiano confía en que no sean los últimos hombres en llegar a Mendizorrotza. Suenan nombres como los de Katxorro e incluso la renovación de Aloisi en una entidad que se está planteando presentar una querella contra Piterman, a la vista de la situación financiera.

Se repite el trío de escuadras vascas una década después

Una década después, la división de plata volverá a acoger a tres conjuntos vascos. Desde la temporada 1997-98 no sucedía esto, ya que por aquel entonces militaban en la Segunda División Osasuna, Eibar y Alavés, que esa misma campaña ascendería a la máxima categoría, iniciando un periplo de éxitos posteriores que culminarían con la disputa de la final de la Copa de la UEFA en la edición de 2001, en la que caería con honor ante todo un campeón del viejo continente como es el Liverpool.

El descenso de la Real cuarenta años después de estar entre la elite del fútbol estatal, la salvación en las últimas jornadas del Alavés y la destacada actuación del Eibar en los play-offs de ascenso, dejando en la cuneta a rivales de mucha entidad como el Rayo Vallecano, han traído consigo que la representación vasca en la segunda competición de la regularidad vuelva a tener su peso.

Precisamente, los armeros ostentan un curioso récord en esta categoría, al haber sido el conjunto que más campañas consecutivas ha permanecido en ella, nada menos que 18, entre la 1988-89 y la 2005-06. El Alavés ha sido el último equipo vasco en proclamarse campeón de la Segunda División, hito que consiguió en la mencionada temporada 1997-98 al superar a Las Palmas y Extremadura. N.M.

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