En los montajes televisivos de los castings que están realizando en «Supermodelo 2007» en Cuatro, están pasando las pruebas que hicieron en Iruñea, y de ahí he sacado varias notas a pie de periódico. Parece que se ha impuesto el estilo Risto Mejide. La bordez impostada que gastan los seleccionadores escapa a un rato de mal humor y se convierte en un estilo inquisitorial. Se aprovechan de la ingenuidad de las aspirantes, de las emociones a flor de focos, de las ilusiones que proyectan una jóvenes en edad del pavo que sueñan con ser estrellas mediáticas. Enfrente no se encuentran con unos jurados amables, condescendientes, acurrucadores de esas almas encabritadas, sino con déspotas, en muchas ocasiones maleducados, esperpénticos, abusadores y nefastos para el concurso, la cadena y la muestra palmaria de una mala utilización de las posibilidades de decisión.

Uno de los enfrentamientos sucedió, como digo, en la selección en Iruñea, entre una de las aspirantes que replicó con mucha soltura, rotundidad y firmeza a quien le estaba simplemente intentando humillar. Le ha dicho las palabras justas, que ella venía a una selección, que iba vestida como le daba la gana, que se había puesto extensiones porque le parecía lo más adecuado y que el que tenía enfrente se estaba pasando porque si le parecía bien, bien y se le parecía mal, simplemente debía votar en contra. Se las tuvieron tiesas, con mucha educación, no se suprimió nunca el usted, y resulta que la muchacha era marroquí, con un carácter de una entereza y lucidez superior, y que los del programa andaban en una jornada faltona, como subiéndose siempre sobre los defectos de los demás y ese altercado les puso las pilas.

Como estamos ante una ficción el final tuvo un doble viraje. Ella: «cuando entre me dejaré hacer lo que me manden, pero ahora estoy fuera y voy como quiero». Y ya para que se note la mano de los guionistas y se sobreponga a la realidad, la muchacha pasó el corte, es decir pasó a la siguiente fase y se lo comunicó el que primero la había maltratado. Risto Mejide tenía un poco más de estilo. Estos tienen mucha pose y las uñas afiladas. Nada más.