Jesus Maria Garayo Urruela Laudio
Cofradía de Llodio
El mayordomo de la Cofradía de San Roque acertó de pleno cuando, en declaraciones efectuadas en marzo, consideró esta institución como «una agrupación cerrada y opaca» para la mayoría de vecinos de Laudio. Con el fin de conseguir la identificación de la entidad con los habitantes de la localidad, la cofradía ha impulsado un proyecto cultural que se ha marcado como objetivo la recuperación de la memoria colectiva del valle. La iniciativa se orienta, por tanto, desde dentro de la asociación hacia el exterior.
El reto actual de la Cofradía, sin embargo, radica, en mi opinión, en cómo conseguir que la institución, nacida en 1599, abra el interior de su organización al conjunto de una comunidad local que ha experimentado una profunda transformación económica y social desde 1940. Los posibles ámbitos a trabajar y reformar abarcan, entre otros campos, el género, el origen social y el credo religioso de los asociados. En este sentido, un aspecto que requiere una radical transformación es la forma cerrada en la que se celebra la comida anual del último domingo de agosto, que representa el acto público central del día final de fiestas de la localidad.
En fin, la iniciativa cultural promovida ha contribuido a mejorar la imagen pública de la institución. Sin embargo, permanecen sin desatar los nudos que bloquean en unos casos y frenan en otros la apertura de la Cofradía a todos los habitantes del municipio con dos posibles escenarios en su futura evolución: pervivencia como grupo social protagonizado de manera más o menos exclusiva por miembros varones de familias arraigadas por generaciones en la localidad, o decaimiento progresivo hasta su desaparición final. Ambas situaciones, en cualquier caso, distan de la principal función desarrollada históricamente por la entidad: la cohesión e integración sociales del vecindario.