La Reserva Federal inyecta otros 2.600 millones para tranquilizar al mercado
La crisis financiera por los préstamos hipotecarios de Estados Unidos, que afecta al mercado global, vivió ayer un nuevo capítulo. Las autoridades oficiales tratan de restar importancia a esa situación grave. Pero, de nuevo, la Reserva Federal se vió en la obligación de inyectar 2.600 millones de euros para otorgar liquidez y tranquilizar a los mercados bursátiles, que se mantuvieron en tensión durante todo el día.
Juanjo BASTERRA | BILBO
El desconcierto existente sobre la crisis de los mercados financieros se mostró ayer en toda su extensión. Poco se habló del efecto que tendrá la misma sobre los bolsillos de miles de ciudadanos, ni sobre el empleo por el cierre de negocios, pero sí cobró protagonismo la inyección de mayor liquidez al sistema bancario a bajo interés para los especuladores y el intento oficial de eludir la gravedad del problema, que ha obligado a los bancos centrales a intervenir para evitar una hecatombe financiera de incalculables dimensiones económicas.
Tanto la Reserva Federal de Estados Unidos como el Banco Central Europeo han inyectado ya 96.600 millones y 211.000 millones, respectivamente, en diez días, para espantar el miedo existente. A estas cifras hay que añadir las que han aportado en Japón y Australia, entre otros bancos centrales. A juicio de diferentes expertos, sin embargo, no se ha logrado «evaporar», de forma total, el efecto negativo que perdura y que «cada día trae en vilo a las bolsas».
Efecto dominó
De hecho, uno de los vicepresidentes de la compañía Moody's, Chris Mahoney, explicó que en unos días se va a conocer que una sociedad de activos de alto riesgo, conocidos como «hedge funds» se encuentra en quiebra, lo que podría arrastrar al mercado financiero al «crack».
También el senador republicano, Richard Shelby, que preside el Comité de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos del Senado de Estados Unidos, afirmó que «la crisis hipotecaria irá a peor». Adelantó, de todas formas, que «puede controlarse», pero indicó que tendrá efectos negativos como «la desaparición de entidades que no gestionaron adecuadamente el riesgo».
Los organismos oficiales y los gobiernos, desde la Comisión Europea al que preside Sarkozy, aseguraron ayer que no tendrá impacto en la economía en un intento de ocultar su efecto devastador, en caso de que no se frene su expansión, que es ya harto difícil. Las alarmas sobre la «burbuja inmobiliaria» se encendieron hace unos años y se acentuaron en los últimos meses de 2006. Los primeros efectos negativos llegaron en febrero, pero los mercados financieros recogían enormes beneficios, por lo que no se preocuparon de esos problemas.
En este caso, también se ha puesto sobre la mesa un debate, que el senador de Estados Unidos, Richard Shelby, también mencionó ayer: el papel jugado por las agencias de calificación de riesgo. La Comisión Europea, en ese caso, ha anunciado que va a investigar porqué tardaron tanto tiempo en alertar del riesgo vinculado a las hipotecas «subprime». Shelby afirmó que las agencias de calificación: Standard & Poor's, Moody's y Fitch, que son las principales, «tienen parte de culpa de la situación actual del mercado hipotecario».
La Comisión Europea afirmó que «es demasiado pronto» para determinar el impacto que tendrá en la economía europea y destacó que dependerá «de la continuación o no de la turbulencia», aunque se felicitó de que la Reserva Federal de Estados Unidos inyectase ayer, una vez más, 2.600 millones al sistema bancario. Amelia Torres, portavoz de la Comisión para los Asuntos Económicos y Monetarios, añadió que «será necesario ver si la crisis tiene un efecto sobre la confianza de las empresas y los consumidores».
Diálogo con los bancos
La ministra francesa de Economía y Finanzas, Christine Lagarde, señaló, tras una reunión del Gobierno Sarkozy, que «ya ha pasado el grueso de la crisis en los mercados financieros», pero se mostró prudente sobre el efecto que tendrá en el desarrollo económico del Estado francés. Lagarde anunció que entablará un diálogo con los bancos para que «no se aprovechen de la situación de crisis financiera para endurecer las condiciones de concesión del crédito a los ciudadanos y a las empresas».
El vicepresidente segundo español, Pedro Solbes, por otro lado, indicó la pasada semana también que la crisis desatada en el mercado hipotecario no afectará «a la economía española». Diferentes analistas financieros coincidieron con el responsable del Gobierno español, pero no pudieron evitar los temores, porque hay dos hechos significativos importantes, constatados por el Banco de España, como son que la morosidad en la financiación para la adquisición de la vivienda ha aumentado en un 34,15% en un año, según el Informe de Estabilidad Financiera, correspondiente al mes de mayo.
Otro dato constatado es que un 3,5% del crédito total concedido bajo la fórmula de hipotecas residenciales, lo que supone en torno a 35.000 millones, «tiene riesgo de impago».
«Crisis de confianza»
En una entrevista a Noël Amenc, profesor de la prestigiosa escuela francesa de negocios, finanzas y márketing, Edhec, en el periódico «Le Monde» afirma que la responsabilidad de esta crisis no sólo se encuentra en los excesos del mercado estadounidense del crédito hipotecario de riesgo, sino «en las prácticas del conjunto de la industria financiera. En un contexto de tipos bajos y escasos, los inversores buscaron colocaciones rentables en el mercado del crédito».
También explica que ha saltado por los problemas de impago de los créditos hipotecarios de alto riesgo, «es una crisis de confianza» y reconoce, además, que «desde hace cinco años se están produciendo los excesos en el mercado financiero».
Countrywide Financial ha comenzado ya con despidos de su división «Full Spectrum», unidad de negocio que trabaja con hipotecas de alto y bajo riesgo. Es la mayor prestamista del sector hipotecario estadounidense, según informa «The Wall Street Journal». De momento, no se cita el número de despidos, pero la división «Full Spectrum» emplea a 6.800 personas y la sociedad cuenta con 18.000 contratados para la iniciación de préstamos. El pasado jueves, Countrywide recurrió a la totalidad de su línea de crédito, es decir 8.600 millones de euros, para impulsar su liquidez. También se conoció ayer que las autoridades alemanas acudieron al rescate de Sachsen LB para que pudiera hacer frente a la financiación de una de sus líneas de crédito, valorada en 17.300 millones. Una semana antes le ocurrió otro tanto con la sociedad IKB. El diario alemán «Handeslsblatt» informó ayer de que el lento proceso de adaptación de los bancos semipúblicos al sistema financiero se ha basado «en los nichos de mayor riesgo para incrementar su rentabilidad». En este caso, se advierte que los bancos alemanes carecen de experiencia para enfrentarse a estos peligros. Por otro lado, la Bolsa española acumula una fuerte caída en agosto, lo que ha supuesto, según los diferentes expertos, unas pérdidas de 50.000 millones de euros, ya que todas las compañías que cotizan en el mercado continuo se han depreciado ante esta crisis importante. Esta situación pone en entredicho la ingeniería financiera que se mueve en un continuo riesgo, porque sabe que ante la crisis tendrá respaldo oficial, como ya está ocurriendo.
Expertos de Norbolsa, sociedad de valores de las cajas vascas, explican que la volatilidad que viven los mercados a causa de la crisis hipotecaria de Estados Unidos ha provocado una rotación de las inversiones hacia la renta fija «de calidad». Los inversores intentan evitar los activos de mayor riesgo, sobre todo mercados emergentes, bolsa y deuda corporativa, y se decantan por la «liquidez y los activos de renta fija de calidad, principalmente bonos del Tesoro». Estos productos se caracterizan «por su atractiva retribución y menores riesgos, ya que los intereses percibidos son independientes de los resultados de la entidad emisora». No obstante, los expertos de Norbolsa comentaron que la renta variable «todavía ofrece buenas oportunidades». Recomiendan a los inversores que «sean precavidos con sectores como el bancario» y precisan que «las aseguradoras tienen menos riesgo», ya que todavía «no han salido a la luz todos los problemas».