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Aitziber Olabarrieta Kareaga Enfermera, delegada de LAB del Hospital de Galdakao

Sanidad: irresponsabilidad con graves consecuencias

Se precisa un plan urgente que conlleve ofertar las plazas necesarias que garanticen la calidad en la asistencia sanitaria. Para formar especialistas son necesarios tiempo y dinero, pero fundamentalmente voluntad política

Desgraciadamente cada vez son más las quejas hacia Osakidetza y Osasunbidea, tanto internas (del propio personal) como por parte de los usuarios-pacientes.

Son numerosos y variados los problemas que sufre el sistema sanitario público, pero la mayor parte de ellos están derivados de la pésima e irresponsable política aplicada desde los ministerios de Sanidad y de Educación españoles, unidos a la pasividad más absoluta de las diferentes comunidades autónomas.

Concretamente me refiero a la gravísima falta de personal facultativo especialista, personal necesario para poder asistir dignamente a la sociedad. Son demasiados años consecutivos en los que desde Madrid se ha ofertado un número irrisorio de plazas para formar dicho personal. Esto ha sido motivado fundamentalmente por las presiones que desde los distintos colegios y asociaciones de médicos se han realizado para lograr que continúe siendo una profesión elitista y poder tener el poder que actualmente ostentan, siendo dueños absolutos de la sanidad tanto pública como privada.

Consecuencia de ello es que en estos momentos no se disponga de pediatras, anestesistas, cirujanos, ginecólogos, traumatólogos... Prácticamente no hay personal para cubrir ninguna especialidad médica.

La obligación de los diferentes gobiernos de garantizar la formación y la adecuada prestación sanitaria ha brillado por su ausencia. Los gestores de la CAV y Nafarroa no han hecho absolutamente nada para revertir esta situación y evitar de ese modo el caos que estamos viviendo. Lo grave, además, es que continúan sin hacer nada: no se está formando personal suficiente.

En los hospitales se precisa personal las 24 horas del día, el personal facultativo tiene la obligación de realizar guardias, realizando una media de 1000 horas más de trabajo anuales, lo que supone estar 17 o 24 horas seguidas trabajando: atendiendo, diagnosticando, operando, etc. ¿Cómo se compren- de que una labor tan sensible e importante se realice en ese contexto? El resto del personal trabaja a turnos, lógico, pero el personal facultativo no, porque no hay suficiente personal formado para cubrir los turnos, ni para cubrir vacaciones, ni bajas, ni permisos, y porque ellos mismos se niegan a asumir lo que debería ser una organización lógica del trabajo. Cualquier incidencia que suponga la falta de un facultativo revierte directamente en la asistencia: suspensión de quirófanos, pruebas, consultas, etc.

Osakidetza y Oasunbidea, presionadas por los propios médicos, lo único que ofrecen es más dinero por las guardias, sin poner solución al grave problema de la falta de personal, y sin acabar de organizar el sistema de trabajo.

En los ambulatorios la situación es similar. Repartir los pacientes entre los compañeros y compañeras cuando alguno falla no es más que otro parche al que Osakidetza nos tiene acostumbrados.

Es hora de plantarse. Se precisa un plan urgente que conlleve ofertar las plazas necesarias que garanticen la calidad en la asistencia sanitaria. Para formar especialistas son necesarios tiempo y dinero, pero fundamen- talmente voluntad política. Disponemos de universidades y hospitales docentes; sin embargo, nuevamente nos topamos con la falta de competencias que impiden que seamos los propios ciudadanos vascos los que decidamos el número de especialistas a formar.

La sanidad es uno de los pilares de la sociedad y la falta de personal no puede dilatarse más. Las consecuencias las padecemos todos y, siendo ya graves, pueden ser aún peores.

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