La crisis financiera desatada en Estados Unidos por los créditos hipotecarios de alto riesgo («subprime») mantiene en jaque a la actividad económica mundial y está obligando a los bancos centrales a inyectar liquidez de manera continua para evitar consecuencias más graves para la actividad.

La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos inyectó ayer otros 1.465 millones al sistema bancario. Desde el pasado 9 de agosto suman ya 96.701 millones de euros, que unidos a los del Banco Central Europeo y a otras aportaciones de los asiáticos se acercan ya a los 350.000 millones puestos en circulación de forma extraordinaria, lo que denota la gravedad de la crisis, a pesar de que unos y otros traten de reducir su impacto.

Treinta días antes

Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE) explicará ante la comisión de Asuntos Monetarios y Económicos del Parlamento Europeo el efecto que está provocando en la economía europea. Será en una reunión el próximo 11 de setiembre.

La comparecencia se ha anticipado en más de treinta días debido a la gravedad de la situación. Cinco días antes, el Consejo de Gobierno del BCE deberá adoptar una decisión de subir o no los tipos de interés, es decir dejarlos en el 4% actual o elevarlos al 4,25%.

Ayer mismo, American Express Funds adelantó que la Reserva Federal de Estados Unidos recortará los tipos de interés del dinero entre 25 y 50 puntos básicos en su próxima reunión del 18 de setiembre con el objetivo de fijarlos en el 4,75% a finales de año, frente al 5,25% actual, según se desprende de su último análisis económico-financiero.

El informe «Economics For Investment» constata que el incremento de la incertidumbre y los mayores costes del crédito afectarán a la confianza de las empresas y de los consumidores, reduciendo el consumo y las inversiones, lo que sumado a un empeoramiento de la crisis en el sector de la vivienda ralentizará el crecimiento económico de Estados Unidos hasta una tasa de entre el 1% y el 2% en el tercer y el cuarto trimestre, aunque precisa que no se prevé en un contexto de «recesión».

Euro y dólar

El informe anticipa, por otro lado, nuevas subidas de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) y del Banco de Japón (BOJ) en lo que queda de 2007. De este modo, American Express Funds subraya que el instituto emisor europeo ha reiterado su «estrecha vigilancia» sobre la evolución de la inflación, aunque advierte de que «una temprana» decisión en setiembre, coincidiendo con la previsible bajada de tipos en EEUU, llevaría al euro a nuevos máximos históricos frente al dólar. Esta percepción sitúa la posibilidad de que, según otros analistas, el BCE no eleve los tipos de interés hasta final de año, para evitar ese repunte del euro frente al dólar y para «calmar» al mercado hipotecario.

El informe de American Express indica, además, que el Banco de Japón podría acometer una subida de un cuarto de punto porcentual en el último trimestre del año y otra en los tres primeros meses de 2008.

Los expertos no se atreven a pronosticar el fin de la crisis financiera e, incluso, están advirtiendo que el desequilibrio que se está produciendo en la economía financiera puede generar un exceso de liquidez en el otro extremo del planeta, en las economías asiáticas, «lo que tampoco sería bueno para la economía mundial, porque ya atravesamos crisis de esa dimensión a finales de la década del siglo pasado».

Opiniones contrapuestas

Entre quienes afirman que la crisis financiera hipotecaria estadounidense no afectará a la Unión Europea se encuentra el Primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. Afirmó que «no tendrá consecuencias mayores sobre la economía de la Unión Europea». Sin embargo, reconoció que «todavía es pronto» para conocer su impacto». Juncker alabó «la actuación ejemplar» del Banco Central Europeo, del que dijo que «su prioridad debe ser la estabilidad de los precios». Sin embargo, Larry Summers, antiguo secretario del Tesoro de Estados Unidos, certificó que «es pronto para decir si la crisis será pasajera», según declaró a la cadena televisiva ABC, a la vez que alertó de que «no tenemos los elementos precisos para predecir una recesión económica en EEUU».

La preocupación sobre la extensión de la crisis se mantiene viva. La presidenta de la Comisión para Asuntos Monetarios y económicos del parlamento Europeo, Pervenche Bers, señaló que en julio el propio Jean-Claude Trichet alertó de que la crisis de Estados Unidos podría trasladarse a Europea y afectar no sólo al mercado hipotecario sino a la economía real. Por ese motivo, el Parlamento Europeo exigirá al presidente del BCE que se adopten los mecanismos adecuados «para una mayor atención a la transparencia y regulación de la entidades que asumen un riesgo excesivo, como los hedge funds o los fondos de capital riesgo, así como el papel que deben jugar las agencias de calificación crediticia en este contexto».

La presidenta de la comisión parlamentaria reconoce que «es importante mantener el crecimiento económico en la UE y, en este asunto, además de la liquidez inyectada por el BCE, también juega un papel importante la política monetaria que trascenderá de las actuales dificultades financieras».

El presidente de la patronal española CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, declaró ayer que no está «nada preocupado» por los efectos en el Estado español de la crisis de las hipotecas de baja calidad de EEUU, pero expresó su inquietud por las posibles subidas de los tipos de interés en la zona euro y del precio del petróleo. «Los empresarios somos partidarios de que los tipos de interés se queden donde están y que no se vuelvan a retocar en otoño», señaló.

Para los empresarios, la situación actual genera beneficios económicos, salvo los problemas de las entidades bancarias. Sin embrago, las inmobiliarias ya han encontrado otro filón en el exterior y «esperan duplicar su facturación en el exterior hasta los 9.500 millones».