Irunberri inició sus fiestas al mediodía con un ambiente característico de las pequeñas localidades. Los jóvenes, y no tan jóvenes, brincaban y bailaban como si la vida les fuera en ello. No era para menos: Ilunberriko Txaranga interpretaba su repertorio con una vitalidad que no permitía mantenerse al margen de la fiesta. Esta charanga formada por jóvenes de la localidad es uno de los principales ingredientes de las fiestas, y es que visto el ritmo que llevan no hace falta más para dar rienda suelta a la alegría y el jolgorio. Además, no paran entre pieza y pieza, por lo que queda poco tiempo hasta para respirar. Por las tardes, recorren las calles implantando en Irunberri el ambiente ya descrito, y según comentó el vecino de la localidad Rafa Behorlegi, «todo el mundo baila con la charanga».

Las fiestas comenzaron a las 12.00, con el lanzamiento del cohete por parte de la concejala de Cultura y Festejos, Raquel Usoz, de la Agrupación Independiente. La caída de unos de los cohetes a la misma calle donde se reunían los vecinos de Irunberri provovó que, por unos instantes, cesara la recién estallada fiesta. Alcanzó en la pierna a un joven, pero al parecer el incidente no presentó mayores problemas ya que al cabo de breves minutos la charanga sonaba otra vez dando lugar a una explosión de alegría.

La fiesta se extendió por todo el pueblo con la kalejira de los gigantes y la charanga. Tras la ronda, unos 70-80 vecinos se reunieron en la barraca de Irunberri para rendir homenaje a la ikurriña. En el acto se bailó el aurresku y se cantó el «Eusko Gudariak». Hacia las 15.30 tenía lugar la comida organizada por el movimiento pro amnistía, en la zona llamada «la Erica». La comida reunió a unas 120 personas, superando la participación de años anteriores.