Getxophoto ofrecerá una visión de la fotografía actual, gracias a la selección de autores que ha realizado su comisario. Opina que los festivales son un interesante medio para «cambiar la percepción de la gente» sobre este campo artístico.

¿Cómo definiría la fotografía de principios del siglo XXI?

Creo que, durante muchos años, la fotografía ha atravesado el desierto. Yo he dicho muchas veces que uno de los patrocinadores naturales de la fotografía no era Kodak sino Kleenex; los fotógrafos se pasaban el día llorando porque no entraban en los circuitos del mercado del arte o porque no tenían ni la visibilidad ni la dignidad que entendían que les correspondía. Afortunadamente, todo eso ha cambiando hasta convertir la fotografía en una de las disciplinas con más penetración en el ámbito de las artes plásticas. El uso de la imagen ha sido algo que no sólo se ha popularizado sino que ha tenido una presencia cada vez más importante para los artistas plásticos, que la han ido asumiendo como instrumento de comunicación. Creo que la normalización de la fotografía ha tenido que ver con la permeabilidad del lenguaje fotográfico, que ha ido contaminándose de la evolución de la sociedad contemporánea.

¿De ahí su presencia creciente en los espacios expositivos?

Así es. Y no sólo eso. Uno va a la Bienal de Venecia, a Arco o a Kassel y se encuentra una presencia dominante de la fotografía. Casi todos los artistas que experimentan con nuevos lenguajes se están sirviendo de la imagen fija o en movimiento.

Le interesan los proyectos que surgen en la periferia, los dialectos frente a los idiomas coloniales. ¿Cómo ha influido la globalización en los lenguajes fotográficos?

La globalización ha permitido, sobre todo, el acceso a la visibilidad. Yo empecé como fotógrafo en Madrid y la posibilidad que tenía de hacerme con los libros especializados era entonces escasísima. Hoy, a través de la red, se puede llegar a todos los autores con presencia internacional, a las reflexiones de los críticos, historiadores, analistas o ensayistas. Se ha facilitado la tarea de hacer visible o hacer circular los lenguajes alternativos.

¿Se puede hablar de señas de identidad en fotografía?

Se puede. Lo que ocurre es que, tomando como ejemplo el ámbito latinoamericano, nos tendríamos que preguntar primero: ¿qué es Latinoamérica? Hay un sociólogo argentino que dice que es un espacio sociocultural más que un espacio geográfico. ¿Qué pasa con la población latinoamericana que está viviendo en territorio español, en el resto de Europa o en otro lugares? Todo ese desplazamiento ha hecho que más que de identidad debamos hablar de pertenenecia. Me parece muy interesante la interrelación entre culturas; son las que están generando escenarios más complejos, menos acotados, más ricos e interesantes.

Se ha fijado especialmente la labor de los artistas latinoamericanos. ¿Por qué?

Europa ha mirado excesivamente a su ombligo generando un arte aburridísimo, en el que el Estado ha tenido una presencia importante, dando lugar a una generación de artistas muy vinculados a las instituciones, con una capacidad de crítica que se ha ido suavizando. Entre tanto, en Latinoamérica y en otros países al margen de este centro cultural que suponen Europa y Estados Unidos, han subvertido ese lenguaje y están haciendo propuestas al margen de los intereses de los gobiernos. Es un arte no institucional, mucho más interesante.