Con tu guitarra y tu alma
Pablo CABEZA Periodista
La última vez que vi a Txuma no fue sobre un escenario, sino en el aparcamiento de Eroski en Castro Urdiales, bien apurado porque el coche no estaba por llevarles de regreso a casa, allá en la espesura del verde cercado por carreteras angostas, donde vive. Me imagino, por tanto, dónde han nacido estos títulos y yo mismo las pongo paisaje, momento y hora. Algunas tienen luna llena («Goiz eriak») y otras el yuyu de quien recorre la vida con sus dudas, su existencia y ese pesimismo que se traduce en hermosas canciones: «Utzi genien zerua» o «Autoak goizaldean». Pero un día sale el sol, llega un olor, te pones como una moto y sale «Udamin». Y es que la música tanto es como la vida, que como un viejo coche con sus cosas, sorpresas y pinchazos. Aquí, sin embargo, no se pìncha, se descansa y se fluye, con las guitarras entre notas sueltas y acordes, algún arreglo de chapa y Murugarren por el medio con su voz de mus y acento vasco balcánico («Waltz») aprehendido del alijo cultural de su copilota. Otro buen disco, chico, rico en alma y relajado en resultados materiales, que así estamos, que así están por la calle, maestro.