Una exposición reconstruye la intensa vida de Lee Miller a través de sus fotografías
El museo Victoria & Albert reconstruye la intensa vida de Lee Miller, una de las mujeres más creativas del siglo pasado y la primera fotógrafa de guerra en la Segunda Guerra Mundial, a través de sus fotografías.
GARA | LONDRES
Bajo el título ``El Arte de Lee Miller'', el centro londinense Victoria & Albert reúne 140 instantáneas, entre ellas algunos trabajos no expuestos hasta ahora y retratos de Pablo Picasso, Charles Chaplin o Salvador Dalí.
El V&A explora las múltiples facetas de la vida artística de Miller con una mirada tanto a su extraordinario trabajo como a su vida, mostrando cómo cada uno reflejaba e inspiraba al otro.
La exposición arranca con las fotos de Miller posando, primero para su padre, aficionado a retratar a su hija generalmente desnuda y en poses sexualmente explícitas, y luego para la revista ``Vogue'' y como musa de algunos de los mejores fotógrafos del momento, sobre todo, de Man Ray, quien se convertiría en su amante y maestro. Le siguen las instantáneas que Miller tomó en los años que vivió en París junto a Ray, cuando se convirtió en una de las fotógrafas surrealistas más destacadas del momento e inventó la solarización, una técnica que invierte los márgenes de luz y sombra de la foto que, sin embargo, le hizo internacionalmente famoso a él y no a ella.
Completan la exposición fotografías tomadas en los años treinta, tanto en Nueva York como en Egipto, las imágenes de la Segunda Guerra Mundial (1939-45) y de la posguerra.
Bajo el título de ``¡Créanlo!'' y como corresponsal de guerra para ``Vogue'', Miller capturó en imágenes y palabras los cuerpos apilados en los campos de concentración de Dachau y Buchenwald, los hornos de incineración para judíos y los soldados nazis.
A pesar de que su objetivo capturó la intensa Europa de mediados del siglo pasado, Lee Miller dejó de tomar fotos en la década de los cincuenta y prohibió que se exhibieran sus obras. Su hijo Antony Penrose descubrió en su antiguo apartamento una caja con más de 500 positivos y otros 40.000 negativos, junto a varias cartas y manuscritos.
Penrose comenzó entonces una lenta tarea de reconstrucción de la vida de su madre, que culmina ahora con esta exposición, treinta años después.