GARA > Idatzia > Zinema

El drama personal de la viuda de un periodista asesinado

«Un corazón invencible»

La ejecución del periodista norteamericano Daniel Pearl en Pakistán hace cinco años, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo, es recreada desde el punto de vista de su viuda, encarnada en la ficción por Angelina Jolie. «Un corazón invencible» es un melodrama romántico localizado por Michael Winterbottom sobre un conflictivo trasfondo real.

p060_f01_250x149.jpg

Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

«Un corazón invencible» es un producto difícil de analizar, por todo cuanto ha rodeado a su preparación y rodaje. Entra dentro de un fenómeno mediático, que la prensa sensacionalista ha bautizado como «Brangelina» y que sobrepasa lo puramente cinematográfico. Hablar de una película producida por Brad Pitt y protagonizada por Angelina Jolie supone una serie de contradicciones, aunque ambos quieran convencernos de su conciencia social, de su apuesta por un cine que sea la prolongación de su apoyo a las causas humanitarias. Es tanto como querer imaginar un Hollywood progresista, cuando en realidad nunca ha existido. En su seno se dan una serie de actitudes aisladas, pero que tienen nombre y apellidos.

No se puede pretender meter en el mismo saco de la militancia política a todas las estrellas que, por una u otra razón, manifiestan públicamente su rechazo a Bush. De un lado están los que verdaderamente defienden una ideología izquierdista practicando un activismo fuera de toda duda, gente significada por tratarse de una minoría muy reconocible. Pero los combativos Sean Penn, Susan Sarandon, Tim Robbins o Martin Sheen están muy lejos de Pitt y Jolie, una pareja más cercana a los conceptos tradicionales de paz y caridad cristianas.

Sinceramente, no creo que ni la labor de ella como embajadora de Buena Voluntad del ACNUR para la ONU, ni la colaboración de él con la organización ecologista Global Green vayan a solucionar respectivamente los problemas de los refugiados en el Tercer Mundo y el problema de la vivienda para los afectados por las inundaciones en Nueva Orleans. La teoría dice que dan ejemplo, porque son personas muy influyentes de las que está pendiente todo el mundo y que su intervención en cualquier causa hace más por su difusión que todas las protestas populares juntas. A eso se le llama pan para hoy y hambre para mañana, puesto que el mal de fondo de esta manera nunca será erradicado de raíz, sino simplemente parcheado, como diría Vicente Ferrer o cualquiera de los voluntarios que llevan a cabo una labor continuada en la India y otros países necesitados de programas desarrollistas.

Con visitas puntuales, rodeados de fotógrafos, no se arregla nada. Forma parte de un lavado de cara, ya que Brad Pitt y Angelina Jolie necesitan vivir de su imagen. Están tan pendientes de la respuesta del público a su trabajo y a lo que representan que buscan sentirse queridos por una masa anónima y desconocida, entre la que se puede ocultar cualquier maniático con ánimo de atentar contra ellos. No es ninguna paranoia sicótica, sino que forma parte de su vida pública, amenazada constantemente, tal como se ha podido comprobar durante la Mostra de Venecia, cuando una fan exaltada de Brad Pitt se coló entre los guardaespaldas y se le colgó del cuello, y no se lo fracturó de milagro.

Angelina Jolie no deja de repetir en las entrevistas y ruedas de prensa que conoció a Mariane Pearl, de la que nadie nos dice su verdadero nombre sustituido por el de su marido al casarse, antes de que existiera el proyecto cinematográfico y de que Brad Pitt comprara los derechos del libro de memorias escrito por la viuda del periodista asesinado en Pakistán. Es como si suplicara que la creyeran, y sí que resulta creíble, lo mismo que la buena amistad existente entre las dos. Por supuesto que Angelina se identifica con Mariane, seguramente desde el mismo momento en que la segunda se hizo tristemente famosa. Y a la inversa otro tanto, porque parece muy cierto que la francesa se interesó en conocer personalmente a su estrella favorita de Hollywood, incluso sin pensar todavía en que podría protagonizar algún día su propio drama en la pantalla.

Y es por todo lo que he explicado previamente, porque se trata de personajes públicos que buscan seguridad, sentirse protegidos, a la vez que asumen la responsabilidad de generar opinión, de marcar tendencias. Se consideran a sí mismo importantes y actúan en consecuencia, como si una cámara les siguiera las 24 horas del día. A la pose física han añadido otra de tipo moral, que les pueda servir de justificación en todo lo que hacen y dejan de hacer.

¿Qué pinta en todo esto Michael Winterbottom? No, no es el juguete de unos niños ricos que juegan al cine de denuncia, ni mucho menos. Su elección resulta muy coherente, por cuanto su filmografía reúne la ambivalencia que Brad, Angelina y Mariane buscaban. El cineasta inglés está acostumbrado a alternar las películas de ficción con las documentales, e incluso a menudo una y otra modalidades se confunden. En «Un corazón invencible» tenía que dar una sensación de realismo y de urgencia, cámara en mano, pero sin descuidar el lado melodramático personificado en la dura prueba a la que es sometida por el destino Mariane Pearl, y a la que se sobrepone con entereza y coraje. Respecto a la cuestión política de fondo, da igual, dado que Winterbottom ha demostrado ser muy permeable a todas las situaciones de los países a los que viaja, aunque en ocasiones deba tirar de cierta ambigüedad ideológica.

Winterbottom representa muy bien la mirada del extranjero, con todo lo que tiene de intervencionista. El tema de los corresponsales implicados en conflictos de los lugares a los que son enviados a cubrir las noticias ya lo tocó en «Welcome to Sarajevo», donde un periodista norteamericano intentaba ayudar a una niña bosnia desplazada por la guerra. Esta vez el escenario resulta hasta más complicado de lo que se presentaba en los Balcanes, ya que se trata del rastro sinuoso dejado por un reportero del «Wall Street Journal» que investigaba las redes islamistas relacionadas con los atentados del 11-S. En la productora Plan B, de la que es propietario Brad Pitt, sabían muy bien que Winterbottom está acostumbrado a moverse en países como Afganistán o Pakistán, ya que los recorrió durante las filmaciones de «In This World» y «Camino a Guantánamo», junto al productor inglés Andrew Eaton. Juntos forman el equipo perfecto, pues saben cómo integrar a la figuración en la historia, dotándola de credibilidad. «Un corazón invencible» presentaba dificultades estratégicas, pues la parte oriental del rodaje debía concentrarse en Karachi, Islamabad y Rawalpindi, lo que no fue posible del todo. Tuvieron que completar escenas con extras en la India, así que hubo que trasladar a todos los secundarios pakistaníes hasta allí, salvando no pocos impedimentos diplomáticos. Pero en Bombay tuvieron a cambio el baño de multitudes que la promoción de la película requería, gracias a que en el reparto también figura Irrfan Khan, el actor de Bollywood más internacional, lanzado por «El guerrero» y visto recientemente en «El buen nombre». Pero, en contra de lo que pudiera parecer, las localizaciones occidentales se iban a revelar tanto o más complicadas. En Marsella estaba el origen de Mariane y a Angelina le tocaba trabajar el acento francés, según un convencionalismo hollywoodense que la crítica especializada no suele perdonar, salvo si hay un Winterbottom de por medio.

Estreno

T.O.: «A Mighty Heart».

Dirección: Michael Winterbottom.

Guión: John Orloff, sobre el libro de Mariane Pearl.

Producción: Brad Pitt, Andrew Eaton y Dede Gardner.

Fotografía: Mario Montero.

Música: Jocelyn Pook.

Intérpretes: Angelina Jolie, Daniel Futterman, Archie Panjabi, Irrfan Khan, Mohammet Afzal,

Mushtaq Khan,

Telal Saeed, Denis O'Hare,

Gary Wilmes.

País: EE.UU.-Inglaterra, 2007.

Duración: 100 minutos.

Género: Drama romántico.

Zemeckis y Eastwood, dos directores para angelina

Pese a que recientemente anunciase que iba a abandonar temporalmente el cine, Angelina Jolie lleva un ritmo imparable. Tras De Niro («El buen pastor») y Winterbotton, en su lista de directores hay que consignar ahora a Robert Zemeckis, de quien en noviembre se estrena la esperada «Beowulf», una cinta fantástica que recrea la saga nórdica del mismo nombre y en la que la actriz interpreta a un personaje mítico... y monstruoso. Mientras, acaba de terminar el rodaje de «Wanted», la versión del cómic del mismo título con la que debuta en Hollywood el ruso Timur Bekmambetov, el director de la trilogía de «Los Guardianes de la Noche», y se prepara para ponérse a las órdenes de Clint Eastwood, para quien el que el año que viene protagonizará el thriller «The Changeling» .

A.E.

RODAJE

El rodaje en decorados naturales se llevó a cabo con el habitual estilo de Winterbottom. El director de fotografía Marcel Zyskind usaba una cámara de mano DV. No se ensayaba. La mayoría de las escenas se rodaron sin interrupciones y cronológicamente. Winterbottom nunca dice «acción» ni dónde se encuentra la cámara.

TRANSFORMACIÓN

Angelina Jolie se mete en la piel de Marianne Pearl, una mujer que, dice, «ha pasado por lo más horrible de lo que ocurre en el mundo actual, pero sigue creyendo que no hay que dejarse cegar por la furia y el odio». Cuando rodaban en Marsella, «la gente pasaba a su lado sin reconocerla», dice la encargada del vestuario.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo