Un balance que no tiene en cuenta los muertos
El secretario general de Confebask presentó ayer el informe de coyuntura económica realizado por la confederación empresarial correspondiente al primer semestre del año. A preguntas de los periodistas, José Guillermo Zubia se refirió a la siniestralidad laboral, reconociendo que, aunque en conjunto se ha reducido el número de accidentes, se ha producido «un repunte» en los de carácter grave y mortal. Ante este panorama, Zubia hizo descansar en los sindicatos la responsabilidad de la falta de una estrategia conjunta para prevenir la siniestralidad, y reclamó coordinación de organizaciones sindicales, administraciones públicas y empresarios. Las palabras de Zubia entran dentro de lo previsto, ya que la patronal no acostumbra a asumir su importante cuota de responsabilidad en las altas cifras de siniestralidad. Pero peor que sus palabras, si cabe, fueron sus silencios. Porque el análisis realizado por la patronal de la CAV no contempla el grave fenómeno de la siniestralidad laboral, ni siquiera en lo referente a su repercusión económica. También es cierto que, por primera vez en muchos años, tampoco hace referencia a la histórica demanda empresarial de la contención salarial. Extraña coincidencia en el silencio ante dos realidades que suponen un grave deterioro en las condiciones de vida de los trabajadores y en las que las empresas tienen tan importante responsabilidad.