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La Alianza EEUU-Japón, en el centro de la crisis política nipona

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La alianza estratégica entre EEUU y Japón está en el origen y centra la crisis política nipona.

Más allá de cuestiones domésticas o personales, la principal razón de la dimisión de Shinzo Abe es la decisión de la oposición de bloquear la participación japonesa en la agresión a Afganistán.

Para Washington, la ayuda logística de la Marina japonesa en el Océano Indico es esencial, ya que surte a los aliados -también a Pakistán- de cientos de millones de litros de fuel.

Esta implicación era a su vez para Abe la señal del retorno de Japón a la arena internacional.

El jefe de la oposición, Ichiro Ozawa, insiste en que la misión en Afganistán no tiene mandato de la ONU, como exige la Constitución japonesa, y en que Japón no participe «en guerras americanas».

Ozawa dejó plantado al embajador de EEUU, Thomas Schieffer en su intento de implorarle que permita prorrogar la misión. Este desplante puede considerarse como histórico en la política nipona.

Al margen de los verdaderos motivos de la oposición -forzar elecciones anticipadas-, parece difícil que haya tiempo para prorrogar la misión.

Los analistas auguran un enfriamiento de las relaciones, pero recuerdan a su vez que el Gobierno japonés se consideró ninguneado tras el fulgurante deshielo de la crisis entre EEUU y Corea del Norte, cuyos misiles tienen a Japón al alcance.

Candidatos

En espera del congreso del PLD del día 23, que designará al sucesor de Abe -hospitalizado ayer por desórdenes gastrointestinales-, el favorito, Taro Aso, desvelará hoy si presenta candidatura. Quien sí lo hará será Yasuo Fukuda, un veterano y muy influyente político, y el actual ministro de Finanzas, Fukushiro Nukaga.

No faltan analistas que dudan de que Taro Aso llegue a presentarse y un grupo de diputados ha pedido el regreso del antecesor de Abe, Junichiro Koizumi.

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