Tras media docena de años viviendo en un universo paralelo rodeado de menores extranjeros no acompañados, me he reencontrado con los míos. No es casual, había iniciado una deriva buscando a unos cuantos y el azar me ha devuelto a otros muchos.

En Donostia me doy de narices con el autor del legendario fanzine «Destruye». Un nodo de carne y hueso imprescindible para comprender tanto los orígenes del punk vasco como su explosión. «¡Cuánto tiempo! ¿Ya sabes que Zambombo ha sacado un doble DVD sobre la movida punk? Por cierto, ¿qué es de tu estudio?», pregunta. «Tienes que editar todo ese material», insiste. Mi contestación es lacónica y me devuelve a mis fantasmas. «La tesis está acabada hace mucho, incluso hay una versión en hipertexto para interactuar con materiales gráficos y sonoros mientras sigues el hilo del relato, pero me fui a Orduña y se quedó el tribunal plantado», contesto. La presión en el centro de menores era alucinante, muy duro. Tendré que sacarla, intento convencerme, pero la Universidad es un fraude y únicamente reproduce conocimientos separados, pienso desencantado... «Tenemos que quedar», dice devolviéndome a la tierra. «Está hecho», convengo.

No había pasado una semana cuando topaba con uno de los artífices del DVD. «Joder, mira quién está aquí», exclamo, mientras me reafirmo en la obviedad de que este país es enano. Ambos habíamos compartido redacción en el periódico musical «El Tubo». Y tras un «ya te leo» y las cortesías de rigor del «estás igual, aunque un poco más viejo», preguntas sobre los niños y demás circunstancias de la vida, regresamos a lo básico. Me haría llegar una copia del material editado.

Dicho y hecho, en pocos días me hallaba visionando el documento multimedia titulado: «No acepto!!! 1980-1990. Diez años de hardcore, punk, ira y caos». Dos DVD de cuidada presentación underground, con horas y horas de entrevistas, actuaciones en directo, pases de fotos y carteles que de una manera desordenadamente lógica tienen la rara habilidad de mostrar con bastante acierto lo que fue el fenómeno punk peninsular. Un impresionante catálogo, interactivo y ampliable, donde se dan cita un innumerable elenco de bandas como: RIP, Kortatu, La Polla, Bap!, Vulpess, Vómito, Eskorbuto, IV Reich, Decibelios, Juanito Piquete, L´Odi Social, TDK o Subterranean Kids.

No se debe mitificar este acelerado periodo, muchos son los caídos y gruesos los errores, pero la intensidad con la que rulamos contra un sistema que nos excluía hace que no nos arrepintamos de nada. El punk en Euskal Herria fue uno de los ejes que, junto con la cultura asamblearia aprendida en los movimientos sociales y la manera antirrepresiva de entender el conflicto vasco en primera persona, sirvieron para articular la impresionante resistencia juvenil de una década como la de los ochenta.

Quien no haya bailado un pogo salvaje en un gaztetxe, quien no haya sido cacheada o aporreado por los cerdos por llevar unas medias rotas o una cresta y quien no haya visto brillar las chutas en los brazos muertos de los colegas, nunca sabrá de qué estamos hablando. ¡Salud y Punk, camaradas!