La OCDE refuerza la posición de la UE en materia energética
La OCDE recomienda a la Unión Europea que «acelere la integración económica» entre los 27 estados. Angel Gurría, presidente de ese organismo, indicó que esa es la clave «para un crecimiento más fuerte». Pidió la eliminación de los «obstáculos a los intercambios comerciales» y apoyó la política energética de la UE en cuanto a la separación de la producción y la distribución. Al mismo tiempo, solicitó que haga realidad la integración de la actividad bancaria.
Juanjo BASTERRA |
«Una integración económica más rápida es la clave de un crecimiento más fuerte en Europa». Esta es una de las principales conclusiones del «Estudio de la Unión Europea 2007», que la OCDE presentó ayer en París. Es el primer trabajo que se dedica al conjunto de los 27 países que integran el mercado de casi 500 millones de habitantes y que reconoce el buen momento económico por el que atraviesa, pero considera necesario «abrir más el mercado a la competencia real» y «aumentar la tasa de empleo para garantizar el crecimiento en el futuro inmediato»
Angel Gurría, presidente de esa organización internacional, recomienda a la Comisión Europea que «progrese más rápido hacia la realización de un mercado único», porque «un mercado interno dinámico es una de las claves de la prosperidad de Europa a largo plazo». La OCDE considera necesario que se eliminen los «obstáculos» y la «burocracia» que «impide las inversiones transnacionales».
A juicio del organismo que reúne al «club de los treinta países más desarrollados», la competencia es «escasa» en lo que denomina «industrias de red», que agrupa a los sectores de electricidad, de gas, de telecomunicaciones, de transportes, de servicios portuarios y de servicios postales. Se alinea con la Comisión Europea en materia energética, porque recomienda «conectar mejor los mercados estatales entre ellos, para crear mercados regionales o paneuropeos». A la vez,cree «necesario también que las actividades de producción y distribución de las redes estén completamente separadas». En este caso, Gurría confirma que las propuestas anunciadas por la Comisión Europea en materia energética «van en el buen sentido».
Otra dificultad que plantea es la necesidad de potenciar el sector Servicios. Indica que la Directiva europea sobre los Servicios, que debería aplicarse de aquí a finales de 2009, «favorecerá la aparición de mercados de envergadura europea», pero destaca que los Estados miembros «deben dejar de proteger a sus prestadores de servicios de la competencia externa».
En el ámbito de los mercados de capitales, la OCDE sostiene que se ha avanzado, pero reclama «un único espacio de pagos en euros, facilitando las transferencias de fondo entre países y la posibilidad de realizar hipotecas sin limitaciones en los diferentes estados».
Política Agraria Común
El organismo internacional solicita que se reduzcan «las ayudas agrícolas y sus efectos de distorsión sobre el funcionamiento de los mercados». Reconoce, no obstante, que la reforma de 2003 de la Política Agrícola Común (PAC) constituyó «un gran paso adelante», pero señala que «sería aún más eficaz, si las subvenciones se desacoplan completamente de la producción. Las ayudas agrícolas podrían orientarse a ayudar más a los hogares agrícolas con ingresos limitados y a las regiones agrícolas más pobres».
La movilidad de trabajadores «entre los países es muy baja. Todavía se impide la libre circulación de trabajadores del Este de Europa y que tengan los mismos derechos que el resto. Debe cambiar, porque el intercambio de mano de obra no pasa del 4%».
Llama la atención sobre las exportaciones de tecnología, porque la UE está a un nivel «similar a Japón, pero está dejando que China avance más en ese terreno y puede suponer un obstáculo para el futuro».
La Confederación Europea de Sindicatos (CES) considera que el proyecto de liberalización energética propuesto por la Comisión Europea «no responde» a los retos energéticos a los que se enfrenta Europa y denuncia que el «paquete legislativo» entra en contradicción con los «objetivos de protección de los pequeños consumidores y contra el cambio climático». También se opone a la separación en la propiedad entre las redes de electricidad y gas y las actividades de distribución y producción. Según la CES, diferentes experiencias adoptadas por algunos países «ponen de manifiesto que no garantiza una reducción de los precios, al contrario».
A juicio de esta confederación sindical, «la persistencia en la liberalización debilita la posición de Europa en el desarrollo de la seguridad de los suministros. Es necesario que el derecho a un servicio universal en electricidad y gas se reconozca por todos los estados». Asegura que el enfrentamiento con Rusia confirma que «la UE tiene necesidad de garantizar su seguridad de suministro, de colaborar con los países desarrollados y en vías de desarrollo y de establecer mecanismos de solidaridad eficaces para desarrollar conceptos de bienes colectivos de la energía». Para la CES, «el modelo energético europeo debe reformarse para responder al doble reto de «las inversiones y del control del consumo energético». Para eso, dice que es «necesario una política industrial pública, voluntarista, asociando programas de inversiones, investigación y desarrollo».