Luis Mandoki se encuentra actualmente en medio de una gran polémica, debido a sus acusaciones contra la cadena Televisa de haber boicoteado la distribución de su último documental en México, donde, bajo el título provisional de «2 de julio: El fraude que nadie vio», cuestiona el resultado de las elecciones presidenciales que el pasado año daban ganador al conservador Felipe Calderón.

Antes de eso, el cineasta ya se había posicionado a favor del candidato izquierdista López Obrador en el documental «¿Quién es el señor López?». Toda esta tempestad se ha desatado a raíz de su vuelta al cine mexicano, tras quince años haciendo películas comerciales en Hollywood, para rodar un film más comprometido como «Voces inocentes».

Mandoki justifica este cambio radical en su carrera en el impulso dado a la cinematografía nacional por los Iñárritu, Cuarón, Rygadas y del Toro; aunque nunca van a faltar los que le tilden de oportunista. Mandoki se trajo del cine norteamericano al productor independiente Lawrence Bender, interesado en la adaptación para la pantalla de la autobiografía del salvadoreño Óscar Torres. Así nacía «Voces inocentes», película elegida para representar a México en la carrera por el Oscar de Habla No Inglesa.

Es una denuncia de la dramática situación de los niños de la guerra, que en El Salvador se vivió hace dos décadas, pero que en otras partes del mundo sigue dándose de forma repetida. Cuenta la historia de un niño de diez años, que debe convertirse en el soporte de la familia cuando su padre les abandona. En lugar de dedicarse a jugar o a ir a la escuela como correspondería a alguien de su edad, el pequeño se enfrenta al dilema de tener que elegir entre ser movilizado por el ejército o enrolarse voluntariamente en la guerrilla, aunque tal vez pueda encontrar una tercera opción. El único consuelo con el que cuenta es el amor de su madre, papel interpretado por la ascendente actriz venezolana Leonor Varela. Sería demasiado duro tener que huir, sin poder trabajar para alimentar a los suyos, sin volver a ver a sus amigos o a la compañera de clase por la que suspira.