Las autoridades libanesas insistían ayer en la necesidad de celebrar la elección presidencial dentro de cuatro días, tal y como estaba previsto, a pesar del clima de profunda división y de incertidumbre exacerbado por el atentado contra otro diputado de la mayoría antisiria que se registró el miércoles.

Las sospechas, no confirmadas, de la comunidad internacional y de una gran parte de la clase política libanesa se dirigen hacia Siria, país que siempre ha tenido una gran influencia en Líbano, tras la muerte en atentado del diputado falangista Antoine Ghanem el miércoles en un barrio cristiano de Beirut.

Siria e Irán, padrinos de la oposición libanesa, se unieron al coro de condenas internacionales del atentado con coche bomba, que costó la vida a otras cuatro personas y provocó 71 heridos.

«La carga de 20 kilos de TNT colocada en un Mercedes que llevaba matrícula falsa fue activada a distancia» al paso del convoy del diputado falangista, según un portavoz de la Policía libanesa.

A pesar del atentado, las autoridades hicieron un llamamiento a mantener el escrutinio presidencial en el Parlamento para el próximo martes, al considerarla una posible vía de salida para la grave crisis política que vive Líbano desde hace un año entre la mayoría, apoyado por los países occidentales, y la oposición.

«Insistimos en que la elección presidencial tenga lugar en la fecha prevista y según las reglas constitucionales, al margen de las amenazas», declaró el ministro de Información, Ghazi Aridi, confirmando que el presidente del Parlamento, Nabih Berri, indicó que «la convocatoria de la sesión se mantiene».

Berri, líder de la chiíta y opositora Amal, ha convocado para el próximo martes a los diputados, que deberán elegir al sucesor del presidente actual, el pro sirio Emile Lahoud, cuyo mandato expira el próximo 24 de noviembre.

Cuarto diputado muerto

«Apoyamos el llamamiento de los obispos maronitas, que insisten en la necesidad de mantener la convocatoria de la elección en la fecha prevista y de la participación de todos los diputados, ya que el boicot a esta reunión sería considerado como un boicot a la nación», añadió Aridi.

«No tememos al terrorismo. No hace más que reafirmarnos en nuestra determinación de vencer a los terroristas», aseguró Aridi.

Pero tras la muerte en atentado del cuarto diputado antisirio desde las elecciones de 2005, la prensa y los políticos recurren a una aritmética macabra para determinar cuántos fallecidos más serían necesarios para que los opuestos a Damasco pierdan su mayoría en el Parlamento.

Por ello, estos diputados han hecho un llamamiento a la Liga Árabe y al Consejo de Seguridad de la ONU para que adopten todas las medidas necesarias para garantizar que la elección presidencial se celebre en la fecha prevista y «proteger de este modo a la República».

Además, el bloque antisirio del Parlamento libanés acusó directamente al Gobierno de Damasco, mediante un comunicado oficial, de «eliminar físicamente a los diputados para impedir la elección del presidente».

Tras la desaparición de Ghanem, la mayoría antisiria ha pasado de 69 diputados de 128 a 68 de 127.

El partido chiíta Hezbollah, el principal de la oposición, también denunció el atentado como «un golpe contra las esperanzas de consenso político».

Los encuentros previstos entre Berri y el jefe de la mayoría antisiria, Saad Hariri, y el patriarca maronita, Nasrallah Sfeir, fueron anulados tras el atentado.

A juicio de Rosana Bou Mounsef, analista el diario «An-Nahar», el objetivo de este atentado era enrarecer el clima político libanés. «Sus autores han logrado que aumente notablemente la tensión entre la mayoría parlamentaria y la oposición», destacó Bou Mounsef.