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Maite SOROA

Los dineros y las banderas

Cada día estoy más convencida de que escribir memeces terminará siendo objeto de precio y que la carrera por el mayor grado ya ha comenzado. José García Domínguez publicaba en «Libertad Digital» un artículo titulado «El Día en que les faltase la bandera» en referencia a la sociedad vasca y a la bandera española.

Según el columnista, ese día «descubrirían que salir rebotado de la Unión Europea resulta infinitamente más sencillo que entrar. Y es que el `no' resonaría aún más fuerte que el que escuchó Argelia cuando pretendió seguir formando parte de la CEE tras separarse de Francia. Quiere eso decir que (...) todas infraestructuras y todas las berzas y todas las vacas y todas las serpientes del bosque de euzkos que le mantiene Europa tendrían que pagarlas a escote entre los chicos de la gasolina». ¡Qué nivel, Maribel!

Las siete plagas de Egipto fueron, en realidad, una minucia comparando con lo que nos espera, porque «además, el día que faltase la bandera, automáticamente dejarían de pertenecer a la Organización Mundial del Comercio. Querría esto otro significar que, para alegría de la tropa antiglobalización, los productos made in Euskadi que soñaran colocar a más de cincuenta kilómetros a la redonda de la herriko taberna más próxima serían castigados con el arancel que el Reino de España antojase oportuno. Llegado ese momento procesal, tal vez Juanjo reparara en la insignificancia estadística de que 55 céntimos de cada euro que entra en el País Vasco en concepto de `exportaciones' llevan estampados los colores de la bandera».

Y nos desvela la fuente de su reflexión. No se la pierdan: «Todo eso y más es lo que un estudio de la Universidad Complutense de Madrid ha estimado sobre el precio a pagar el día les faltase la rojigualda. Estudio realizado a partir de una muestra representativa de las empresas que -de momento- mantienen sus sedes en el País Vasco. Y que también ha servido para descubrir que una de cada cuatro se plantearía repatriarse en ese mismo instante. Una huida en masa del paraíso de las boinas caladas que, de entrada, provocaría un desplome próximo al 20 por ciento del PIB vasco». Recuerden que Mikel Buesa es catedrático de Economía en esa universidad. Seguro que algún alumno pelota quiere matrícula.

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