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ZINEMALDIA

Zinemaldia invita a disfrutar de días de emociones y múltiples miradas

Alfombra roja, cómo no, flashes, sonrisas, vestimenta de gala y nervios. Y gran expectación, sobre todo para recibir a un Viggo Mortensen que apuró su llegada a la gala de inauguración de esta 55 edición del Zinemaldia. El Kursaal acogió el acto oficial con el que el certamen cinematográfico emprende su nueva andadura. Con todo el jurado, presidido por Paul Auster, presente, la gala estuvo conducida por Edurne Ormazabal y Cayetana Guillén Cuervo.

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GARA | DONOSTIA

El Zinemaldia invitó ayer en su gala inaugural a disfrutar de diez días de gestos, emociones y múltiples miradas, contenidas en las 228 películas que se proyectarán en esta nueva andadura, que abrió «Promesas del Este», la nueva historia de violencia de David Cronenberg.

Sobre el escenario del Kursaal, y con el sonido de la txalaparta de fondo, la actriz Cayetana Guillén Cuervo y la periodista Edurne Ormazabal guiaron al público a través de las distintas secciones del certamen, que presentaron rostros del cine español e internacional.

El realizador rumano Cristian Mungiu, última Palma de Oro de Cannes por «4 meses, 3 semanas, 2 días», recogió además el Gran Premio de la Federación Internacional de Críticos Cinematográficos (Fipresci), que ha considerado el filme galardonado en el Festival francés como la mejor película del año.

Mungiu, que recibió la distinción de manos de Lola Dueñas, quien el pasado año se encargó de recoger el concedido a Pedro Almodóvar por «Volver» junto a sus compañeras de reparto, dijo que aunque él hace las películas para la audiencia son también los críticos quienes se encargan de hacerlas llegar al público.

Tras los agradecimientos del director rumano a la Fipresci vinieron los del realizador noruego Bent Hamer al Festival por haber programado la retrospectiva «Fiebre helada», que acercará al sur de Europa lo mejor del cine nórdico de la última década. Igualmente agradecido se mostró Phillippe Garrell, presentado como un referente de la cinematografía gala y que el Zinemaldia descubrirá ahora para otro público con una retrospectiva de su obra, en una apuesta por el cine «arriesgado», según palabras de Edurne Ormazabal.

Garrel hizo una defensa encendida del cine. Dijo que es importante que muestre su fuerza frente a la política y la televisión, y que como «universal y libre» que es guíe nuestras vidas, como supieron hacerlo los maestros recientemente fallecidos Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni.

No fue el único recuerdo de la noche a quienes ya nos han dejado. Asunción Balaguer, que presentó la sección Made in Spain, protagonizó uno de los momentos más emotivos de la velada al dedicar los aplausos que le dirigieron los asistentes al Kursaal a su marido Paco, el actor Francisco Rabal, que murió pocos días antes de que pudiera recibir el Premio Donostia del Festival.

El jurado, al completo

El jurado se reservó para el final y en nombre de todos habló su presidente, el escritor estadounidense Paul Auster, que aseguró que está en la capital guipuzcoana porque ama las películas -su último filme, «La vida interior de Martin Frost», se presenta en la Sección Oficial fuera de concurso-.

Destacó la valía de sus compañeros y afirmó que intentarán seleccionar el mejor título de los dieciséis que compiten por la Concha de Oro. Ya en broma, comentó que tratarán de no cerrar los ojos y echarse a dormir mientras acuden a los pases de la Sección Oficial.

La ceremonia la cerraron David Cronenberg y Viggo Mortensen, el protagonista de "Promesas del este", que se proyectó a continuación y de la que ambos animaron al público a disfrutar, aunque su director advirtió de que a quien no le guste no tiene por qué ser educado.

Ellos sí lo fueron. Cronenberg, primero, al asegurar que le habían hablado del Zinemaldia como del «festival más bonito del mundo» y Mortensen, acto segido, al saludar en euskara, aunque un poco forzado, a los asistentes. «Ongi etorri Zinemaldira. Eskerrik asko eta ondo pasa», manifestó como punto final de la ceremonia.

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