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Raimundo Fitero

Directo

La otra noche Buenafuente dejó claro que su programa es un falso directo, o mejor dicho un diferido, porque estaba con su guitarrista y empezaron con unos compases de una canción de Police y uno, el guitarrista, dijo que no podía verlo porque estaba trabajando, y el otro, Buenafuente, dijo que sí, que lo había visto, y eso era cuando más o menos sucedía el concierto. Es decir que se hizo un lío, que jugó con el tiempo televisivo y se enredó. Y es que anda un poco enredado, en términos generales, entre su afonía, su nueva ubicación en La Sexta, su acoplamiento con los nuevos colaboradores y un etcétera alternativo, todavía no se ha enterado muy bien a quién se dirige, ni cómo hacerlo, ni siquiera con cuántos cuenta en esta nueva etapa.

En directo hacen esos programas de crucigramas, o cosas parecidas que regalan dinero si sabes; por ejemplo, encontrar ciudades europeas en la sopa de letras. En uno de ellos, la otra noche, la presentadora nos transmitió la angustia del concurso telefónico en directo sin audiencia. Pedía, solicitaba, inquiría, rogaba llamadas, participantes y nadie se dignaba. Iba dando la hora, es decir estaba en directo, y solamente tuvo dos llamadas, de la misma persona, es decir de una redactora, de su prima, de su amiga. Y así pasaron los minutos, y así malgastaron electricidad, tiempo, espacio, esfuerzos. Patético.

En directo estaba un político portugués, ex primer ministro para más señas, en una cadena privada que emite por cable. Estaba hablando de sus cosas, de la crisis de su partido, posiblemente asuntos de una trascendencia relativa, y de repente la entrevistadora le pide excusas, corta la entrevista y conecta en directo con el aeropuerto de Londres porque el señor José Mourinho, hasta hace unos días entrenador del equipo de fútbol propiedad de un magnate ruso, el Chelsea, tomaba un avión, se supone que de vuelta a su casa en Portugal. Es decir, era una no noticia, una tontería, algo sin valor informativo. A la vuelta de esa noticia el político se negó a seguir la entrevista y abandonó el plató desairado. Y yo le aplaudo. Hay que poner las cosas en su sitio y mantener en directo el mínimo de dignidad y decoro.

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