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Fantasmas incomprensibles

«Epitaph»

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Koldo LANDALUZE

La afición por el cine de fantasmas en Corea provoca que un buen número de creadores se haya decantado por este subgénero fantástico en el cual las nuevas generaciones orientales conectan con su pasado más ancestral. A pesar de los muchos logros cosechados en este territorio, siempre proclive al susto y la imaginación, son muchos los intentos cinematográficos que han elegido el sendero más fácil para acceder al ansiado éxito mundial que lograron películas tan estremecedoras como la imitada «The Ring». Tal es el caso de esta propuesta en la cual los hermanos Jung demuestran mucha pericia técnica y su nulidad creativa para concretar un discurso narrativo. El desequilibrio es constante a lo largo de esta crónica sobre fantasmas incomprensibles en el que pasado y presente se citan en una frontera difusa cohabitada por espectros del pasado y humanos condenados a convivir con el recuerdo de una situación estremecedora.

En el otoño de su vida, un médico ojea las páginas de un álbum fotográfico que le ayudará a reencontrarse con una serie de situaciones extrañas y confusas ocurridas en un hospital japonés durante la contienda del 42. Adolescentes que nunca debieron morir, madres vengativas y un asesino en serie se citan a lo largo de este alocado carrusel de imágenes incoherentes en el cual la lógica, únicamente, es utilizada como coartada efectista. Ignoro cuál era el rumbo elegido a la hora de dictar este proyecto, pero llama mucho la atención el completo descontrol dentro de una historia cuya pulcritud técnica contrasta sobremanera con un nulo interés por lo argumental. El cuidado detalle a la hora de captar rincones oscuros, los encuadres medidos y el sonido chirriante que rompe las tinieblas del hospital militar hubieran requerido de un guión mucho más sólido porque todo en «Epitaph» se mueve dentro de unos parámetros un tanto caprichosos e infantiles. En este su primer trabajo conjunto, cada hermano experimenta por su lado y nos descubre cuáles son los campos artísticos en los que se han desenvuelto con anterioridad. El detalle en la composición de los planos, sus colores y la utilización de la luz, que alcanza su mayor logro cuando ilumina tenuemente las escaleras y las paredes de una habitación ocupada por una mujer carente de sombra, son retazos técnicos de un proyecto incompleto y acuchillado, constantemente, por los violines que Bernard Herrmann imaginó para «Psicosis».

Zabaltegi

Dirección: Jung brothers.

Int.: Kim Tae-Woo, Kim Bo-Kyung, Jin Goo, Lee Dong-Kyu.

Guión: Jung Bum-Sik, Jung Sik.

Duración: 98 minutos.

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