La música del discurso de Ibarretxe puede sonar bien, pero la izquierda abertzale acumula elementos para desconfiar. Lo remarcaron tanto Nekane Erauskin desde el salón de plenos, en nombre de Ezker Abertzalea, como el mahaikide Pernando Barrena, en la concentra- ción realizada en el exterior.

Erauskin, en concreto, comenzó lamentando que en este Pleno de Política General se debatiera sobre nuevas iniciativas cuando «si el proceso democrático hubiera avanzado, hoy el meollo del debate debiera ser cómo este parlamento daría impulso al acuerdo logrado por los partidos políticos».

El plan expuesto por Ibarretxe pasa, tras la primera consulta del próximo año, por instar a los partidos a lograr ese acuerdo. Pero Erauskin recordó que paradójicamente el partido del lehendakari ha sido uno de los que ha dicho no a una propuesta de solución «que debía posibilitar la defensa de todos los proyectos políticos y la puesta en marcha del derecho a decidir. Hemos tenido la mejor oportunidad para la resolución del conflicto de estos últimos 30 años. ¿Y ahora qué, señor Ibarretxe? ¿Nos olvidamos de todo, como si no hubiera pasado nada? Ezker Abertzalea no puede olvi- darse de ese no, por responsabilidad política, la misma que les ha faltado a ustedes y al PSOE en estos meses de negociación. Porque mientras por un lado hace discursos en clave de consulta, por el otro lado la práctica diaria de su partido no oferta ningún tipo de posibilidad a la ciudadanía para que decida su futuro», añadió.

Citó otros motivos de desconfianza, como el hecho de que Ibarretxe circunscriba su iniciativa a Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, que lleva a pensar que «no quieren una solución a la negación de este pueblo y a la partición territorial». O como el riesgo de que el camino iniciado derive en una mera reforma estatutaria. O como los temores que suscita la práctica del PNV, con hechos como el uso de la Ertzain- tza «para atacar al pueblo».

Tres síes y tres noes

Al final de su intervención, Ezker Abertzalea fijó postura con claridad a través de tres síes y tres noes, curiosamente la fórmula utilizada por la izquierda abertzale el 30 de diciembre de 2004 y que derivó en la aprobación del llamado Plan Ibarretxe.

«Decimos no a la reforma del Estatuto que perpetúa la negación de Euskal Herria, no a que se utilice la consulta con cualquier objetivo que no sea la solución al conflicto político, y no a la consulta basada en exclusiones territoriales e ideológicas o políticas -enumeró Erauskin-. Por el contrario, Ezker Abertzalea dirá rotundamente sí a que en este país se puedan llevar a cabo todos los proyectos -incluido el independentista-, sí a una articulación para los cuatro territorios del sur de Euskal Herria para acabar con la división impuesta y permitir un futuro compartido, y sí a la autodeterminación».