Luis Majul define su documental como un compendio de entrevistas montadas «en tono humorístico» con los últimos presidentes argentinos como protagonistas. Dicho tono ha traído muchísimas reacciones en su país, donde el filme se ha estrenado hace cinco semanas.

¿Cuál es el propósito de su documental?

Este documental es un montaje de entrevistas inéditas a los presidentes argentinos desde el año 1993 hasta hoy en día. El propósito de este trabajo ha sido mostrar, de modo humorístico, a nuestros últimos dirigentes haciendo el ridículo. Es un documental, pero posee registros de comedia.

¿Cómo ha logrado poner en situaciones ridículas a todos esos dirigentes?

Antes de rodar el documental, me asaltó una cierta incertidumbre, en cuanto a la reacción de los presidentes. Pero he de reconocer que no ha sido demasiado difícil poner en situaciones completamente absurdas a todos. En cierto modo, ellos se pensaban que aun haciendo verdaderas ridiculeces, la población tomaría bien el asunto. He comprobado que son bastante confiados en relación a sí mismos. También hay que decir que han sabido salir muy bien de algunas situaciones. Son muy buenos actores y saben reaccionar ante algunas preguntas imprevistas.

¿Cómo ha reaccionado el público en Argentina con este trabajo suyo?

Se ha sentido de distintas formas, se ha tomado entre las risas y los insultos. Yo pienso que muchos han llegado a sentir vergüenza viendo a un dirigente al que han votado en situaciones tan ridículas. Más de uno se ha preguntado cómo ha podido votar a tal estúpido.

Se le ha reprochado, por parte de algunas voces, una actitud vengativa a la hora de realizar el montaje del documental.

Quizás sea verdad. Lo cierto es que en el montaje hemos prioritado lo artístico en detrimento de lo periodístico.

¿Ha llegado a arrepentirse en algún momento del carácter que ha otorgado a su trabajo?

Sí, me arrepiento un día al año del carácter vengativo del documental. El resto del año no siento ningún remordimiento.

La imagen que da de la política argentina no es muy positiva.

Es verdad, es una imagen bastante patética. Pero cuando vemos, por ejemplo, al presidente francés paseándose en yate de lujo días después de su elección, podemos pensar que los dirigentes europeos son tan patéticos como los argentinos. Y éste es un ejemplo entre tantos otros. Quizás los europeos tengan una mejor educación, unos mejores modales. Pero en el fondo no son muy distintos de los dirigentes latinoamericanos.