Eneko Egibar Artola y Javier Azpitarte Gerente y presidente del matadero Erralde
Para el vacuno no hay soberanía
El sector pesquero ha pedido medidas de salvaguarda para situaciones especiales para el control de las importaciones. ¿Por qué la administración vasca no considera válido el mismo planteamiento para el subsector de la carne?
Ha pasado el verano, y la falta de noticias y la dramática situación que viven los arrantzales vascos han hecho que la situación del bonito del norte haya sido noticia. Los arrantzales han criticado la situación de esta especie, ya que las importaciones de pescado (en este caso las del bonito) han salido a la palestra con la consiguiente bajada de precios en la venta para los arrantzales vascos.
Desde el sector pesquero se han pedido medidas de salvaguarda para situaciones especiales para el control de las importaciones, que según se ob- serva se pueden llevar a cabo dentro de la Unión Europea. Y, cómo no, desde la administración vasca se han apoyado este tipo de iniciativas a la hora de defender la pesquería vasca. Y, por consiguiente, la administración vasca hablaba de precios distintos, de precios diferenciados, de un mayor número de controles para todo tipo de importaciones, de diferentes modos de realizar la pesquería (sin redes de deriva), etcétera.
Todo esto tiene una argumentación clara y está apoyado en una incuestionable lógica, ya que es cierto que no toda la pesca se realiza de forma artesanal, ni a unas pocas horas del puerto, ni el grado de frescura es la misma, etc. Pero es que, además, muchos ciudadanos queremos comprar el bonito de los arrantzales vascos y punto.
Pero siendo válida esta argumentación para el pescado, ¿por qué no es válido para la administración vasca el mismo planteamiento para el subsector de la carne?
El sistema de producción de la ganadería vasca no se parece en nada al sistema intensivo que se realiza en otras partes del Estado como Cataluña o Aragón. Se basa, -como el de la pesca-, en una forma más «artesanal» de entender la relación del ser humano con el medio ambiente. Es una relación basada en la sostenibilidad. Los baserritarras crían y ceban sus terneros con un sistema de producción extensivo o semiextensivo que puede parecerse más al sistema de Austria que al de Binéfar (producir mucha cantidad a poco precio, de muy diferentes formas y estrategias que históricamente han ido variando -salbutamol, clembuterol, harinas de todo tipo-, y ahora con certificaciones también de todo tipo). Sistema que, por su puesto, se olvida de la máxima de que para producir buena carne hace falta leche -de su madre, claro- y un sistema de producción lo más sostenible posible.
Los escándalos habidos en los últimos años en el subsector de la carne demuestran que vienen derivados de esa filosofía de intentar no diferenciar las carnes de los distintos sistemas de producción. Y esa misma filosofía quiere aplicar los criterios que únicamente interesan a las grandes distribuidoras de la carne, las cuales intentan que los criterios de «su» calidad se impongan allá por donde pasan.
Pero, ¿por qué en el subsector de carne de vacuno se aplican las políticas contrarias a las del bonito? ¿Por qué la administración vasca impulsa modelos de mataderos que se basan sobre todo en la importación de ganados vivos de otras partes del estado y de Europa para el sacrificio de los mismos en la CAV? ¿Por qué se quiere imponer un modelo de cebo intensivo, caduco y ajeno a los baserritarras, y «el precio Binéfar» como referencia de trabajo? Si la producción de la CAV de carne de vacuno se vende sobre todo en carnicerías tradicionales, ¿por qué se apuesta por la gran superficie a la hora de hacer planteamientos comerciales? ¿Por qué desde la administración vasca no se actúa con la carne de vacuno como con el bonito, o como con el vino de La Rioja, o como con el txakolí, etc?... ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué los ganaderos vascos en su mayoría apuestan por Erralde, o por mataderos que están en sintonía con Erralde, dando la espalda al proyecto que intenta buscar la homogeneización de la carne, aplicar los precios Binéfar y, en definitiva, ahogar -más si cabe- a la ganadería vasca?
¿Por qué no se trabaja por el concepto de la soberanía alimentaria en Euskal Herria? Tenemos una producción de calidad bien diferenciada organo- lépticamente, tenemos proyectos, tenemos ilusión, pero no tenemos colaboración de la administración vasca, ninguna colaboración. Soberanía no es sólo un concepto político, es un concepto global. Ya que podemos ser muy independientes y al mismo tiempo estar consumiendo y, lo que es peor, estar elaborando las hamburguesas que haya decidido e impuesto una multinacional de la carne en este mundo tan sólo globalizado para unas cosas. ¿Para eso sirve el ser soberanos? ¿Por qué no intentamos, claramente, por ejemplo, producir productos ecológicos, sin transgénicos, diferenciados y nuestros? ¿Por qué no enfocamos nuestra producción (30% de toda la carne consumida en Euskal Herria) a la elaboración de un producto seleccionado y diferenciado, que no tiene porque ser más caro?
Muchas preguntas y pocas respuestas. Ahora sí, lo que tenemos claro es que Erralde es un proyecto muy soberano. El único matadero en todo el Estado español en aplicar el faenado tradicional a sus canales después del sacrificio, en tener los precios Erralde, un matadero sin ningún apoyo institucional y, además, que funciona... Y es que, creerse uno mismo sus ideas probablemente sea el primer paso que haya que dar para poner en práctica el concepto de soberanía.