El presidente de Ucrania aboga por un gobierno de unidad azul-naranja
Viktor Yushenko lanzó ayer un jarro de agua fría a los que presagiaban la reedición de un ejecutivo pro-occidental naranja. Al contrario, apostó por un gobierno de unidad nacional que incluya a los azules del Partido de las Regiones, la formación más votada el domingo.
GARA |
El presidente de Ucrania, Viktor Yushenko, provocó ayer un seísmo político al llamar a una gran coalición nacional tras las elecciones legislativas.
«Encargo al Partido de las Regiones (fuerte en el sur y este del país), al Bloque Timoshenko y a Nuestra Ucrania (ambos pro-occidentales), así como al resto de los vencedores que comiencen negociaciones preliminares para la formación de una mayoría parlamentaria y de un gobierno», anunció Yushenko en un discurso televisado.
«No tengo más que un objetivo; Ucrania debe salir unida de estas elecciones», añadió antes de que se conociera el ajustadísimo escrutinio electoral y después de varios días en los que los analistas occidentales presagiaban ya un Gobierno naranja (pro-occidental) dirigido por Julia Timoshenko.
El anuncio causó más sorpresa habida cuenta de que un miembro del entorno presidencial había anunciado horas antes que el presidente tenía previsto anunciar «de aquí al fin de semana», el Ejecutivo naranja tan ansiado por las cancillerías occidentales.
Julia Timoshenko fue primera ministra en 2005, tras el triunfo de la «revolución naranja» y fue destituida por el entonces ya presidente Yushenko en el marco de una crisis por rivalidades personales y por lucha entre distintos clanes económicos alineados con el levantamiento.
Timoshenko se apresuró ayer a rechazar el encargo del jefe del Estado, y prometió «seguir en la oposición» si el partido presidencial, Nuestra Ucrania, revalida su actual coalición con el Partido de las Regiones, del primer ministro saliente, Viktor Yanukovich. A juicio de esta «Juana de Arco» ucraniana, la cooperación con el Partido de las Regiones -tildado de pro-ruso por la prensa occidental- «no es posible más que de una sola manera; la que hay que tener con un partido parlamentario de oposición», añadió desafiante.
Resultados ajustadísimos
Por contra, Yanukovich saludó la idea de una gran coalición. «Los partidos responsables deben hacer todo lo posible, por encima de ambiciones, para acercar a unos y otros a fin de volver a unir al país».
Los analistas relacionaban el anuncio presidencial con lo ajustado del resultado de la votación. Con el escrutinio al 99,42%, el Partido de las Regiones de Yanukovich lideraba el resultado con el 34,28 de los votos. Le seguía, con el 30,78%, el Bloque Timoshenko.
Nuestra Ucrania, formación del presidente Yushenko, lograba un escueto 14,20% de sufragios, con lo que las fuerzas naranja sumarían un 44,98% en el Parlamento.
Por lo que toca a Yanukovich, éste tiene garantizado el 5,38% cosechado por los comunistas y podría contar además con el 3,96% del Bloque Litvine. La entrada en el Parlamento del Partido Socialista -oscilaba en torno al 3% mínimo preciso- decantaría la balanza a favor del bloque no pro-occidental.
Una situación conflictiva en la que «la minoría puede convertirse en mayoría y viceversa», en palabras del analista Vadim Karassiov, considerado como cercano al presidente Yushenko. Una situación que alimentaría la actual crisis ucraniana.
La formación de Yushenko, Nuestra Ucrania, ha logrado un escueto 14% de votos, quedando en tercer lugar y ratificando la debilidad de la figura actual del presidente.
Julia Timoshenko, otrora aliada de Yushenko y que esperaba revalidar la entente, reaccionó con cajas destempladas al anuncio y aseguró que seguirá en la oposición.
Los analistas relacionan el anuncio presidencial con el ajustadísimo resultado electoral, un resultado que ratifica la división de Ucrania en dos partes, una claramente pro-occidental y otra, rusófona, más equidistante.
Tanto el Gobierno ucraniano como Gazprom lanzaron mensajes de tranquilidad frente a una eventual reedición de la crisis del gas de enero del año pasado. El viceprimer ministro ruso, Dimitri Medvedev, igualmente presidente del Consejo de Administración de Gazprom, y el ministro ucraniano de Energía, Yuri Boiko, se reunieron ayer en Moscú. Boiko confirmó la existencia de la deuda denunciada por Gazprom y anunció que el Gobierno de Kiev se hará cargo de la misma «aunque no sea una deuda del Estado, sino imputable a varias empresas públicas ucranianas».
La eventualidad de que Yanukovich siga en el Gobierno podría atemperar la tensión. Su principal rival, Timoshenko, ha denunciado la renegociación de los contratos gaseros realizada el año pasado, en concreto la figura de intermediación que juega la sociedad RosUkrEnergo, controlada al 50% por Gazprom y por magnates ucranianos y que es la única firma ucraniana que puede importar gas de origen ruso.