El cineasta catalán Antoni Ribas (Barcelona, 1935) murió ayer en el Hospital Clínic de Barcelona.

``Gbies d'or'', de este mismo año, figurará como su último trabajo para televisión, mientras que su última producción para el cine fue ``Centenari'', en 2003.

Ribas alcanzó su mayor logro como cineasta con ``La ciutat cremada'', en 1976, un fresco sobre la sociedad catalana de principios del siglo XX con el telón de fondo de la Semana Trágica de Barcelona, con el que obtuvo el primer premio del Festival de Cine Ibérico y Latinoamericano de Biarritz. Contó para el papel protagonista con Xabier Elorriaga, quien le recordó ayer como «un hombre terriblemente entusiasta, intuitivo y que tomaba muchos riesgos en sus películas».

Tras ese éxito, Ribas se embarcó en la monumental ``Victoria'', una película de ocho horas de duración que se convirtió en una trilogía para su pase en los cines, sobre los momentos más significativos de la historia de Catalunya, que no tuvo la aceptación por parte del público como había ocurrido con ``La ciutat cremada'' y que, además, le causó importantes problemas económicos.

Difícil comienzo

Ribas comenzó en 1993 el difícil rodaje de ``Terra de canons'', un filme sobre una familia española durante la Guerra del 36, que llevó incluso al cineasta a protagonizar una sentada de diez meses en la Plaza Sant Jaume para pedir una subvención al Gobierno catalán, que no se la concedió.

A pesar de ello, pudo continuar la película, tras obtener más de 350.000 firmas de apoyo y recibir ayuda de alrededor de 300 productores, entre ellos algunos diputados y antiguos consellers de la Generalitat para tirar adelante con una obra que contó con la producción de Anthony Quinn. Precisamente Ribas trabajaba en la actualidad en una película autobiográfica sobre la protesta de la Plaza Sant Jaume.