AGIRRE 22

ZUBIETA 18

«Lo importante en un campeonato es ganar, pero no había sufrido tanto en un frontón hace mucho tiempo. Partidos así te hacen replantearte muchas cosas». La frase y el gesto de Imanol Agirre al término del partido resumen a la perfección lo vivido en el choque que abrió el Cuatro y Medio, un partido en el que el de Artea se hizo paso entre las enormes dosis de claustrofobia y ansiedad vividas.

Desde luego, difícilmente pudo ser peor el preludio del torneo, con un partido en el que el ganador apenas hizo cuatro tantos en juego y en el que le bastó con esperar al fallo de un Aitor Zubieta que, aunque demostró alguna postura lateral interesante, acusó la claustrofobia en su debut en la elite. Al de Etxarri, zaguero y con su 1,93, el acotado se le hizo minúsculo y se precipitó continuamente concediendo un 7-0 que parecía definitivo a pesar de que Agirre tampoco había enseñado nada. Le bastaba con poner la pelota esperando el fallo rival.

Sin embargo, cuando el 11-2 parecía irremediable, partiendo de una falta de saque de Agirre, Zubieta se fue sacudiendo los nervios y desde su mayor velocidad de pegada, fue minando a un Agirre que se diluyó.

Saques

Los saques condicionaron la recta final del partido. Por un lado, Zubieta fue recortando la distancia con un total de siete tantos con la jugada inicial, pero las faltas cometidas fueron el claro ejemplo de lo que fue el choque.

Como ejemplo, los tres tantos que fueron del 20-11 al 21-12 se consiguieron con faltas de saque, una colorada y dos azules, incluyendo una doble pasa. Cuando parecía que tenía el pase en su mano, la angustia de Agirre fue creciendo a medida que Zubieta se acercaba, pero la cortó a tiempo.