Irak es «una pesadilla sin fin», afirma el ex jefe de la misión estadounidense
El que fuera jefe de las fuerzas estadounidenses en Irak, el teniente general retirado Ricardo Sánchez, afirmó ayer, durante un encuentro con periodistas en Washington, que la misión militar en ese país «es una pesadilla sin visos de fin» causada por el «fracaso de liderazgo». También aseguró que el envío adicional de 30.000 efectivos a Irak a principios de año es «un intento desesperado» del Gobierno de George W. Bush.
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El ex jefe de las tropas estadounidenses en Irak y teniente general retirado Ricardo Sánchez subrayó ayer que la misión militar en el país árabe es «una pesadilla sin visos de fin» provocada por «el fracaso de liderazgo».
En un encuentro mantenido con periodistas que cubren asuntos militares, Sánchez manifestó, además, que el envío adicional de 30.000 efectivos a Irak a principios de año, ordenado por el presidente estadounidense, George W. Bush, es «un intento desesperado» y añadió que la mejor opción sería evitar una derrota.
Sánchez, que fue comandante de las tropas estadounidenses de ocupación durante un año tras su designación en junio de 2003, citó tanto defectos militares como políticos en Irak como responsables de que se abriese un camino para la insurgencia, como fueron la disolución inmediata del Ejército de la época de Saddam Hussein y el no unir a los líderes tribales y establecer rápidamente un Gobierno civil tras la caída de Saddam.
Describió las estrategias actuales, incluido el despliegue de unas 30.000 tropas adicionales, como una «tentativa desesperada» para compensar los años de políticas equivocadas en Irak. «No hay ninguna duda de que América -por EEUU- está viviendo una pesadilla sin final a la vista», manifestó Sánchez, quien añadió que, a su juicio, Estados Unidos no tiene más remedio que mantener una presencia militar en Irak «en un futuro previsible», porque de lo contrario corre el riesgo de sumir al país en el caos.
Sánchez afirmó que la situación insostenible en el país árabe se debe a la «negligencia e incompetencia» del Consejo de Seguridad Nacional. Señaló que los responsables de planificar la operación militar en Irak sufrieron «una absoluta carencia de valor moral para hacer lo correcto a la hora de hacerlo». En concreto, criticó el idealismo en el que cayeron las autoridades castrenses, en el sentido de que llegaron a creer que iban a ser recibidos «como liberadores» por los iraquíes.
«Crisis de liderazgo»
El ex comandante también repartió culpas entre el Congreso, el Departamento de Estado y los líderes políticos, a quienes responsabilizó por lo que considera una «crisis de liderazgo».
«No hay nada ahora en Washington que pueda darnos la esperanza» de que las cosas van a cambiar, añadió, para concluir indicando que «el Ejército americano se encuentra en un callejón sin salida (...), no tiene más elección que continuar con sus esfuerzos en Irak».
No es la primera vez que un ex líder del Pentágono ofrece una evaluación pesimista de la evolución de la guerra en Irak, pero los comentarios de Sánchez se producen mientras este asunto se ha convertido en una cuestión central de cara a las elecciones de 2008.
Sánchez se jubiló en 2006, tras una investigación sobre el escándalo por los abusos y torturas en la cárcel de Abu Ghraib. Aunque negó haber ordenado esos hechos, el escándalo le privó de una cuarta estrella.
Tropas estadounidenses mataron el viernes a 15 mujeres y niños y a 19 supuestos insurgentes en una operación al norte del país. El mando militar de EEUU informó, además, de la muerte el miércoles de dos soldados en un ataque cerca de Bagdad.
Las investigaciones preliminares que lleva a cabo el Ejército de EEUU sobre la muerte, el 16 de setiembre en Bagdad, de 17 iraquíes a manos de mercenarios de Blackwater apuntan a que éstos no fueron atacados, como ya concluyó un informe presentado por el Gobierno colaboracionista iraquí.
La página web de la CNN informó de que los casquillos encontrados por soldados de EEUU 20 minutos después de los hechos coincidían únicamente con los utilizados por los militares y los mercenarios de las llamadas empresas de seguridad.
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